El turismo que viene o cómo evitar que Canarias sea un “territorio fallido”

Imagen de archivo de la playa de Amadores, en Gran Canaria

Natalia G. Vargas

Santa Cruz de Tenerife —
9 de noviembre de 2022 11:49 h

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El desplome del sector turístico en Canarias durante la pandemia aceleró el debate sobre un posible cambio de modelo. El turismo es el principal motor económico del Archipiélago. Sin embargo, ahora debe enfrentarse a las “huellas irreversibles” que ha dejado en el territorio y a las preguntas sobre cuánto turismo pueden recibir las islas, con qué objetivo y cuáles son sus límites. Con el propósito de poner sobre la mesa los retos del sector, ocho expertos en economía, turismo y urbanismo han participado este miércoles en el debate El turismo que viene, en la sede del Colegio de Arquitectos de Tenerife.

“¿Para quién es el turismo? El único objetivo debe ser mejorar la calidad de vida de los residentes. Si no, no funcionará”, apuntó el profesor de Geografía Humana de la Universidad de La Laguna Moisés Simancas. El especialista describió el turismo como un “magnífico invento”. A pesar de ello, resaltó la importancia de que sea la población la que decida hacia dónde diversificar la economía. 

La sostenibilidad fue uno de los conceptos más repetidos durante las dos horas que se prolongó la mesa de debate. “El turismo que viene será sostenible o no será. Canarias salió de la pobreza en buena medida gracias al boom turístico, y pasó a ser un receptor neto de población gracias a las bondades del clima, la calidad de vida y el empleo que se creó. Otra cosa son las condiciones de ese empleo. Sin embargo, el turismo ha dejado también algunas huellas irreversibles”, señaló David Padrón, economista y director general de Investigación y Coordinación de Desarrollo Sostenible del Gobierno de Canarias.

En esta línea, la vicepresidenta de la Federación de Empresarios de Hostelería y Turismo de Las Palmas (FEHT), Águeda Borges, insistió en que la responsabilidad para alcanzar un modelo sostenible no solo depende de las empresas, sino también de la sociedad y de las administraciones públicas. “Las empresas no pueden hacerlo solas. Han invertido en formación de las plantillas y en colaboración con grupos de interés para intentar llegar a ese residuo cero, pero cuando reciclas necesitas llevar eso a algún sitio. Por ejemplo, a una finca donde se haga compostaje, pero para eso la administración se debe involucrar”, defiende. 

Asimismo, defiende que, si bien las empresas hoteleras de las Islas están comprometidas con la adquisición de productos de kilómetro cero, la producción local no siempre puede abastecer toda la demanda. Asimismo, la abogada introdujo en el debate el concepto de sostenibilidad económica. “Si no hay sostenibilidad económica, no se puede alcanzar la sostenibilidad ambiental y la urbanística. Cuando no se puede llevar comida a las familias, no se puede hablar de pardelas ni de tortugas”. 

¿Cuántos turistas?

“El turismo en Canarias es insular, y las islas son territorios limitados de recursos ambientales. El suelo es uno de los recursos más difíciles de recuperar”, apuntó la arquitecta Flora Pescador. Para la especialista, el turismo que viene debe mirar al pasado y tomar como referencia, por ejemplo, la apuesta de César Manrique en Lanzarote por mantener la esencia natural de las Islas. “No podemos perder la identidad, la cultura o el paisaje. Es verdad que esto es el paraíso, por eso tenemos que perseguir un turismo suave, con capacidad para disfrutar de lo que todavía somos capaces de ofrecer”, propuso Pescador. 

Inés Ruíz de la Rosa, licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales y experta en tecnología y gestión del agua apunta a un modelo turístico que promueva la economía circular, la digitalización  y que apueste por el talento de Canarias. Asimismo, los expertos coincidieron en la importancia de contar con una buena base de datos que permita enfrentar de manera eficiente el futuro del sector. 

En el debate no tardó en llegar la pregunta sobre cuántos turistas puede recibir la comunidad autónoma. “La capacidad de carga se está confundiendo con la capacidad de aforo”, comenzó el arquitecto y urbanista Juan Palop. “Los territorios no tienen capacidad de carga. Podemos tener todos los turistas que sean, pero sin emisiones de dióxido de carbono y sin generar ni un residuo. Hoy en día no somos capaces de gestionar 14 millones de turistas. Si lo gestionamos sin generar residuos y con energías renovables, habrá esa capacidad de carga. Si no, tendremos que acoger siete millones, dos, o ninguno”. 

“Nos podemos convertir en un vertedero si seguimos desarrollando estos procesos lineales. La naturaleza no genera residuos, el residuo de una parte es el alimento de la otra. Tenemos que renaturalizar la manera con la que pensamos el turismo. O damos este salto, o podemos terminar siendo un territorio fallido”, añadió Palop. 

En cuanto al tipo de turista que recibirá Canarias en los próximos años, el arquitecto y urbanista Luis Falcón subrayó que “se va a difuminar”. “El turista no será solo aquel que busca una experiencia vacacional, sino el que viene durante un mes y un año”. En esta línea, Falcón planteó la “necesidad de implantar el bilingüismo en Canarias”. “Que todo el mundo hable inglés. Así se resolvería el problema del empleo y la vivienda en las Islas”.

Por su parte, Flora Pescador coincidió en la importancia de “diversificar”. “En las islas tendríamos que ir a por la soberanía alimentaria, hídrica y energética”. Además, hizo referencia a los teletrabajadores europeos que se trasladan a las Islas. “Tenemos a empresas trasladando teletrabajadores a Canarias durante períodos más largos. Esto cambia la idea de turismo que manejamos aquí. Vamos a tener algo así como residentes trabajadores”, valoró.

Al final de esta mesa, celebrada con motivo del Día Mundial del Urbanismo y moderada por el periodista Miguel Ángel Daswani, el público pudo intervenir. “Tenemos cementerios de edificaciones abandonadas. No se hace nada con ellos y también son parte de este modelo turístico. Tenemos empleos precarios y una destrucción anual de 4 kilómetros de costa. ¿Quién pierde con este modelo?”, cuestionó uno de los asistentes.

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