Desde final del siglo XIX y comienzos del XX los hombres adultos de Canarias, entonces una de las regiones más pobres del país, tenían una estatura comparable a la de las poblaciones más desarrolladas del mundo y, en 1934, su talla media alcanzó los 167,4 centímetros, frente al promedio español de 164,5.
Estos datos corresponden a un proyecto de investigación en antropometría histórica a nivel nacional en el que participan universidades de País Vasco, Zaragoza, Santander, Madrid, Barcelona, Extremadura, Murcia, Andalucía, Castilla La Mancha y La Laguna, en el caso de Canarias, y que se prolongará hasta 2025.
El estudio ha sido financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y, para el caso del archipiélago, se han analizado datos de 6.333 estaturas masculinas que fueron medidas entre 1880 y 1936 con tallas estandarizadas a entre 18 y 20 años, dado que proceden de diferentes alistamientos de mozos llamados a filas.
Los datos corresponden a mozos de La Orotava y Santa Cruz de Tenerife, en Tenerife, Santa Cruz de La Palma y San Bartolomé en Lanzarote, pero el estudio se extenderá a Gran Canaria, La Gomera y El Hierro, precisa en una entrevista con EFE Cándido Román-Cervantes, director de la Cátedra Cajasiete de Economía Social y Cooperativa de la Facultad de Economía, Empresa y Turismo de la Universidad de La Laguna.
Al respecto, Cándido Román-Cervantes detalla que se trata de estudiar la estatura adulta masculina al comienzo de la transición nutricional, esto es, el periodo que abarca desde el último tercio del siglo XIX hasta el primero del XX, cuando tras la Revolución Industrial se cambian los hábitos de consumo en las sociedades occidentales.
Entonces la llegada de la tecnología de conservación y refrigeración de alimentos, junto a un transporte más fluido, posibilitó el acceso a una alimentación más rica y variada y la talla es un buen indicador de la renta y la riqueza, de la salud y el desarrollo cognitivo.
El investigador precisa que el estudio se ha basado en la estatura masculina al no haber fuentes disponibles respecto a la femenina, y para el trabajo se ha analizado además en qué medida las situaciones de estrés nutricional afectaron al crecimiento de la talla entre 1860 y 1930.
Diversos estudios con datos de alturas masculinas a comienzos del siglo XX han mostrado que Canarias, por entonces una de las regiones más pobres, albergó tallas más altas que las del promedio español, y la estatura promedio de los reclutas de 18-20 años entre 1858 y 1915-29 mostró que la altura registrada por isleños era la más alta de España, en torno a 165 centímetros, cuando el promedio español se situaba entre 161 y 163.
Anteriormente, entre 1883 y 1886, la talla promedio de los soldados canarios —estimada en 165,6 centímetros- figuraba entre las más altas de España, tras Guipúzcoa y Vizcaya, y 2 centímetros por encima del promedio español.
Para el final del periodo analizado (1926-1934), la talla media de los hombres canarios se había incrementado varios centímetros y alcanzó los 167,4 cm frente al promedio español de 164,5.
Los resultados señalan que las tallas altas eran la norma a finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, y la prima de altura de los canarios frente al promedio español se mantiene a lo largo del siglo XX y es compartida por vascos y catalanes.
Las diferencias con el promedio español se constatan en la década de 1860 y se mantienen constantes en el tiempo y, pese a los altibajos, los progresos en las estaturas insulares son significativos y muestran un incremento promedio de 2,4 cm entre las cohortes de 1860 y 1915, aunque fue en 1881-1885 cuando se registró la mayor diferencia, con un incremento en 3,9 centímetros en favor de los canarios.
Pese a la ventaja de la estatura canaria, los datos sugieren diferencias entre las poblaciones de las islas, y así San Bartolomé -la población más oriental de las islas- se distancia del resto al presentar tallas algo más bajas y de forma significativa en las cohortes del decenio 1866-1875.
A finales de la década de 1860 las diferencias de estatura entre la población rural de Lanzarote y la urbana de Tenerife son de 4,3 centímetros. Para todo el periodo, San Bartolomé registra una altura promedio de 165,7 cm.
En cambio, son más altos los promedios de talla de las poblaciones occidentales: 166,2 cm en La Orotava; 167,9 cm en Santa Cruz de Tenerife y 167,4 cm en Santa Cruz de La Palma.
Destaca la caída de la talla que se registra a finales de la década de 1860 y comienzos de 1870, que es de mayor dimensión en las poblaciones rurales y, tras la crisis de la cochinilla y los cereales en la década de 1880, un nuevo ciclo agrario cobró fuerza por la difusión de nuevos cultivos sustitutivos, lo que propició que se recuperase la estatura media y se incrementase en 1,8 cm, de manera que la talla media de las cohortes nacidas entre 1886-1890 y 1911-1915 pasó de 166,5 a 168,3 cm.
“Lo interesante para Canarias es que los mozos desde final del XIX hasta principios del XX tienen tallas equiparables a las poblaciones más desarrolladas del planeta, como Canadá, Holanda y País Vasco, y un elemento clave es que en las islas no había leche de vaca, pero sí de cabra”, expone Cándido Román-Cervantes.
La gran incógnita a la que los investigadores tratan de dar respuesta con este proyecto es cómo fue posible alcanzar estas tallas en una región empobrecida, con una tasa de alfabetización bajísima y un gran porcentaje de emigración.
Y la hipótesis que se baraja descansa sobre el factor medioambiental: el clima benigno, la exposición permanente a la luz solar, una alimentación diversificada que permitía en distancias relativamente cortas acceder a productos del mar, hortofrutícolas y por ende, el gofio.
Como contraposición, en poblaciones con alimentación basada en el cereal sin otros complementos, como los castellanos, las tallas eran “bajísimas”, y Román-Cervantes puntualiza que probablemente en el aumento de la estatura canaria tenga más importancia la variable medioambiental que la genética, pues a finales del XIX ya hay muy poca aportación aborigen.
No obstante, el investigador subraya que actualmente está tratando los datos de El Hierro y van a ser “bastante sorprendentes”, hasta tal punto de que van a romper la dinámica del resto de las islas al apreciar una talla media en los mozos más baja de la esperada, probablemente debido a la lejanía, la escasez de recursos nutricionales y la endogamia.