Qué ver en Zhouzhuang: una guía del primer pueblo del agua chino
Los pasos de Marco Polo son una fuente inagotable de deseos para los viajeros y viajeras de todo el mundo. Los pasos de este personaje por la Ruta de la Seda y los territorios del Kan Kubilai, el último de los grandes emperadores mongoles allá por el siglo XIII quedaron marcados en su célebre Libro de Las Maravillas, un texto que recoge los relatos y descripciones de su viaje (escritos por un tal maese Rustichello de Pisa) que el propio Polo dicta durante un año de cautiverio en Génova (entre 1298 y 1299). China es una de las grandes protagonistas de esos relatos en los que el propio viajero admite contar ni la mitad de lo que ha visto. Las ciudades del agua, como Zhouzhuang, sorprenden al viajero por su belleza y por los canales que van y vienen comunicando las diferentes partes. También habla de los puentes, muchos más de los que había en su añorada Venecia por aquellos tiempos. Y no es raro que ésta y otras poblaciones de los ‘pueblos del agua’ (como Hangzhou, en la que el veneciano residió un largo tiempo y a la que apodó la ciudad más hermosa del mundo –aunque desgraciadamente quede poco de aquel esplendor-) le recuerden al hogar aunque poco tengan que ver los palazzos y la soberbia arquitectura veneciana con las humildes casas chinas. Pero aún así, Zhouzhuang es una de las ciudades más bonitas del gigante asiático. Un recordatorio de lo que debió ser el país a poca distancia de la desmesurada y ultra moderna Shangai. Por eso es una excursión obligada cuando se visita esta megápolis del sur chino.
Como llegar a Zhouzhuang desde Shangai en transporte público.- Como decíamos antes, el aeropuerto más cercano es el de Shangai que dista apenas 85 kilómetros por carretera. La forma más habitual, rápida y cómoda de llegar en transporte público es tomar el bus turístico especial que une el centro turístico de Shangai (la parada está en el número 666 –no es coña- del Camino de Tianyaoqiao) hasta las mismas puertas de Zhouzhuang (todo el centro histórico es peatonal). El precio del bus especial ida y vuelta es de unos 18 euros e incluye la entrada al centro. Eso sí, hay que estar pendiente de las horas de salida (7:00, 8:30, 9:05, 12:10 y 14:00) y la última de vuelta (16.30 horas). Hay otra conexión desde la zona del Estadio Hongkou (Camino Jianwan Este, 444) que sale a las 8.00, 9.00 y 10.00 y que cuesta un poquito menos (unos 15 euros ida y vuelta con entrada). Ir en autobús público es mucho más barato, pero obliga a hacer varios transbordos: ir desde la Plaza del Pueblo (paradas en Jinling, Yan’an y Chengdu) hasta Quingpu (Estación de Autobuses) y desde aquí hasta Zouzhuang. El precio de los dos billetes ronda los dos euros. Ojo con los horarios de vuelta. La tercera opción combina el tren hasta Kunshan; la línea 88 de autobuses hasta Xinkezhan y la 130 desde la misma parada hasta el destino final. Ir en taxi desde Shangai hasta Zouzhuang cuesta unos 36 euros (incluye la carrera y los peajes de la autopista). La entrada a la ciudad antigua cuesta 14 euros y da derecho a acceder a varios jardines, algunas casas convertidas en museos y a los grandes edificios públicos y religiosos. Merece la pena.
Qué ver en Zouzhuang.- Dicen que esta fue la primera de las ciudades de los pueblos del agua. Esta zona de China está marcada por la desembocadura del río Yangtzé y sus múltiples brazos y afluentes que forman aquí un delta de dimensiones prodigiosas y tierras muy fértiles. Y de ahí el amontonamiento de ciudades y pueblos que articulan su trama urbana a los caprichos del río. La zona antigua de Zouzhuang está rodeada de agua por todas partes; alrededor del pequeño núcleo original (que data del siglo XI) se ha desbordado una ciudad moderna aunque sin los agobios de vecinas como Suzhou, otra de las joyas de la región. Pero lo que todo el mundo viene a ver (el conjunto histórico que forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco) se encuentra separado de la modernidad por el agua. Hasta catorce puentes sirven para ir y venir entre la ‘tierra firme’ y las manzanas de casas acuáticas a las que no se puede acceder con vehículos a motor. Un puente moderno conecta la parte nueva de la ciudad (al norte de la laguna) con la vieja. La carta de presentación es la Torre Milou junto al primero de los viejos puentes, una puerta ceremonial y una hilera de casas tradicionales. Es una excelente forma de encontrarse con la vieja Zouzhuang.
Los coches dejan de circular a unas pocas cuadras de la Torre Milou y la ciudad se convierte en un abigarrado puñado de manzanas de casas tradicionales separadas por canales. Hay dos maneras de visitar el lugar: caminando y cruzando los puentes para ir y venir de un lado a otro y en barcas impulsadas con grandes remos. El lugar más famoso es el canal de los Puentes Gemelos de Shuangqiao (que reciben el nombre de Shide y Yongan). Estas dos pasarelas de piedra se unen formando una esquina muy bonita en la que se combinan los propios puentes, el agua, los árboles y las casas. Es un rincón precioso que quedó inmortalizado en una pintura del artista plástico chino Chen Yifei y que saltó a la fama internacional tras una exposición en Nueva York. Ahí empezó la fama del pueblo como destino turístico (y también la masificación). Ahí mismo está el palacete de Taipingqiao, donde el uso de la madera alcanza unos niveles de virtuosismo brutal. Otro puente famoso es el de Fuan, que se encuentra en la zona norte. Esta pasarela es casi coetánea a la visita de Marco Polo (inicios del XIV) y tiene la particularidad de tener casas encima. Hoy es un lugar ideal para tomar un té y descansar.
Pese a que el centro histórico es pequeño, la cantidad de recovecos que hay demoran la visita por varias horas. Por eso o hay que venir muy temprano (para evitar las aglomeraciones que se producen más allá de las 10 de la mañana) o aventurarse a quedarse aquí una noche. Como te decíamos antes, la entrada al pueblo incluye el acceso libre a las casas Shen y Zhang, dos construcciones tradicionales que han sido habilitadas como museo. La primera es una residencia palaciega de tiempos de los inicios de la dinastía Quing (siglo XVII) y muestra salas de gran belleza en las que resaltan el trabajo de la madera y las pinturas. La Casa Zhang es más antigua y tiene más de cinco siglos (de la mítica dinastía Ming) y cuenta con el aliciente de que está prácticamente intacta y que cuenta con preciosos jardines. Otro lugar que hay que ver sí o sí es el Templo de Chengxu, uno de los centros religiosos taoístas más importantes de toda la región. En este lugar podrás disfrutar, también, de los jardines y la Torre Ruyi, otro de los símbolos arquitectónicos del lugar.
Fotos bajo Licencia CC: Cangul; Caitriana Nicholson; Dave Nicholls; Chen Zhao; redpolkadot
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