Para muy humanos
- Título: Isla de perros (Isle of dogs), 2018
- Dirección: Wes Anderson
- Guión: Wes Anderson (basado en una historia de Roman Coppola, Kunichi Nomura, Jason Schwartzman y Wes Anderson)
- Reparto: Bryan Cranston, Liev Schreiber, Edward Norton, Scarlett Johansson, Greta Gerwig, Bill Murray, Jeff Goldblum (voces)
Wes Anderson jamás decepciona. Es lo primero que debemos decir, sin dar rodeo alguno. Hablamos de un director con una visión tan auténtica, propia y original que cualquiera de sus proyectos siempre será infinitamente bienvenido. Más aún cuando decide volver a apostar por este estilo tan peculiar de animación como canal para expresar su historia. Su resultado es de matrícula.
Con un guión inocente que deja entrever el maravilloso trabajo habido detrás, Isla de perros es una preciosa, emotiva y simpática historia acerca de la consideración de los canes como muchísimo más que meros animales de compañía. Algo que parece obvio y que debería ser fácil conseguir trasmitir sin esfuerzo pero que sigue siendo meritorio a la hora de contagiar al espectador, de introducirlo en su universo. Es quedar a merced de lo que el director quiera y necesite de nosotros. Incluso más que con su anterior trabajo de animación, El fantástico Sr. Fox, también sobresaliente y de comparación inevitable, que, sin embargo, buscaba más la comedia que la empatía. Isla de perros va muchísimo más lejos, dando personalidad a cada uno de los protagonistas caninos muy por encima de los humanos. Se agradece el cambio de perspectiva sin caer en el infantilismo.
El humor de Anderson no se oculta para nada en esta cinta, llegando a ser impactante en esas escenas que separan este filme de una película de animación e infantil al uso. Que las hay, aunque introducidas de una manera tan natural, que representan a la perfección lo que significan realmente: momentos que son han sido parte de nuestro mundo, de nuestra propia historia.
Isla de perros consigue que nos emocionemos, que riamos, que saquemos nuestro lado más humano, pues no hay nada más compasivo que el comportamiento de muchos animales. Una pena que actualmente la ecuación también resulte a la inversa. De eso nos habla la cinta: de la sistematización e infravaloración por parte de los hombres de unos animales que muchas veces tienen una motivación y una personalidad más digna, de sobra, que la humana.
No es que todos los aspectos de Isla de perros estén cuidados, eso es obvio. Es que hablamos de una película tan diferente que crea un universo de la nada, con una estética única, unos personajes icónicos y hasta los elementos menos interesantes de la producción, a priori, están pensando con una determinada intención, ya sea estética o narrativa.
Si queremos encontrarle algún defecto, quizá se pueda llegar a hacer repetitivo el uso del flashback en la sucesión de la historia; o quizá se pueda echar en cara tanto viaje emocional de la risa a la empatía más emotiva. Personalmente, preferimos catalogar estos elementos que puedan chirriar a los no introducidos en el cine de Wes Anderson como iconografía de su director, que es la verdad al fin y al cabo, y así disfrutar de una experiencia cinematográfica completamente diferente al resto de opciones actuales.
Es la mejor definición que podemos otorgarle al trabajo de este realizador, que ha levantado un proyecto auténtico en su totalidad y que vuelve a elevar el cine a donde pertenece cada vez que estrena largometraje. Algo por lo que debemos estar agradecidos los que disfrutamos de este arte y que necesitamos actualmente con mucha más frecuencia de la que pueda parecer.
Isla de perros va a ser sin duda una de las películas del año por ser lo que es, por estar hecha de esa manera y, sobre todo, por el cerebro creador de este maravilloso universo que es absolutamente todo el cine de Wes Anderson.
Disfrútenla.
