Airám, trasplantado renal número 3.000 en el HUC: “Me han cambiado la vida”

Efe

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Airám Díaz, receptor del trasplante renal número 3.000 de Canarias, ha contado que se quedó blanco cuando le dijeron que le había tocado “la lotería”: “Me han cambiado la vida. No esperaba estar aquí. Estoy como nuevo. De hecho, la semana pasada planté un saco y medio de papas”, ha celebrado.

Así lo ha contado este miércoles en rueda de prensa, acompañado por el consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Blas Trujillo, los jefes de Nefrología y Urología del Hospital Universitario de Canarias (HUC), Armando Torres y Tomás Concepción, y la gerente accidental del complejo, Sagrario Bustabad.

Todos los presentes han elogiado la solidaridad y la generosidad de los donantes, sin quienes la actividad sería imposible, especialmente el propio Airám Díaz, de 33 años, operado el pasado 26 de noviembre: “La donación ha salvado muchas vidas”.

Díaz ha contado que se quedó blanco, tras una semana sin diálisis y dos semanas después de que le colocaran el catéter, y tras una llamada del propio Hospital el día anterior. El HUC alcanzó así los 3.000 trasplantes renales desde que realizara el primero de tipo renal el 12 de febrero de 1981, el primero en el archipiélago, a una paciente de 47 años con una insuficiencia renal crónica en tratamiento de hemodiálisis.

El año pasado finalizó con 3.013 operaciones, y en lo que se lleva de 2021, el centro hospitalario ya va por 3.030.

El Programa Regional de Trasplante Renal en Canarias se inició hace 40 años, y pronto adquirió cobertura regional trasplantando a enfermos renales en diálisis de todas las islas, hasta alcanzar prestigio nacional e internacional, dados sus “magníficos resultados”, según el propio centro.

Los equipos renales de los cuatro grandes hospitales canarios decidieron incluir en una única lista de espera a los enfermos renales en diálisis de todas las islas tras el éxito de los primeros trasplantes.

Los hospitales de El Pino, Insular y La Candelaria comienzan así a extraer riñones y a enviarlos al entonces Hospital General y Clínico de Tenerife.

El jefe del servicio de Nefrología del HUC, Armando Torres, ha repasado algunos hitos de esta etapa de 40 años de la que ha sido “testigo presencial”, como el cambio trascendental durante la década de los ochenta en los inmunosupresores, que aún se usan, y que redujeron la tasa de rechazo agudo de un 50 o 60% al actual 10 o 12%; un cambio “importante” que permitió otros trasplantes, como el hepático, y al que siguió la incorporación progresiva de nuevas modalidades de trasplantes de donantes fallecidos, o los trasplantes simultáneos de riñón y páncreas, así como donaciones entre parejas o parientes, o el trasplante de grupos sanguíneos incompatibles.

Por otro lado, Torres ha subrayado que la materia debe afrontar otro cambio de paradigma, como el hecho de que el 50% de los donantes y de los receptores sean mayores de 60 años, lo que implica a su vez una técnica quirúrgica más depurada, entre otros aspectos, pues son pacientes más frágiles.

Además, ha calificado como necesaria la investigación para poder definir perfiles de paciente mediante bases de datos y actuar de manera más individualizada, y también en torno a nuevos biomarcadores para evitar daños en la inmunosupresión.

“La actividad investigadora debe ser inherente a la propia actividad del centro porque es un continuo entre una cosa y otra”, ha recalcado Torres.

El jefe del servicio de Urología del Hospital Universitario de Canarias, Tomás Concepción, ha insistido en la importancia de esa medicina personalizada, sobre todo por la fragilidad de los donantes y la complejidad de los receptores, en ambos casos denominados “pacientes frágiles”.

Pero en estos 40 años, ha continuado Concepción, la cirugía se ha desarrollado enormemente hasta el punto de que en los próximos meses prevén incorporar la cirugía robótica a los trasplantes, otro cambio “radical” que aumentará la precisión del proceso, entre otras cosas.

Unas operaciones que se realizan fuera de los horarios quirúrgicos habituales y que requiere de “un gran sacrificio” por parte de todos los profesionales que intervienen en la cirugía, el principio de lo que será la nueva vida del paciente, algo “realmente complejo”.

“Estos 3.000 trasplantes son un hito si miramos atrás, cuando comenzaron los pioneros del trasplante en unas condiciones que parecerían ahora increíbles”, ha subrayado el urólogo.

El consejero de Sanidad del Gobierno de Canarias, Blas Trujillo, ha recordado que el conjunto de trasplantes en toda Canarias se incrementó en 2020 un 7 % en relación al 2019, siendo un “año pandémico” y de muchas dificultades, lo que a su juicio demuestra el éxito y esfuerzo “extraordinarios” y una generosidad ciudadana igualmente extraordinaria.

A diciembre de 2019 existían en Canarias 3.375 pacientes en tratamiento renal sustitutivo, según el Registro de Enfermos Renales del Servicio Canario de la Salud (TRASCAN), 1.569 de los cuales (un 46,5%, casi la mitad) tienen un trasplante renal funcionante, de los que 998 lo recibieron en el HUC.

La incidencia de pacientes en tratamiento renal sustitutivo durante el 2019 fue de 180.8 pacientes por millón de población, de los que el 32,9% sufría nefropatía diabética.

Se han realizado así desde 1981 un total de 3.030 trasplantes renales en el HUC, de los cuales 118 han sido trasplantes renopancreáticos y 110 trasplantes renales de donante vivo, así como 573 trasplantes de fallecidos en el Hospital Insular de Gran Canaria, derivado del programa de trasplantes renales de este hospital durante el 2007.

A pesar de la pandemia de COVID-19, se trasplantaron en el HUC durante el 2020 a 76 pacientes, de los cuales tres fueron trasplantes de donante vivo y otros tres renopáncreas.

El HUC inició asimismo en mayo del 2002 el Programa del Trasplante Renopancreático, dada la elevada incidencia en Canarias de la diabetes y de sus complicaciones, y hasta ahora se han realizado 118 trasplantes de este tipo.

Armando Torres, pese a todo, ha hecho hincapié también en la importancia de la atención primaria para prevenir enfermedades renales, como la nefropatía derivada de la diabetes, una enfermedad que por su incidencia mundial es una “pandemia silenciosa” y en la que Canarias presenta datos por encima de la media de España.