El acuerdo pesquero entre la Unión Europea y Mauritania, interrumpido desde finales de 2014, ha sido renovado en Nuakchot para los próximos cuatro años, según comunicaron este viernes los negociadores.
El acuerdo nada dice sobre la posibilidad de que los pesqueros descarguen su capturas en el Puerto de La Luz en lugar de en el Nuadibú, como anunció el año pasado el entonces presidente canario Paulino Rivero, y las descargas seguirán haciéndose en puertos mauritanos.
El nuevo texto fue rubricado por los dos negociadores jefes, el consejero del ministro mauritano de Pesca y Economía marítima, Cheij uld Baya, y el director de Asuntos Internacionales en la Dirección General de Pesca de la Comisión Europea, Stephaan Depypere.
El acuerdo, renovado la pasada noche en la capital mauritana, supone una reducción de la contrapartida financiera hasta los 55 millones de euros anuales (frente a los 67 anteriores) y una reducción igualmente del volumen de capturas hasta las 225.000 toneladas anuales (frente a las 300.000 anteriores).
En cuanto al número de barcos que podrán pedir licencia según el nuevo acuerdo (que en el anterior acuerdo bianual eran 65, básicamente españoles), será definido posteriormente.
Una de las mayores reivindicaciones del sector pesquero español, principalmente el gallego, era la vuelta de los cefalopoderos al caladero mauritano, del que habían sido excluidos en el acuerdo que expiró en diciembre, pero los mauritanos se han mostrado inflexibles.
Tampoco han cedido en la cuestión de los marinos locales, que seguirán siendo un 60 % de la tripulación total, un porcentaje que los negociadores no han conseguido reducir.
Las especies que el acuerdo autoriza son los pequeños pelágicos, la gamba, el atún (cuyo precio se duplica hasta los 70 euros la tonelada), la merluza y los llamados “pescados de escama”.
Queda por ver ahora cual será la valoración del acuerdo del sector pesquero español, que consideraba el anterior 2013-2014 como uno de los peores negociados por la UE y muy desventajoso para el sector.
Las negociaciones para este acuerdo han durado casi un año y han mostrado la dureza de las posiciones de Mauritania, que parece haber seguido los pasos de su vecino del norte, Marruecos, y poner condiciones cada vez más leoninas para la extracción de su pesca.