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La lucha de las camareras de piso por reducir sus cargas con camas elevables, una medida que se eterniza en Canarias

Hacer la cama, sacar la basura, pasar la mopa, limpiar el baño, cambiar las toallas, fregar el suelo… Son las tareas que las camareras de piso deben realizar en tiempo récord en los establecimientos turísticos. En muchas ocasiones, el mobiliario es antiguo y pesado, lo que se suma a la carga laboral que ya tienen sobre sus cuerpos. Es por ello, que entre todas las luchas que llevan años reivindicando, se encuentra la de reclamar camas elevables en los hoteles, como ya ha aprobado Balears, así como carritos monitorizados. No son las únicas medidas por las que luchan unas trabajadoras que han ido este viernes al Congreso y que narran cómo acuden a sus puestos con un botiquín de pastillas en el bolso para aguantar la jornada, pero sí que pueden suponer un paso hacia el alivio de cargas. 

En Canarias, esa lucha por las camas elevables se está eternizando. Recientemente, el PSOE propuso modificar la Ley del Turismo de las Islas con el fin de que los establecimientos turísticos tengan la obligación de que la totalidad de sus camas sean elevables mecánicamente o electrónicamente, “de tal forma que permita una mejor limpieza del suelo de la habitación o de los establecimientos sobre los cuales se asienta la cama”, recoge la propuesta, que añade excepciones como casas rurales, hoteles emblemáticos entre otros. 

Así mismo, la propuesta incluye un régimen sancionador y un calendario para que los hoteles las incorporen progresivamente aumentando su porcentaje desde 2025 hasta 2029. Los socialistas presentaron las claves de este documento junto a las portavoces de las principales asociaciones de camareras de pisos: Las Kellys y Kellys Unión, que se mostraron de acuerdo en avanzar hacia una de sus reivindicaciones históricas. 

El Gobierno de Canarias, por su parte, ha rechazado tramitarla y, para ello, ha emitido varios informes. En el último, detalla que “la no conformidad a la tramitación de la Proposición de Ley del Grupo Parlamentario Socialista Canario” por “implicar incremento de gasto”. No obstante, son precisamente los establecimientos turísticos quienes copan las subvenciones del Ejecutivo, que tiene una línea de subvenciones para 2024 en la que se recogía precisamente la adquisición de camas elevables, entre otros elementos. Algo que, de momento, se niega a tramitar por Ley. 

Así mismo, el Ejecutivo regional se escuda en que ha encargado un estudio “de las condiciones psicosociales y ergonómicas en el sector hotelero de Canarias” que “ ofrecerá la posibilidad de realizar reformas normativas que superen el propio de la actividad turística y servirá de fundamento técnico para acometer las reformas normativas oportunas”. Y añade que el resultado de ese estudio provocará “la necesaria habilitación de las partidas presupuestarias” para ejecutar las acciones necesarias.  

Desde la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias insisten en ello: este mes se adjudicó el contrato para el estudio de las condiciones psicosociales para identificar factores de riesgo y técnicos especializados visitarán 228 hoteles. Explican que a raíz de ese informe, se implementarán las medidas necesarias, pero tampoco mencionan llevar la obligatoriedad de implementar camas elevables por ley. 

Los diputados socialistas Sebastián Franquis y Gustavo Santana censuraron hace unos días el “uso torticero” que hace el Ejecutivo del reglamento de la Cámara para evitar “que se debata” su propuesta para aliviar el trabajo de las camareras de piso y anunciaron que seguirán trabajando “hasta las últimas consecuencias” por que se considere esta iniciativa. 

Más cargas, dolencias y la lucha por la jubilación anticipada

“Pedimos las camas elevables y carritos monitorizados más que nada por salud”, señala Mónica, portavoz de Kellys Unión Tenerife, que remarca que esto no quiere decir que se olviden otras luchas del colectivo. Esas camas elevables suponen una de las cuestiones que ya ha conseguido por Ley en Balears, y considera que sería un paso más de toda la lucha de las camareras de piso, que siguen reivindicando que se “nos permita jubilarnos a los 58 años”. 

“No es que solo pidamos camas y carros”, incide Mónica, es que supone un paso más en el listado de reivindicaciones hasta lograr que se declare esta profesión “como penosa y peligrosa”. Para conseguir todo ello, considera que las kellys deben estar unidas. 

Marcia es una de las portavoces de la asociación Las Kellys y explica que en muchos hoteles las camas aún son antiguas, con las “patas muy cortitas, que te llegan por debajo de la rodilla”. “Entonces, tienes que agacharte un montón para hacerla y para limpiar por debajo, claro”. Señala que hay hoteles que en lugar de invertir en camas elevables “han puesto unos tablones de tres centímetros de grueso debajo de los colchones”. “Ocurren accidentes, porque son tablas que están en bruto y te rasgas las medidas y te pueden romper la piel”, añade. 

La camarera de piso subraya que a eso se le añade el peso de los colchones. “Se han puesto en algunos hoteles colchones que son por lo menos de unos 15 o 20 centímetros de alto y pesan mucho”, incide. Marcia coincide en que las camas elevables “no son la solución a tanta precariedad” pero que es un “granito de arena”. 

Así mismo, Marcia añade que queda mucho por lo que seguir reivindicando y menciona el tipo de contrataciones que se siguen haciendo, y pone el ejemplo de que, pese a que no existe la temporalidad en Canarias, se siguen ofertando contratos precarios. “Hacen contratos discontinuos, de seis o nueve meses y te paran para que no te quedes fija, cuando ese puesto desde el primer día debería ser un contrato fijo”, resume. 

“La lucha de las kellys es una lucha que sigue muy viva”, insiste Marcia, que lamenta que en los últimos tiempos han acudido representantes del colectivo varias veces al Parlamento de Canarias sin que se constaten resultados positivos. “Lo vivimos con bastante amargura porque hay parlamentarios que se engrandecen hablando de las kellys como una forma de tenernos lástima” y señala que su objetivo no es recibir lástima sino que se ayude al colectivo a conseguir mejoras para su trabajo. 

“Ahora se habla de que van a hacer estudios ergonómicos, y a estas alturas es perder el tiempo”, considera Marcia. “Lo que se necesitan son acciones que a estas alturas las camareras de piso como yo estamos rondando los 60 y nuestro cuerpo no puede más. Entonces hasta que se haga el estudio y se apruebe… pasarán los años y tendremos que jubilarnos con 66 o 67…” Esta portavoz y miembro de Las Kellys de Gran Canaria insiste en que hay mucha ansiedad en el sector y mucha tristeza y que la sobrecarga de trabajo “te lleva a tener problemas de salud mental”, incide.