mobbing
Según afirma Rosa Santrich, el acoso moral del que ha sido víctima “durante once meses” por parte el eurodiputado David Hammerstein -elegido en las listas del PSOE en representación de Los Verdes- y de su entorno en España comenzó, en octubre de 2005, a raíz de que “descubrí unos papeles que no debería haber descubierto” relacionados con unas “irregularidades financieras en el manejo del dinero” del Parlamento europeo.
A partir de ese momento, Rosa Santrich relata toda una serie de actitudes fruto de “una campaña de acoso y derribo para forzar” su abandono del puesto de trabajo. Entre otras muchas, “se me relevó de muchas de mis funciones, se me retiraron competencias laborales, se me aisló de mi entorno laboral, se me negó a participar en decisiones que afectaban a mi trabajo, se comenzó a difundir una campaña de rumores sobre mi persona entre mis colegas del Parlamento (...)”, enumera la ex asistente de Hammerstein. Pese a todo esto, Rosa Santrich se mantuvo en su puesto de trabajo.
Fue el 28 de junio cuando llegó el primer despido de la trabajadora. Una decisión que provocó la reacción de muchos de los compañeros de Santrich y, consecuentemente, la intermediación de la Secretaría Política del Grupo Verde /ALE, desde donde se le ofreció una conciliación, la anulación de su despido por escrito y la promesa de protegerla frente a “futuros actos de acoso por parte de Hammerstein”.
Sin embargo, lejos de cumplirse tal compromiso, Rosa Santrich asegura que el mobbing contra su persona continuó hasta que el 30 de agosto la misma Secretaría General le comunicó su “inminente despido” en nombre de Hammerstein. No obstante, “pasaron otros 10 días sin que se hiciera efectivo mi despido”, aunque, eso sí, el acoso “se intensificó” aún más. No fue hasta el 11 de septiembre cuando el europarlamentario entregó la correspondiente carta de despido, explicando que lo hacía para “poner fin” a su “sufrimiento”.
Batalla jurídica
El próximo 12 de diciembre Rosa Santrich y David Hammerstein se volverán a ver las caras en un Juzgado de lo Social de Madrid, donde el europarlamentario tendrá que responder por un supuesto acoso moral y psicológico colectivo, así como por un atentado contra los derechos fundamentales de la empleada. Santrich reclama despido nulo y una indemnización por los once meses de mobbing sufrido.
Pero la lucha judicial de la ex asistente de Hammerstein no acaba aquí. Rosa Santrich ha presentado las pertinentes denuncias ante la Inspección Provincial de Trabajo y Seguridad Social por una “interminable” lista de infracciones laborales e irregularidades respecto a su contrato y situación laboral -“la más grave, el haberme dejado sin asistencia sanitaria en Bélgica durante más de dos años”, explica-.
También se ha dirigido ante la Inspección de Hacienda y el Colegio de Gestores por otras tantas supuestas irregularidades del gestor de Hammerstein en Valencia. Además, ha formalizado contra otras personas del entorno del eurodiputado -Dina Garzón, su empleada en Madrid, y Mara Cabrejas, su compañera sentimental- sendas denuncias ante las instancias pertinentes -la Junta de Andalucía, el Ministerio de Medio Ambiente, entre otras-.
Las presuntas irregularidades financieras descubiertas por la trabajadora también han sido denunciadas ante diversas instancias nacionales e internacionales, “que han pedido la máxima discreción para no obstruir el curso de las investigaciones”, manifiesta Santrich.
En cualquier caso y a la espera de que se resuelva el juicio por la vía de lo Social, Rosa Santrich ya prepara un caso Civil y otro Penal, todo ello con el asesoramiento de la Asociación Española de Víctimas de Mobbing.
Hammerstein resta importancia
Por su parte, David Hammerstein aseguró este miércoles a este periódico que este caso no es más que uno de tantos enfrentamientos que se producen tras un despido “indemnizado”. El eurodiputado restó importancia al juicio y a las acusaciones de Santrich, califiicándolas de infundadas. Según Hammerstein, tanto el mobbing como las restantes acusaciones vertidas contra él por parte de su ex asistenta “no tienen el más mínimo fundamento”, máxime si se tiene en cuenta que comenzaron a raíz de que se le comunicó la no renovación de su contrato.