CCOO acusa a la presidenta del Cabildo de Tenerife de permitir al tranvía que incumpla las exigencias de Inspección de Trabajo

Tranvía de Tenerife.

Álvaro Morales

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La Inspección de Trabajo pidió hace días, mediante una nueva diligencia, a la empresa Metropolitano de Tenerife que ponga solución de forma “inmediata” a la exposición de los trabajadores del tranvía tinerfeño al polvo de sílice, sustancia cancerígena que supone un grave riesgo para la salud. Sin embargo, la compañía “sigue sin tomar ninguna medida” y, según denuncia Jonay Acosta (integrante del comité por parte de CCOO), lo hace porque “tiene carta blanca de la presidenta del Cabildo tinerfeño, Rosa Dávila, para hacer lo que les venga en gana y recurrir las posibles sanciones derivadas. De hecho, ya han recurrido la primera sanción que les impusieron”.

El representante sindical critica que la empresa “no esté cumpliendo con la última diligencia” pese a su “dureza”. Acosta y si sindicato recalcan que los riesgos para la salud no solo los sufren los empleados del tranvía, sino el personal de limpieza y jardinería, toda vez que se supera claramente el límite ambiental de exposición diaria (VLA-ED).

Esta central recuerda que, en su última resolución, Inspección de Trabajo considera que las medidas de seguridad adoptadas por el servicio de prevención externo contratado por la compañía (Prevención Quirón) carecen de rigor y censura que se ponga en duda el informe del Instituto Nacional de Silicosis (INS).

Los sindicatos resaltan que los tranvías utilizan un total de entre 100 y 150 toneladas al año de esta arena en operaciones habituales y que se ha demostrado que el 30,6% se transforma en polvo de sílice en fracción respirable, “algo que la empresa ha negado en todo momento”.

Inspección de Trabajo pide una reevaluación posterior de los riesgos en estos puestos, medidas preventivas urgentes parta los trabajadores de jardinería (empresa Eulen) y de limpieza (Lirecan), “especialmente el empleo de filtros HEPA en la cabina del camión”. Además, advierte del mayor riesgo en los túneles por los que pasan los tranvías, lo que obliga a proteger también a los empleados de mantenimiento y operaciones en estos espacios, “a los que hasta ahora se envía sin protección”. Asimismo, insta a señalizar los túneles “como lugares con presencia de sustancias cancerígenas” e impone “el cambio de los filtros de cabina de los tranvías a HEPA y el cierre de ventanas, dado el posible riesgo de exposición de los conductores al polvo de sílice, así como formación obligatoria para todos los trabajadores de Operación y Comercial y la adopción de todas las medidas preventivas (necesrias), incluidas el lavado de ropa y los diez minutos de aseo antes del descanso y de abandonar el trabajo”.

El Gobierno insular opta por no pronunciarse respecto al tranvía, el polvo de sílice y las peticiones de Inspección de Trabajo.

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