El actor Gonzalo de Castro, conocido por sus papeles en las series '7 vidas', 'Doctor Mateo' y 'B&B' y en representaciones como 'Luces de bohemia', entre otras muchas obras y espectáculos en cine, teatro y televisión, asegura que su deseo es que haya trabajo para los actores y actrices de este país que “son muchos los que no viven dignamente y no llegan a final de mes”. “Me gustaría que este Gobierno, que parece que mira a otra parte, se ocupara un poco de la cultura”, subraya.
El popular artista llega este fin de semana al Festival de Invierno de Torrelavega con la obra 'Idiota' junto a Elisabet Gelabert. Destaca que se trata de “una peripecia sobre la condición humana, sobre cuánto de libre somos y sobre cuánto de nuestra vida creemos que mandamos y no mandamos”. Recalca que “el público se va a ver muy representado” con el personaje que encarna.
Estudió Derecho. ¿Cuándo y cómo se dio cuenta de que lo suyo era la interpretación?
El cuándo y el cómo es complicado pero, en fin, sobre todo fue un pálpito, algo que tenía como un deseo no oculto, digamos soterrado, hasta que a punto de terminar la carrera me di cuenta que o me tiraba al agua y empezaba, o mi destino sería algo que no terminaba de convencerme: la carrera de abogacía. Así que me presenté a la Escuela de Arte Dramático con la mala fortuna de que me cogieron [Ríe]. Con el tiempo que ha transcurrido puedo decirte que fue la decisión más importante que tomé porque me permite vivir de lo que vivo y creo que en eso acerté. Realmente, en el último año de carrera decidí darme la oportunidad de si realmente era esto lo que quería y la vida me ha dado la contestación.
Tras tantos años encarnando personajes de televisión, cine y teatro, ¿sigue manteniendo la ilusión y los nervios del estreno?
Sí, sobre todo en el teatro, porque la televisión y el cine son otros registros, son otros idiomas. Realmente donde uno se siente actor, donde más noble creo que es su expresión y donde te llevas, en mi caso, el dominio del oficio, es en el teatro. En Torrelavega ahora, como la semana pasada en Sevilla, en Logroño y en los cinco meses que he estado en Madrid con 'Idiota', todos los días se te pone un nudo en el estómago. Eso es maravilloso, si no serías un irresponsable. Si uno se relajara y saliese al escenario como el que va a comprar una barra de pan... Si no te pasa nada, si no sientes el vértigo y no sientes la responsabilidad no lo disfrutas. Yo sigo sintiendo todos los días nervios, por supuesto que sí, y eso me gusta.
Parte de los actores que han participado en muchas y destacadas producciones no saben quedarse con un personaje. En su caso, ¿podría concretar de cuál guarda un recuerdo más especial?
Sería un cretino si no dijese que '7 vidas' fue una serie que nos puso a prácticamente a todo el elenco de aquella maravilla de experiencia en el disparadero. Uno tiene que saber de dónde viene. Yo si tengo hoy en día una posición, un lugar, y he sido capaz de buscarme un hueco y un respeto en la profesión con mis compañeros ha sido gracias a aquella estupenda serie. Además está el oficio y el tesón, y que seguramente mal no lo haremos. Hablo de Blanca Portillo, de Javi Cámara, de la fallecida y maravillosa Amparo Baró, que ya tenía por supuesto un sitio y una carrera... quiero decir, '7 vidas' fue el arranque de muchas cosas.
'Doctor Mateo' fue una serie magnífica que gustó mucho y en la que me sentí muy cómodo y muy feliz haciéndola. Tengo un recuerdo maravilloso de aquel personaje porque me hizo disfrutar y trabajar con gente y compañeros a los que admiraba y quiero. La vida me dio la oportunidad de estar y protagonizar una serie muy singular. Si con alguno me quedo es con '7 vidas' y con 'Doctor Mateo', y en el teatro con 'Luces de Bohemia'.
Me ha llamado la atención que en otra entrevista dijo que “nunca ha tenido un ordenador ni redes sociales. ¿Es posible sobrevivir sin ello, por decirlo de alguna manera, en un mundo en el que cada vez se impone más la tecnología?
Absolutamente, es una cuestión de determinación y de tomar una decisión. No es que sea más valiente que nadie ni más raro que ninguno. Yo creo que es una decisión respetable y entiendo que es una herramienta extraordinaria hoy en día, pero a mí el mundo de las redes sociales ni me aporta nada ni me interesa. No creo que a la gente le importe cuándo me levanto, cuándo me acuesto y qué cosas hago. Tengo un teléfono con email, pero ni ordenador, ni tablet, ni nada por el estilo. Francamente, no me interesa. Creo que en eso he ganado en libertad respecto a la gente y al entorno que me rodea, ya que veo siempre a alguien pegado a una puta pantalla y me parece lamentable. Insisto, es una opción y, a día de hoy, todavía sigo así y espero no doblegarme.
Además, en otra ocasión afirmó que le gustaba hacer de malo porque “estos papeles tienen algo interesante, turbio” y que los buenos son “mas melifluos”. ¿Cree que la gente empatiza o se identifica más con los primeros?
Bueno, creo que son más divertidos porque tienen otra atmósfera, otro lenguaje, otra impostura, otro recorrido y otra intensidad. Eso lo dije y hoy te puedo decir que también hay grandes papeles que no tienen por qué ir por esos derroteros. Sí, son más interesantes porque tienen algo que ocultar, esconden algo turbio y a la hora de defenderlos y de interpretarlos disfrutas más. Esto es una apreciación personal.
¿Cómo describiría su papel en la obra 'Idiota' que representa este fin de semana en el Festival de Invierno de Torrelavega?
'Idiota' es una comedia disfrazada de thriller donde el público enseguida se va a ver muy representado con este señor, con el personaje que yo defiendo. Es un ser humano muy normal, un tipo de la calle, un hombre corriente, si es que se puede llamar corriente a la gente que vive hoy angustiada por las deudas, por algunas decisiones que uno toma en la vida y que luego te van a pasar factura. Es un tipo a la deriva intentando tener la dignidad que cree que se ha ganado.
Es una peripecia sobre la condición humana, sobre cuánto de libres somos y sobre cuánto de nuestra vida creemos que mandamos y no mandamos. Es una función muy necesaria, muy contemporánea, muy de hoy, con un texto de Jordi Casanovas muy lúcido, muy bien pautado, y creo que va a gustar mucho. En Madrid hemos estado cinco meses y la obra ha funcionado extraordinariamente bien. En Torrelavega, la gente que tenga curiosidad y vaya al teatro, no se va a quedar indiferente porque a quien ves reflejado es a ti mismo en el escenario.
Tal y como comentaba que mucha gente se puede sentir identificada con el personaje, ¿coincide entonces en que se puede tratar de una metáfora de la situación que viven hoy muchos españoles?
Exactamente, sí, por eso digo que es una función muy pegada a tierra y muy próxima a nosotros. Los espectadores van a ver que empieza como una comedia divertida y dirán: Aquí me lo voy a pasar 'teta', un tiempo estupendo... Posteriormente se darán cuenta de que va tomando unos tintes dramáticos, de que da un giro en un momento determinado muy bien pautado por el autor y esa sonrisa se congela.
Empiezas a ver que ese idiota que no quieres ser tú, que lo que le acontece a ese señor que está en el escenario te pasa todos los días y empatizas con él. Esa demolición a la que es sometido, cualquiera que tenga hoy una vida en este país con una hipoteca que pagar, con una responsabilidad, con una decisión que tomó en el pasado que le afecta hoy y que de repente le requiere un pago... La gente se va a sentir identificada y va a ser testigo invitada de un viaje de angustia. Está muy bien y es muy inteligente la función.
Para concluir, ¿un sueño o un deseo que tenga para el futuro?
El único sueño y deseo que quiero es que haya trabajo. No es nada extraordinario. Me gustaría que hubiese trabajo para los actores y actrices de este país que son muchos los que no viven dignamente y no llegan a final de mes. Me gustaría mucho que el IVA del 21% se fuera a la mierda, que este Gobierno, que parece que mira a otra parte, se ocupara un poco de la cultura y que entendiera y viera que es un bien necesario, que es una expresión de una manera de ser de un pueblo determinado.
Me gustaría que tuviera una mayor protección y, sobre todo, insisto, que haya más trabajo. Trabajo hay pero precario, hay muchos actores y actrices trabajando en unas condiciones pésimas, cobrando sueldos que no son nada dignos. Creo que alguien se ha equivocado y está ganando mucho dinero a costa de esta crisis que nos hemos apañado entre todos. El único deseo es que las cosas vuelvan a un camino que parecía que habíamos ganado y que de repente hemos dado un paso de gigante hacia atrás.
Ese es mi deseo, que volvamos a tener lo que teníamos, que no perdiéramos lo que tuvimos y que haya trabajo porque la cosa está muy mal. Ojalá todo cambie y haya un 'volantazo' para que la nave de la cultura tome la singladura que debe de tomar y tome el rumbo, la velocidad y el entusiasmo que teníamos. Todavía falta, pero soy optimista y tengo la sensación de que ocurrirá. Es necesario pensar así.