Los niños saharauis que han pasado el verano en las islas acogidos por familias canarias regresan el próximo domingo a los campamentos de refugiados en Tinduf, en la frontera entre Argelia y Marruecos, después de tres meses de vacaciones lejos de las tórridas temperaturas del desierto. Medio centenar de pequeños, de entre tres y siete años, pasaron ayer la tarde en la Delegación del Gobierno, donde la delegada, dominica Fernández, les despidió oficialmente.
Cada año llegan a Canarias (y a otros puntos de la geografía española) centenares de niños saharauis que pasan el verano con familias españolas que les acogen durante dos meses, en el marco del programa Vacaciones en Paz, de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui. Durante su estancia, los pequeños reciben atención sanitaria y viven diferentes experiencias, en ocasiones tan sencillas como ver el mar o sumergirse por primera vez.
La despedida en la Delegación del Gobierno, a la que también asistieron los padres de acogida, se convirtió en una fiesta que contó con la actuación de un payaso. Además, se entregó a los niños un centenar de gafas de sol para combatir las patologías oculares que se puedan derivar de la vida en el desierto.
Dominica Fernández dirigió unas palabras a los niños que describió como “pequeños en edad, pero grandes en ilusión y voluntad”. Se refirió al sentido solidario de las familias canarias, en una “demostración palpable de que por encima de lengua o cultura, esta ese aprendizaje del lenguaje universal: los sentimientos, un traductor simultáneo que les hace saber a unos (los niños saharauis) y a otros (las familias acogentes), y al instante, el significado de las expresiones y las emociones que se cruzan entre ustedes y que se enlazan formando una cuerda duradera y resistente.