El periodista Juan Miguel Baquero presentó en la tarde del jueves, en la sede lagunera del Instituto de Estudios Canarios (isla de Tenerife), su último libro: El país de la desmemoria. Del genocidio franquista al silencio interminable, que cuenta con el prólogo del exjuez Baltasar Garzón. El acto contó con la participación del autor Aarón León Álvarez, que participó en el diálogo, y el relato de uno de los protagonistas del libro, Alejandro Torrealba Crepiemx.
El periodista Baquero, que es colaborador habitual en eldiario.es y que ya ha escrito dos libros previos: Que fuera mi tierra -galardonado con el premio Chaves Nogales al mejor libro periodístico de 2016- y Las huellas en la tierra, aseguró no haber llegado a los temas de la memoria histórica por casualidad pues “el terror franquista ha dejado huellas en su propia familia”.
La finalidad de El país de la desmemoria es, precisamente, contribuir a acabar con ese “olvido impuesto” a la sociedad española y saldar la “deuda con el pasado” que sigue manteniendo esta democracia. A diferencia de otras, esta aún no ha reparado el dolor de las víctimas de la dictadura y sigue sin tener un “relato común y oficial” en relación con el franquismo.
Torrealba narró de primera mano la terrorífica experiencia que vivió, cuando tan solo tenía 10 años, durante el éxodo que tuvo lugar en febrero de 1937 a lo largo de la carretera Málaga-Almería, conocido popularmente como La Desbandá. En ese intento por huir hacia la ciudad que aún estaba bajo el control republicano, miles de civiles fueron bombardeados por mar y aire por el ejército sublevado, que contaba con el apoyo de Hitler y Mussolini.
Durante su intervención, el autor afirmó tener una teoría: “En los últimos años se ha avanzado bastante en materia de memoria histórica, pero siempre ha sido de abajo arriba. Han sido las familias de las víctimas las que no han parado de luchar, no los partidos políticos. Ellos se sumaron después”.
Por eso mismo, Baquero cree que son ellas -las familias- las que algún día conseguirán, en palabras del autor, “abrir las cunetas y cerrar las heridas”. Porque, según dijo, esa voluntad esta movida por un “sentimiento imparable”.
Torrealba, a modo de conclusión y con la sabiduría que le dan los años, quiso hacer un recordatorio a todos los allí presentes: “No olviden recordar para no repetir”.