Desalojo a la fuerza
Pese a la importancia del Plan General de Ordenación (PGO) y de las modificaciones que se aprobaron este miércoles –que conducen a un nuevo período de exposición pública del documento–, el pleno del Ayuntamiento de La Laguna medio empezó y medio terminó con una intervención vecinal. Y es que los ocho puntos anteriores del orden del día no habían dado mucho de sí, mientras que lo que vino después acabó diluido hasta el punto de que varios turnos de palabra comenzaron haciendo referencia a las escenas acontecidas tras la alocución de una vecina, Alicia Monserrat Méndez, convertida en inesperada protagonista de la jornada.
La intervención de Méndez fue la primera de las cuatro –de tipo vecinal– de este miércoles. Tejinera, afectada por el Plan General, apoyada por 127 firmas, sin papeles para leer, se puso delante del micrófono y empezó a disparar: pidió transparencia, denunció que había puesto alegaciones “en tiempo y forma” que no le habían respondido y le reprochó al alcalde, Fernando Clavijo, que lo que quiere es hacer urbanizaciones “para que vengan los grandes esos”. Hasta ahí la cosa iba más o menos. El problema vino después. Unas cuantas frases más con términos gruesos le costaron que le retirasen la palabra.
“Abreu no salió elegido, se chupó el puesto y ahí está jodiéndonos” fue de lo último que pudo decir. Antes había llamado “traidores” a los concejales del PSOE por pactar con Coalición Canaria (CC) y recriminó a algunos ediles que solo piensen en cobrar y en las dietas, entre otros planteamientos. Clavijo la cortó y pidió un receso. Y se acabó armando. La policía se vio en el mal trago de tener que intervenir, mientras la vecina se negaba a no poder acabar de expresarse. Momentos antes del desalojo, el público empezó a gritar: “¡Que termine!, ¡que termine!”.
Pero lo peor llegaría después. Aunque la interviniente salió por su propia voluntad de la sala, en el vestíbulo los ánimos se caldearon. Llegaron los empujones; y la vecina, en volandas para la calle. La escena sorprendió incluso a alguno de los veteranos de las sesiones plenarias, que reconocían no haber visto algo parecido en mucho tiempo.
A la vuelta del receso, Pablo Reyes, de la Asociación de Vecinos Casco Histórico, y Juan Luis Herrera, de Tres Calles (Tejina), llamaron la atención sobre lo ocurrido. El edil de Sí se Puede (SSP), Juan Miguel Mena, no les fue a la zaga: pidió un informe de lo sucedido fuera del salón de plenos. Fernando Clavijo le contestó al concejal ecosocialista que sus palabras eran una falta de respeto hacia la policía, que solo había hecho su trabajo y seguido las instrucciones que él les había dado.
Por si fuera poco, casi hay un segundo desalojo. Una señora con bastón, de aspecto entrañable, empezó a protestar. Cuando la iban a expulsar, prefirió marcharse por su cuenta. Pero antes de irse, en una de esas habituales anécdotas que siempre dejan los plenos, le soltó al jefe de la Policía Local (que se había acercado más a ayudarla a salir que a echarla): “Muchas gracias y buen servicio”.