El gestor cultural del Auditorio Teobaldo Power de 2007 a 2022 vincula su cierre a la DANA y a carecer siempre de plan de seguridad

Fachada del Auditorio Teobaldo Power, en La Orotava

Álvaro Morales

14 de noviembre de 2024 18:07 h

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“Krystian Zimerman, Alfredo Kraus, Plácido Domingo, Montserrat Caballé, Ainhoa Arteta, Dulce Pontes, Michel Camilo, Luis Eduardo Aute, Luz Casal, Ana Belén, Víctor Manuel, Jorge Drexler…”. Y la Orquesta Sinfónica de Tenerife, “otras de Europa y América”, y Arístides Moreno, y múltiples murgas, colegios, gente del teatro, bandas y grupos de música de todo tipo, monólogos, el prestigioso festival de cortos, actos variopintos tendentes al infinito (incluso políticos o reivindicativos), numerosas grabaciones discográficas por “sus excelentes condiciones acústicas” y “Cine Orotava o de Arriba” de 1957 a 1989, cuando lo adquirió el Ayuntamiento villero, el municipio de más población del Norte de Tenerife y el de mayor extensión de toda la Isla. 

Los entrecomillados pertenecen al último párrafo de la nota de prensa del Consistorio orotavense del pasado miércoles con la que se anunciaba una reforma del Auditorio Teobaldo Power esperada y cacareada desde hace décadas y que, sin embargo, ha cogido por sorpresa a muchos y despertado suspicacias en otros. Las partes no entrecomilladas, sencillamente, las aporta este periódico para reflejar la relevancia y el uso constante y profundamente diversificado de una célebre sala convertida durante décadas en referente del celuloide junto al malogrado teatro Atlante  (destruido por el gobierno local de CC dos días después de las elecciones de 2003) y, desde 1989, corazón de la actividad sociocultural y de más índole de una de las localidades más importantes de Tenerife, con unos 42.500 habitantes.

Entre los “suspicaces” destaca, por ejemplo, su máximo responsable técnico y, por tanto, organizador de cualquier concierto u otro acto de 2007 a 2022, Miguel Ángel Hernández, que en declaraciones a Canarias Ahora resulta taxativo y vincula el “repentino” anuncio por obras que requieren 3 años de clausura a lo ocurrido en Valencia con la trágica DANA del pasado 29 de octubre  pero, sobre todo, a algo que quizás esas estrellas mundiales y sus equipos, así como cualquier otra persona que se haya subido al escenario o sentado en una de sus sillas en sus dos espacios para el público, desconocieron antes de entrar o, lo que sería igual de grave pero al menos desde la conciencia, no le prestaron importancia: el Teobaldo Power nunca ha tenido plan de seguridad. 

Según Hernández, del barrio local de La Perdoma y abogado de formación especializado luego en la gestión cultural, el Consistorio orotavense ha estado incumpliendo, por tanto, la ley durante décadas al desarrollar actos de ese calibre (aunque sea una simple, meritoria y humilde obra teatral de cualquier asociación de mayores). Y él no lo pasó precisamente bien desde que, a partir de 2007, cuando logra el puesto de gestor cultural tras un concurso por concurrencia, va comprobando los riesgos de esa carencia, la responsabilidad que estaba asumiendo y las posibles derivadas de cualquier incendio, riada contundente, desplomes u otras posibles contingencias.

Por qué habla ahora

¿Por qué no lo denunció durante todos esos años públicamente y lo hace ahora? Como le pasaría a mucha gente, aunque otra habría obrado de manera distinta, no recurrió a los medios porque tiene claro que hubiese perdido su puesto, aunque no paró de denunciarlo internamente y comentarlo a “muchos orotavenses o asiduos” del Teobaldo Power. Por supuesto, se lo dijo al anterior alcalde, Isaac Valencia (en el cargo desde 1983 a 2013, aunque fue edil de Urbanismo de 1979 a 1983), y al actual, Francisco Linares (desde 2013 y diputado regional en esta legislatura). También a numerosos concejales, a prácticamente todo el ayuntamiento y a artistas o sus equipos que, según remarca, “no se lo podían creer, como me pasó con el representante de Antonio Orozco. Me llamó de Barcelona porque tocaban en Las Palmas y querían hacerlo en La Orotava, pero se enfadó a fondo cuando preguntó por el plan de seguridad y le dije que no había, si bien al final no actuó porque murió una familiar de Orozco”. 

Pero no sólo les advirtió de esta situación de palabra. Porque llevaba mucho tiempo más que temeroso de los riesgos y de la responsabilidad que asumía (por mucho que su salario no llegara a 800 euros de 2007 a 2015, y no superó los 1.400 desde entonces, “pese a que hacía horas y horas, no tuve a ningún técnico más conmigo en Cultura, salvo a algún becario unos meses, cuando otros muchos municipios cuentan con varios y hasta tenía la llave del ayuntamiento para entrar los fines de semana), intentó curarse en salud (para algo estudió Derecho en la Universidad de Granada) y presentó un escueto (de un folio) pero contundente informe en el ayuntamiento el 25 de octubre de 2017 en el que no solo advertía de la falta de plan de seguridad para el Teobaldo Power, sino para el resto de instalaciones usadas para la actividad cultural villera, de la que tanto ha alardeado siempre (en muchos casos, con razón) el gobierno de ATI-CC, en el poder con mayoría absoluta desde 1987, tras el pacto con la izquierda (PSOE y UPC) del 79 al 83 como AIO o sólo con el PSOE del 83 al 87.

Ese texto dice lo siguiente: “A día de la fecha, el Auditorio Teobaldo Power, así como el resto de instalaciones municipales donde se programa la actividad cultural, carecen de planes de evacuación y emergencias, con el consiguiente riesgo para las personas en caso de accidente o cualquier otro suceso que se pudiera producir. Por eso, se solicita a esa Alcaldía que, a la mayor brevedad posible, se redacten los planes oportunos de seguridad y evacuación para poder continuar con la programación cultural sin incidencia, tal y como establece la Ley 7/2011 de Actividades Clasificadas y Espectáculos Públicas y otras medidas administrativas complementarias, así como el resto de legislación al respecto”.

Sin embargo, la programación cultural ha continuado desde entonces cuando, según remarca Hernández, “ya en 2013, justo el día siguiente a que Saida Prieto se quemara con su traje en la gala de la Reina de Carnaval de Santa Cruz de Tenerife, el alcalde y el entonces secretario municipal, Juan Carlos De Tomás Martín, tenían firmado el decreto para cerrar el Auditorio. Sin embargo, fue la mañana de los cuchillos largos en el ayuntamiento: Linares se encaprichó y se negó a que se cerrara para no parar la actividad cultural. Hubo una guerra bestial, pues siempre ha habido bandos; Isaac Valencia se fue a comer al Sabor Canario, pero le dio un infarto y ahí acaba su carrera de alcalde, ocupando el puesto Linares (entonces edil de Cultura y Educación)”. A su juicio, esa ha seguido siendo la prioridad del gobierno local desde el cambio en la Alcaldía y todo se ha precipitado por las dramáticas imágenes y consecuencias de la DANA en Valencia. 

Asimismo, recalca que, más allá de su advertencia por escrito en 2017, la respuesta de Linares y del resto de concejales del gobierno siempre ha sido la misma cada vez que ha recordado estos riesgos con el Teobaldo Power, con el cine de La Perdoma (“que pese a una reciente reforma de 100.000 euros, también carece de plan de seguridad) o con el resto de instalaciones que se usan para actividades y hasta para las célebres Fiestas Patronales de San Isidro y Santa María de la Cabeza. Según señala, ”siempre me decía que yo no sería el responsable, sino él, como alcalde, pero lo que escribía en los documentos “esta coletilla: no tengo ningún inconveniente en que se celebre este evento, pero eso no es ninguna autorización expresa y, de haber pasado algo, no creo que la Policía me dijera tranquilo, que vamos arriba, a la Alcaldía, pues el estatuto del trabajador público obliga a denunciar cualquier irregularidad, y eso se lo dije a la secretaria municipal y pasó de mí. Esa coletilla ya la usaba mucho Juan Dóniz (ex edil de Hacienda), muy bien asesorado. Es un término jurídico indeterminado que te deja en un limbo y, claro, ni Linares ni Dóniz son tontos”.

En este sentido, resume su tensión de años en lo siguiente: “Por el Madrid Arena nunca pagó en los tribunales la exalcaldesa Ana Botella”, recuerda. “En el Teobaldo, el máximo responsable era yo, y hay que ver todas las discotecas que están cerrando por carecer de planes de seguridad. A mí me hubiera tocado algo, no me hubiese ido de rositas, soy jurista y sé de esto. Además, llevaba solo toda la parte técnica cultural de La Orotava, en los barrios, en los centros cívicos, haciendo de conserje y hasta vendiendo entradas en el Teobaldo… Y eso en la localidad con más extensión de Tenerife cuando, por ejemplo, solo en el Teatro Real de Madrid trabajan 1.200 personas”. “San Juan de la Rambla –esgrime- tiene 3 técnicos de Cultura (con unos 5.000 habitantes); Santa Úrsula, 4; Los Silos, 2; Candelaria, 4, Puerto de la Cruz, 4; Los Realejos, 3…”. 

Posible contradicción: conciertos para 2025 anunciados a “bombo y platillo” 

¿Por qué lo denuncia públicamente ahora? “Porque ya no tengo nada que perder, ahora me convierto en un Quijote, pero todo lo dije a la gente en La Orotava y tampoco era cuestión de salir con un megáfono como César Manrique, Además, lo hago ahora porque creo que todo se ha acelerado desde que ocurre la DANA en Valencia porque conviene recordar, por ejemplo, para 2025 estaba programado a bombo y platillo en el Teobaldo Power los cuatro musicales de Quique Ojeda y un concierto de Marwan en abril de ese año. No tiene lógica ninguna, por tanto, anunciar de repente un cierre de tres años cuando tienes abierta la venta de entradas para estos conciertos. Desde la DANA, y por conciencia, colgué en mi Facebook un paralelismo entre lo ocurrido en Valencia y en EEUU con el huracán Milton, que originó 27 muertes, una tragedia, pero se avisó a la gente. Fue el momento en el que decidí no encubrir más la situación del Teobaldo todos estos años. Si se programan cosas para 2025, o se es un inepto porque, encima, se ponen a la venta entradas cuando se sabe que se va a cerrar ese recinto, o no se conocía y este anuncio surge por lo ocurrido en Valencia”.

Hernández tiene claro que la reforma la va a redactar Fernando Menis y calcula que se necesitan unos 10 millones de euros, si bien da por hecho que se requerirá mucho más de tres años para desarrollarla. De hecho, dice que, hace años, ya le enseñó a fondo la sala al célebre arquitecto tinerfeño, hermano del que fuera presidente regional y del Cabildo de Tenerife, Adán Martín. Teme que, por las obras y porque, entre otras cosas existe un corcho en las paredes que habrá que eliminar por los riesgos de incendio, el auditorio pierda su gran calidad artística, “que en gran parte es casi milagrosa por un conjunto de coincidencias muy difíciles de que se repitan”. Además, considera que fue precisamente la falta de un plan de seguridad por lo que el sindicato de la Orquesta Sinfónica de Tenerife decidió negarse a actuar en esta sala. “La excusa que daban es que hacía mucho frío, pero creo que el sindicato sabía que no existía ese plan. Es más, un día de hace unos 7 años me llevan como cabeza de turco Parera, el anterior gerente de la Sinfónica, Carmen Kemper y Chago Melián porque querían hace un mixto de música hawaiana, me sientan en El Gomero (célebre y pequeña tasca situada junto al lado de la entrada principal del Teobaldo, aunque poco usada desde hace mucho) porque querían obligarme a decir que no había plan de seguridad para que la Sinfónica se quitase de encima ese concierto”.

También avisa de que, debajo del escenario, en el pozo, hay numerosos puntales de obra para sostenerlo, “cuando ahí se suben murgas a saltar y se puede caer en cualquier momento, espacio que se amplió en 1991 para traer el Festival de Música de Canarias cuando el Teatro Guimerá estaba en obras. Además, encima del escenario se sitúa la concha acústica, planchas grandes de madera pero atadas con sogas, no con cable homologado. Mi hija ha estado encima del escenario y yo he estado sudando”, confiesa. Asimismo, alerta de las humedades y goteras, deja claro que las entradas y salidas son estrechas y tampoco cumplen los requisitos de seguridad, y más en caso de emergencia, al tiempo que critica la presencia de “uralita cancerígena en el techo, desde donde se sostiene el escalonado con una verga e hilos de yeso, pero se puede caer en cualquier momento”. También se pregunta si el Liceo Taoro, posible sustituto del Teobaldo durante los 3 años de la reforma, cuenta con plan de seguridad y recalca que “solo tiene una salida”.  

La relación laboral de Hernández acaba a finales de 2022, tras una baja por depresión de casi un año desde 2021, aunque ha presentado un recurso en el Tribunal de Justicia de Canarias por discrepar respecto a cómo se rompe el vínculo y a los impuestos que debe pagar por la indemnización porque, “en algo que nunca se da, el ayuntamiento declara que mi despido se debe a que yo me quiero ir, algo que nunca pasó porque lo que pedí fue que me reubicaran”. Por otro lado, tuvo que renunciar a exigir unos 500 euros que considera que se correspondían cada mes “porque esa parte ya prescribió”. 

El gobierno orotavense se limita a la nota de prensa del miércoles

Preguntado por Canarias Ahora, el gobierno orotavense optó esta mañana del jueves por no pronunciarse sobre la versión de Hernández y se remite solo a la nota de prensa del miércoles, en la que se anuncia el cierre y la reforma de tres años, aparte de repasarse la historia del Cine Orotava, luego sala Teobaldo Power. A su vez, se indica que las obras (que costeará en un 80% el Cabildo y el resto, el consistorio), permitirán una sala con aforo para mil personas que se convertirá en el Auditorio del Norte de Tenerife, se supone que con plan de seguridad y emergencias. O no…

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