Sanidad aplaza a 2020 la compra del equipo de Medicina Nuclear que comprometió para el Insular en 2017
El Hospital Insular de Gran Canaria seguirá siendo el hermano pobre de la Medicina Nuclear del Archipiélago, el único hospital público de referencia sin un equipo indispensable para el diagnóstico y tratamiento de pacientes con cáncer, el denominado PET-TAC (siglas en inglés de Tomografía por Emisión de Positrones y de Tomografía Axial Computarizada), al menos hasta 2020.
El consejero de Sanidad, José Manuel Baltar, anunció en sede parlamentaria la nueva fecha prevista para la puesta en marcha de una herramienta que demandan desde hace años los profesionales del complejo hospitalario y que el Gobierno de Canarias se comprometió a adquirir en julio de 2017, al admitir una enmienda del PSOE en el marco de la aprobación del mayor crédito extraordinario de la historia de las Islas, una inyección financiera de 340 millones de euros para los servicios esenciales.
Quince meses después de la aprobación de aquel crédito y tras haber manifestado en más de una ocasión que la compra del PET-TAC estaba siendo objeto de valoración en el seno del Servicio Canario de Salud, Baltar ha reconocido que este equipo, que tiene un coste aproximado de 1,4 millones de euros y que realiza las pruebas más efectivas para detectar el cáncer, no estará operativo en esta legislatura.
Al igual que ocurriera con el polémico aumento de derivaciones hacia la clínica privada de la que procede, Hospitales San Roque, o con la decisión de mantener privatizado el servicio de Medicina Nuclear del Hospital Doctor Negrín de Gran Canaria, también en manos de su antigua empresa, el consejero se parapeta en los técnicos. “Las priorizaciones no las marca el consejero, las marcan los técnicos que saben”, manifestó Baltar en el Parlamento de Canarias a propósito de la demora en la adquisición del PET-TAC del Insular.
Mientras tanto, los pacientes del área sur de Gran Canaria que deban someterse a estas pruebas (más de 1.500 cada año) seguirán siendo derivados al Doctor Negrín, el hospital que se quedó hace más de una década con el equipo adquirido por el Servicio Canario de Salud para la provincia de Las Palmas. El servicio de Medicina Nuclear del Negrín es el único asistencial de gestión privada dentro de un hospital público de Canarias. Lo presta desde 2006 la empresa Dimec (Diagnósticos Médicos Especiales), una filial de Hospitales San Roque, el grupo del que fue gerente el actual consejero.
El PET-TAC para el Hospital Insular llegó a ser incluido en la lista de objetivos marcados por la Consejería de Sanidad para destinar los fondos para tratamientos oncológicos procedentes de la Fundación Amancio Ortega, pero fue finalmente borrado. Tampoco parece que la Consejería de Sanidad tenga intención de aplicar una parte del superávit de la comunidad autónoma (más de 200 millones de euros) a la adquisición de este equipamiento, como le ha sugerido el PSOE a través del diputado Iñaki Lavandera, que ha remarcado que es posible si se trata de una inversión financieramente sostenible.
El consejero ha reconocido que había otras prioridades, entre ellas la compra, por un total de nueve millones de euros, de cuatro robots quirúrgicos Da Vinci, uno para cada hospital de referencia de las islas (Insular, Negrin, La Candelaria y HUC). “No podemos cuestionar que uno de nuestros principales problemas es el cáncer de próstata, entre otros, y que la robótica asociada al (sistema) Da Vinci es estrictamente necesaria en cualquier hospital dotado en estos momentos. Esta es la única comunidad autónoma que no tiene ni el primero”, justificó Baltar ante la interpelación de Lavandera, que cuestionó la idoneidad de la tecnología “más cara” del mercado, más lenta que las intervenciones por laparoscopia, “con un limitado beneficio al paciente”, puesto que su principal ventaja es que es más precisa en las intervenciones complicadas, es decir, en un reducido número de casos, y que “no ha solicitado ningún servicio” del complejo hospitalario universitario.
“El motivo es el negocio”
Iñaki Lavandera ha recordado al consejero que el Hospital Insular es el único de gestión pública con acreditación de docencia que no dispone de un PET-TAC y que, además, “solo utiliza recursos (del servicio de Medicina Nuclear) en jornada de mañana”. El diputado socialista ha explicado que la adquisición de este equipo se planteó en el Plan de Renovación Tecnológica proyectado en 2016 por el entonces consejero, Jesús Morera, un plan que se le entregó al equipo de Baltar en enero de 2017 “con la justificación, los criterios, el cronograma y la ficha financiera necesaria para las distintas acciones” y que los profesionales del centro lo han reclamado de forma reiterada, llegando incluso a recoger firmas y entregarlas al Parlamento.
La instalación del PET-TAC en el Insular permitiría, en opinión de Lavandera, “ofrecer la prestación con carácter público, evitando las derivaciones hacia un determinado centro privado”. “Tiene presupuesto, se puede usar el superávit”, ha redundado el diputado, que entiende que el único motivo para negárselo al Insular es “el negocio, el mismo motivo por el que quieren volver a sacar a concurso la privatización del Negrín con un informe más que cuestionable y en tiempo de descuento para que en su despedida de la Consejería pueda brindar por haber salvado el negocio”.
Lavandera aludía así al informe elaborado recientemente por diferentes departamentos del Servicio Canario de Salud para justificar la continuidad de la gestión privada de la Medicina Nuclear en Gran Canaria y volver a sacar a licitación el contrato, que venció en 2015. Este estudio infla los costes globales del servicio público que presta el Hospital de La Candelaria (Tenerife) para demostrar que es más caro que el modelo privado del Negrín. Para ello incluye el importe de un tipo de pruebas (las densitometrías) que en el centro de Gran Canaria se prestan en otro servicio (el de Reumatología).
“Le ruego que por última vez compare el informe que hemos hecho nosotros con la hoja de cálculo sin firma de la que usted presumía sin firma”, respondió Baltar, que hacía referencia con ese comentario a un documento rubricado en 2016 por el entonces gerente del Negrín, José María Sánchez, que recogía una evaluación de las necesidades del servicio y concluía que la reversión de la prestación a manos públicas acarrearía un ahorro anual de 800.000 euros al Servicio Canario de Salud.
“Le pedimos que no vaya en contra del interés general. Si no puede o no quiere, váyase antes de que termine la legislatura, antes de que haga la externalización en el Negrín, y dote de una vez por todas al Insular del PET-TAC”, concluyó Lavandera.