El pleno extraordinario del Ayuntamiento de La Orotava, en Tenerife, celebrado este martes ha aprobado por unanimidad suspender las fiestas patronales de este año, ante la situación de emergencia sanitaria y estado de alarma declarado por el Gobierno de España.
Además, se suspenden todos los eventos culturales, lúdicos y deportivos, y todos aquellos actos que supongan cualquier tipo de aglomeración incluidas las ferias, hasta octubre, según ha informado el Consistorio en un comunicado. Esta decisión de la suspensión de las fiestas patronales, que ha tomado por acuerdo plenario el Ayuntamiento de La Orotava, ha contado con la opinión favorable de la Comisión Mixta de las Fiestas.
Es la segunda vez en la historia que se suspenden las fiestas en el municipio, la primera fue en 1891, también por una pandemia universal, que en ese caso fue la viruela.
El alcalde de La Orotava, Francisco Linares, ha lamentado que se tengan que tomar estas medidas, pero ante la actual situación sanitaria “es obligatorio evitar este tipo de eventos o cualquier acto que invite a la aglomeración, y es necesario primar en acciones que garanticen la salud de todos los ciudadanos”.
Linares ha subrayado que “es responsabilidad de todos evitar males mayores” y contribuir para cumplir todas las medidas y normativas relacionadas con la COVID-19.
No obstante, el alcalde ha informado de que aunque no se celebren los principales actos en las calles de la Villa como es tradición, los orotavenses vivirán en sus corazones sus “tradicionales y singulares fiestas”, y se organizarán actividades para vivirlas desde los hogares, las cuales que se anunciarán próximamente.
Las fiestas de la Villa han cobrado gran protagonismo en el tiempo y se han convertido en un reclamo turístico nacional e internacional, además de estar arraigadas al pueblo de La Orotava y tener un gran valor para los orotavenses y todos los que han participado de una forma u otra a lo largo de la historia.
Las fiestas, vinculadas al arte efímero de las alfombras, nacieron entre los años 1844 y 1847 de la mano de la familia Monteverde para dar mayor devoción a la celebración de las fiestas que se celebraban en honor al Corpus Christi.
A partir de ese momento surgió el arte de cubrir de flores las calles empedradas del casco antiguo para el paso de la procesión del Santísimo, y desde aquella fecha hasta la actualidad se han celebrado de forma continua, excepto un año en 1891, por motivo de la viruela.
El historiador José Maza publicó un escrito haciendo referencia a esta pandemia universal y recoge que a diferencia de otros pueblos, La Orotava adoptó medidas urgentes, desde que se detectaron los primeros casos en la isla, y aunque las fiestas de las alfombras y la romería se suspendieron, sí se mantuvieron los actos religiosos.