Los datos de reciclado de envases en Tenerife (contenedor amarillo) no son precisamente para presumir, con una media de 5,5 kilos por habitante y año, frente a los nueve de toda Canarias, los 10,3 de Gran Canaria o los 14 en el conjunto de España.
De ahí que la capital tinerfeña tampoco mejora mucho la estadística, pues, si bien esta cifra sube a los 7,8 (superada por Adeje, Puerto de la Cruz, Granadilla, Arona y Arico), la realidad es que se sitúa en casi la mitad de la media nacional. Y en papel cartón (contenedor azul) ocupa el puesto 30 entre las 40 ciudades más pobladas del Estado, con 11,8 kilos por habitante y año, lejos de la media de 16,9 y a una distancia abismal de la mejor situada, Pamplona, con unos envidiables 43,2.
Por todo ello, el partido Sí Se Puede (SSP) en Santa Cruz de Tenerife tacha de “lamentables” y “sonrojantes” los datos de reciclado de residuos urbanos en el municipio, correspondientes a 2017 y divulgados por Ecoembes, organización que aglutina a las empresas del único sistema integrado de gestión de envases.
A la luz de estas estadísticas, el edil de SSP Eligio Hernández Bolaños concluye en una nota de prensa que “la Concejalía de Servicios Públicos ha fracasado rotundamente, lo que repercute de forma grave no solo sobre el medio ambiente, sino que afecta directamente a nuestra economía”.
El asunto será abordado en el pleno del Ayuntamiento previsto para el próximo 28 de septiembre, cuando Hernández formulará una pregunta al Gobierno local de CC y PP para que explique qué medidas concretas pretende llevar a cabo para situar a Santa Cruz al menos en la media estatal, “ante el rotundo fracaso en esta materia”, lo que, a su juicio, además “impide la generación de riqueza y la creación de los puestos de trabajos que pudieran vincularse a este tipo de industria”.
Hasta la patronal industrial Asinca se queja
SSP subraya que el problema de la insuficiente gestión de residuos ha sido denunciado este martes por el presidente de la Asociación Industrial de Canarias (Asinca), Andrés Calvo, quien se queja de que estos bajos índices de reciclado en Canarias “no ayudan a la diversificación de nuestro modelo productivo”.
En declaraciones a la SER, el portavoz de la patronal industrial ironizó con que “terminaremos montando una industria del reciclado cuando ya no sea rentable” pues “estamos desaprovechando el nicho de empleo de los residuos”.
En 2017 se recogieron en el municipio chicharrero 11,8 kilogramos por habitante al año de papel-cartón, mientras que la media de Canarias se sitúa en 12,3. En cuanto a los envases, la capital recogió 7,8 (en la nota de prensa de SSP se alude a 6,2 kilos, dato inicial que llegó a aportar Ecoembes pero luego fue corregido), también muy por debajo de la media canaria, que se situó en 9,5.
Datos mejores en Gran Canaria y su principal ciudad
Ya el Foro Canario contra la Incineración hizo hace unos meses una valoración de los datos de Ecoembes, y llegó a la conclusión de que, con respecto a 2016, en Tenerife se produjo un estancamiento total, mientras que Gran Canaria cerró 2017 con resultados muy positivos, con casi 20 kilos por habitante en municipios como el de Moya y cifras importantes en Telde -12,1-, “por tratarse de una gran ciudad sin presión turística”, frente a Santa Cruz de Tenerife o La Laguna que “lanzaron las campanas al vuelo, en el caso de la capital tinerfeña, por haber alcanzado 7,8 kilogramos, casi cinco puntos por debajo de Telde”.
El citado colectivo ecologista pone el acento además en que en Santa Cruz el porcentaje de rechazo, o sea, de residuos depositados en el contenedor amarillo que no se pueden aprovechar, es del 20,9%; es decir, una quinta parte de lo que los santacruceros pusieron en ese contenedor no iba ahí, según Ecoembes, y por tanto fue a parar al vertedero o celdas del complejo ambiental de Arico.
El índice de rechazo en Tenerife es del 19,4%, mientras que en Gran Canaria desciende hasta el 15,6%, y aún está más bajo, 9,5%, en Las Palmas de Gran Canaria; es decir, muy lejos del dato de Santa Cruz de Tenerife, y aún más del de La Laguna, donde alcanza la friolera del 23,5%, siempre según los datos de Ecoembes referidos a 2017.