Liverpool : The Beatles y mucho más
Todos los caminos conducen hacia el número 10 de Mathew Street. Es el punto culminante de cualquier visita a la ciudad de Liverpool más allá de sus grandes edificios, sus museos, sus viejas glorias industriales o sus templos futbolísticos. Todas las rutas conducen hasta The Cavern, el pequeño pub dónde se forjó la que, para nosotros (y con perdón por otras susceptibilidades), es la mayor de las leyendas de la música popular de todos los tiempos. Este suele ser el inicio o el final de las rutas que van saltando por toda la ciudad siguiendo los primeros pasos de John, Paul, George y Ringo. Están la calle Penny Lane (se llega en los buses 75, 76 y 80), una vía anodina del barrio de Woolton protagonista de una de las canciones de la banda; el número 251 de Menlove avenue, donde está la casa familiar de los Lenon; la verja roja de Stawberry Field –lugar de juegos del joven Lenon-; la casa de los McCartney en el 20 de Forthlin Road; el hoy decrépito Restaurante Sgt Peppers (Smithdown Pl) o la Iglesia de Sant Peter (Church Road), dónde se conocieron Paul y Jonh y se encuentra la tumba de una tal Eleanor Rigby, una mujer fallecida en 1939 que según dicen (aunque McCartney diga lo contrario) inspiró una de las canciones del grupo (hay también una estatua de este personaje en la calle Stanley): Ah, look at all the lonely people…
Es tal la devoción que hay dos museos temáticos (y otro dedicado a la música pop-rock británica en general): El Liverpool Beatles Museum (McCartney Street, 23; Tel: (+44) 151 236 1337) está a dos pasos de The Cavern y el The Beatles History (Britannia Vaults, Royal Albert Dock) es un centro privado habilitado en los viejos almacenes portuarios de la ciudad que presume de tener la mayor colección del mundo de objetos relacionados con los cuatro de Liverpool. Pero es que hay más: estatuas, placas, recordatorios, fotos históricas… Quizás el más famoso de los monumentos urbanos dedicados a la banda es la estatua que rinde homenaje al último de sus conciertos en casa (el 5 de diciembre de 1965). En la estatua, que se encuentra en Pier Head (junto al frente del Río Mersey) fue un regalo de The Cavern a la ciudad. Y es otro de los rincones icónicos. Ahí puede verse a los cuatro caminando juntos y despreocupados justo en el momento (finales del 65) cuando empezó irse todo al traste. Es un lugar lindo de ver. Aunque a los beatlemaniacos nos cause algo de tristeza…
Pero Liverpool es mucho más que The Beatles. Muchísimo. Cierto es que poco queda de la ciudad de antes de 1945. Liverpool sufrió muchísimo durante la Segunda Guerra Mundial. El Blitz (bombardeo en alemán) se cebó con la ciudad por su importancia como puerto de conexión con América y nudo industrial. La Iglesia de St Luke’s (Leece Street) es un ejemplo de las huellas de las bombas. Esta bonita construcción neogótica de principios del XIX sufrió serios daños en mayo de 1941 y perdió su techo y sus vidrieras. Hoy funciona como memorial dedicado a las más de 4.000 víctimas de los bombardeos (la segunda cifra más alta de muertos tras Londres). La verdad es que las piedras con pedigrí no abundan por aquí. Para encontrar los restos de la ciudad medieval hay que bucear bastante. Las más notables están al otro lado del río. La Abadía de Birkenhead (Priory Street –acceso en ferry desde Head Pier-) es el edificio más antiguo de Merseyside y hunde sus raíces en el siglo XII. Después hay algún trozo de muro, algún resto… Pero nada más. Todo cayó bajo la piqueta durante el siglo XIX, cuando la ciudad creció en torno a su puerto y sus industrias navieras. De aquellos tiempos, por ejemplo, es el Albert Dock, un viejo muelle que cuenta con el almacén de ladrillos más grande del mundo (aquí está The Beatles History, por ejemplo). El puerto y la ciudad; la ciudad y el puerto. La historia marítima de Liverpool es brutal. Aquí estaba matriculado el Titanic, por ejemplo. Y por eso el mítico barco cuenta con un memorial en el propio puerto y una más que notable presencia en el fantástico Museo Marítimo (Royal Albert Dock) incluyendo la maqueta más grande que se ha hecho del malogrado trasatlántico de la White Star y una impresionante colección de objetos del pecio.
El vapor y el acero forjaron la prosperidad de la ciudad. Y eso se tradujo en forma de grandes edificios públicos y privados que transformaron el lugar en una de las grandes capitales industriales de Inglaterra. Hasta mediados del XVIII, Liverpool no era más que un pequeño puerto sin importancia, pero durante la segunda mitad de esa centuria se convirtió en la principal plaza del comercio de esclavos (en el viejo puerto está el Museo Internacional de la Esclavitud –Royal Albert Port-). Y ahí empezó el esplendor de una plaza que a mediados del XIX movía casi la mitad de todo el comercio mundial y era la puerta de entrada a la ingente cantidad de materias primas que demandaba la cercana Manchester y la salida de su producción. Las dársenas del río Mersey son la principal huella de aquellos tiempos; pero también edificios como el St. George’s Hall (St George's Place); la Estación de Ferrocarril de Lime Street –llegar por aquí a la ciudad es genial- o el impresionante edificio que acoge el Liverpool World Museum (William Brown Street), con una impresionante colección de historia natural y de objetos arqueológicos, históricos y etnográficos, y a la Walker Art Gallery, la segunda pinacoteca más grande del país (con una buena representación de grandes maestros mundiales). Los locales dicen con orgullo que este museo no tiene nada que envidiar al British londinense. Quizás sea mucho decir, pero la verdad es que impresionan.
Arquitectura monumental y de vanguardia.- Como decíamos, este es la consecuencia directa de la Revolución Industrial y el comercio global. Ya te hemos hablado de algunos de los grandes edificios de aquella época pero no del más importante: la Catedral de Liverpool (St James Mount). Este enorme templo anglicano es de estilo neogótico y se construyó entre 1904 y 1978. Y aunque no tiene el pedigrí de las viejas catedrales europeas es digno de verse. Aún más rompedora es la Catedral Metropolitana (Cathedral House), la ‘rival’ de la comunidad católica. Si los anglicanos apostaron por las formas medievales, los ‘papistas’ optaron por la arquitectura de vanguardia y crearon un gran templo circular dónde dominan el aluminio, el hormigón y el vidrio. Otro de los polos de la arquitectura de calidad en la ciudad es la ribera del Mersey. Ahí vas a encontrar viejas glorias de los siglos XIX y principios del XX (como el propio Albert Dock o los monumentales Royal Liver Building y el Port Building) y nuevos iconos como la sede del Museo de Liverpool (Pier Head) o el complejo del Exhibition Centre Liverpool (King's Dock).
Una calle china a dos pasos del Canal de San Jorge.-El barrio chino de Liverpool es pequeño; apenas dos o tres calles en torno a Nelson Street, que es el eje que articula a la comunidad asiática. La importancia del lugar radica en que la colonia china local es la más antigua de Europa ya que se instaló en el lugar en los tiempos gloriosos del puerto. EL arco ceremonial (que se hizo en China y se trasladó hasta aquí desmontado en piezas) contrasta con el Black-E, un precioso edificio de época victoriana reconvertido en centro cultural. Como otros homólogos en cientos de ciudades de todo el mundo, aquí vas a encontrar un montón de restaurantes asiáticos y comercios.
Megalitos y árboles legendarios.- Ya te hablamos de casi nada queda de los orígenes medievales de la ciudad. Pero, sorprendentemente, hay restos más antiguos que datan de tiempos prehistóricos. Si vas a Woolton a visitar el barrio de los jóvenes Beatles, no dejes pasar la oportunidad de dar un paseo por Calderstones Park –donde jugaron Paul y John de enanos aunque no se conocieran aún- para visitar los restos de un viejo dolmen que le da nombre al lugar. Aquí también está el llamado Roble de Allerton, un soberbio árbol con más de mil años de edad que, según la tradición local, servía de sede del parlamento y corte de justicia de la ciudad durante la Edad Media. Otro lugar curioso (a poca distancia de la casa de Paul McCartney) es la llamada Piedra de Robin Hood (Archerfield Road, 40), un menhir con curiosas marcas acanaladas que, según la tradición, se originaron por su uso como piedra de afilar puntas de flecha.
Fútbol, fútbol, fútbol.- Como sucede en la gran mayoría de ciudades inglesas en Liverpool el fútbol es una religión. Los dos clubes por antonomasia de la plaza (con una de las rivalidades más fuertes de todo el mundo) son el Liverpool y el Everton. Dos conjuntos que tienen sus respectivos campos a la vista. Uno al lado del otro. Cosas que pasan. Goodison Park (Goodison Road) ejerce de hogar del Everton. Aquí puedes visitar un museo y hacer una visita por el estadio. Pero, a riesgo de que nos insulten los aficionados Toffees –los del Everton- el gran templo futbolístico de la localidad es Anfield (Walton Breck Road), la casa de los Reds. Visitar este campo de fútbol es una pasada: y poder disfrutar de un partido es de las mejores experiencias que hemos vivido jamás (somos muy aficionados al fútbol). Eso sí, hay que sacar las entradas con muchísima antelación y no son baratas. Pero sólo por ver el museo y visitar el campo merece la pena andarse hasta acá.
Fotos bajo Licencia CC: Daniel; Jen Hunter; Alison Benbow; Nick Amoscato
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