La Unión Europea y el Gobierno de España han garantizado este miércoles a las principales organizaciones multilaterales de África que “siguen comprometidas” con el Sahel y que, pese al nuevo escenario internacional, siguen “con la mirada puesta” en una de las regiones más pobres del planeta y en el foco de inestabilidad que puede suponer si no se atiende.
El Ministerio español de Asuntos Exteriores de España reúne esta semana en Las Palmas de Gran Canaria a los representantes especiales para el Sahel de los diferentes países europeos, de la Unión Africana y de Naciones Unidas, así como a sus interlocutores en organismos como de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO), el G-5 (el grupo constituido por los gobiernos de Burkina Faso, Chad, Mali, Mauritania y Níger) y la denominada Coalición Sahel (formada por los anteriores y más socios).
Sobre esta cita en Casa África, que tendría que haberse celebrado en diciembre, pero que se pospuso por la explosión de contagios de COVID-19 que produjo la variante ómicron, ha planeado desde su apertura la preocupación de los países africanos por las repercusiones que puede tener sobre el Sahel el nuevo escenario internacional que ha abierto la invasión de Ucrania por parte del ejército de Rusia.
Lo ha esbozado con claridad el coordinador especial de la ONU para el Desarrollo del Sahel, Abdoulaye Mar Dieye. La guerra de Ucrania, ha advertido, puede impactar sobre esa franja de África de dos formas: encareciendo sobremanera las importaciones de cereal en países donde ya once millones de personas pasan hambre y haciendo que las prioridades de la ayuda humanitaria se giren hacia el Este de Europa, hacia el drama de los refugiados que huyen de Ucrania.
“España va a continuar con sus compromisos en el Sahel, seguiremos trabajando por la seguridad en la región”, ha señalado la secretaria de Estado de Asuntos Exteriores, Ángeles Moreno. “No se preocupen, nuestra atención va a seguir puesta en el Sahel”, ha remarcado.
Moreno ha recordado que hoy el Sahel forma parte de la política exterior de España a un nivel de prioridad semejante a lo que representa para el país América Latina, por lo que su Gobierno va a seguir trabajando por promover allí la democracia, la libertad, los derechos humanos y el desarrollo, a pesar de la involución que han supuesto los golpes de estado en Mali y Burkina Faso. “Nos gustaría entablar relaciones basadas en la confianza, pero también en la responsabilidad mutua”, ha añadido la secretaria.
En la misma línea se ha expresado la representante especial de la UE para el Sahel, Emanuela del Re, que asegura que los Veintisiete quieren trabajar para que los países del Sahel vean en ellos “un socio que no tiene agenda oculta, que se preocupa por su población”.
Entre otras cosas, ha alertado, porque si la UE no desempeña ese papel, otros actores internacionales lo harán por ella y cubrirán ese hueco, en un momento particularmente delicado por la guerra de Ucrania y sus derivadas económicas y geoestratégicas.
Emanuela Del Re se ha referido en especial a la situación del país más importante la región, Mali. Europa, ha dicho, va a ser “firme” con Bamako para que la situación se reconduzca hacia el orden constitucional, “pero no quiere aislar a Mali, por eso mantiene una puerta abierta al diálogo”.
El comisionado para la Industria de la CEDEAO, Mamadou Traoré, ha abogado por trabajar en la misma línea con Burkina Faso y con Guinea, para que ambos países regresen a estándares democráticos y, ante la situación que está por venir, ha recordado que en el Sahel 21 millones personas necesitan ayuda y la mitad pasa hambre.
Por su parte, el alto representante de la Coalición para el Sahel, Djimé Adoum, ha apoyado que se “deje la puerta abierta al diálogo con Mali y Burkina Faso” y ha abogado por respaldar las gestiones en esa línea que ya hacen la Unión Africana y la CEDEAO.
El secretario general del G-5 Sahel, Yemdaogo Eric Tiaré, se ha felicitado de que la UE siga reconociendo al este grupo de estados “un papel central” en las políticas de seguridad en la zona y de lucha contra el terrorismo, porque “no es el momento de debilitar el G-5, sino de construir sobre lo que ya existe”.
Finalmente, el representante de Naciones Unidas, Abdoulaye Mar Dieye, ha asegurado que entiende que se sancione en Mali a determinadas personas involucradas en el golpe, pero ha advertido del error que supone “cerrar fronteras” y comercio con el país más grande de la región, que supone el 30 % del peso económico del Sahel y cuyo PIB descansa en un 60 % del comercio con el exterior. Aislar a Mali, ha dicho, puede tener consecuencias para los países que le rodean y, de hecho, está golpeando ya a la economía de Senegal, que “ha tenido que pagar un precio enorme”.