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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

En el país de las maravillas

María Australia Navarro, Asier Antona, Fernando Clavijo, Rosa Dávila y José Miguel Ruano después de la firma del pacto entre PP y CC que da vía libre a los presupuestos canarios de 2019. ALEJANDRO RAMOS

Carlos Sosa

Asier Antona, el presidente del Partido Popular de Canarias, se esforzó muchísimo este lunes para justificar el respaldo de su partido a los que serán los últimos presupuestos autonómicos del Gobierno de Fernando Clavijo. Al menos de este Gobierno de Fernando Clavijo. El palmero defendió con tanto ahínco su sintonía con Coalición Canaria que llegó a calificar de “Nacionalista del Partido Popular” a su propio grupo parlamentario, lo que a algunos nos hizo rememorar aquel frustrado intento de su antecesor en el cargo de patentar un partido endémico y muy macaronésico que permitiera a ambas formaciones repartirse para siempre el poder territorial archipiélagico en función de la implantación de cada cual: los nacionalistas el occidente y los populares el oriente. Aquello de la UPN a la canaria no cuajó, pero a la vista de lo que barruntan las encuestas para ambos partidos, nunca se sabe, tú.

El entusiasmo de Antona con las cuentas de 2019 parece bastante prematuro, y por lo tanto anacrónicos los fastos de este lunes presentando el documento preliminar de apoyo. Tampoco se presenta muy rentable desde el punto de vista electoral la fotografía que le cedió el PP a Clavijo y a su Gobierno en un momento en el que los nacionalistas sufren los vaticinios más preocupantes de su historia, aunque en ellos también aparece el partido de la gaviota bastante tocado del ala, dicho sea sin el recochineo de rigor.

La verborrea que adornó la firma de este documento de apoyo preliminar no permitió dejar claras muchas cosas, más allá de que se reduce medio punto lineal el IGIC o que ese impuesto tan nuestro y tan sandunguero no se aplicará nunca más al pan especial, las pastas y los aceites, ni tampoco a la factura eléctrica, sea cual sea el nivel de ingresos del abonado, lo que supondrá un par de euros cada dos meses sobre un consumo medio de 100. No está mal si se consigue.

Como no estaría mal la rebaja que el PP exige en la cuota del IRPF a las familias numerosas o la bajada de medio punto en los primeros tramos de la escala autonómica de ese impuesto.

Pero todo ello está condicionado a varios factores que escapan al control del PP. El primero es la tramitación parlamentaria, con el otro socio del Gobierno, la Agrupación Socialista Gomera, advirtiendo de que no le hace mucho tilín eso de bajar impuestos. Luego, que por parte del Estado se desbloquee el superávit de las cuentas canarias para su incorporación al presupuesto, y lo más determinante, la fama de CC de vacilar a sus socios, o dicho en crudo, de hacer trampas antes o después de la aprobación parlamentaria. Y de eso el PP sabe un rato.

Ya nos enteraremos, cuando se conozca el proyecto definitivo de presupuestos, cómo casa eso de reducir ingresos con invertir más en educación (incluyendo la de 0 a 3 años), en hospitales privados (verbigracia reducción de listas de espera) o en servicios sociales, la matraquilla más repetida en la conferencia de prensa posterior a la solemne firma del acuerdo.

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