El Grupo de Trabajo Desmemoriados está compuesto por personas comprometidas con la construcción y la preservación de la Memoria Colectiva de Cantabria. Desmemoriados trabaja de forma abierta y plural en proyectos que ayuden a difundir el legado común de la lucha por una sociedad digna, y aporta herramientas metodológicas y tecnológicas para la conservación y divulgación de las voces y los elementos documentales que conforman la memoria colectiva de Cantabria.
Desmemoriados aborda así proyectos concretos de recuperación, conservación y difusión de esa memoria así como alimenta y comparte una base de datos de acceso público con fotografías, documentos, testimonios, pegatinas, carteles… que documentan, siempre de forma incompleta, la trayectoria social y política desde la II República hasta los años 90 del siglo XX.
La utilización didáctica del medio urbano, a través de los itinerarios didácticos, tiene ya una larga tradición en el sistema educativo español, en todos sus niveles, desde Infantil y Primaria hasta la Universidad pasando, con mucho hincapié, por la Enseñanza Secundaria. En Geografía, la salida al terreno es consustancial a la disciplina académica. Cualquier estudio que se quede en el aula resultará incompleto.
Desde Desmemoriados hace ya un par de años que colaboramos en una publicación bastante insólita del escritor y periodista donostiarra Ander Izagirre, con un propósito turístico y que fue publicada en la web de la Asociación de Turismo Rural, en la que describe una ruta urbana por Santander con paradas en lugares muy alejados de los acostumbrados.
Hay un recorrido urbano en la capital de Cantabria que hace ya mucho tiempo que ha saltado del mundo académico al turístico: el perímetro del casco urbano reconstruido tras el incendio de 1941. La tipología edificatoria es una guía tan precisa que no se requiere ni mucho conocimiento de la ciudad ni de la disciplina académica, para seguir ese itinerario sin posibilidad de error.
Otro trabajo de campo frecuente en Santander es el estudio del Ensanche, el primero de ese tipo en España, anterior en casi un siglo a las leyes que generalizaron el fenómeno. Se explica por el crecimiento de la actividad económica y de la población, resultante de la habilitación del puerto para el comercio con las colonias, tras la ruptura del monopolio que Cádiz había heredado de Sevilla.
Las tres fases de ese Ensanche seguramente no son apreciables por un ciudadano medio, pero es una de las zonas más legibles de la ciudad. Tiene una dimensión ambiental ineludible en la actualidad, ya que el Ensanche se construyó casi en su totalidad sobre terrenos ganados a la Bahía mediante rellenos. Es la primera actuación de ese tipo, a la que seguirían, durante 200 años, otras muchas que han hecho que la lámina de agua actual de esa Bahía no llegue a la mitad de la original, con consecuencias bastante poco deseables.
Santander no goza de una atalaya desde la que se pueda divisar con calidad la mayor parte del espacio urbano, del tipo de Montjuïc o el Tibidabo; Igeldo o Artxanda; el Gibralfaro malagueño o el Benacantil alicantino… pero está descrito en algún trabajo inédito de la Universidad de Cantabria, la posible utilización didáctica de la cumbre, o un mirador más bajo que esta, en Peñacastillo. Mediante la traza de sectores circulares se puede describir en el aula y comprobar en la realidad, el espacio supramunicipal y periurbano que se divisa desde esos lugares. Es solo una base para la propuesta siguiente.
Además del trabajo de Izaguirre citado al principio y el descrito en el párrafo anterior, nos proponemos articular un mapa con itinerarios didácticos de la memoria en la ciudad de Santander. Nos referimos a esa memoria colectiva escamoteada durante décadas que ha podido llevar como apellido, quizá no muy acertado, histórica, y que ya es más común en la actualidad calificar de democrática.
La ciudad de Santander con las dos catástrofes ocurridas en 1893 –explosión del vapor Cabo Machichaco– y el incendio de 1941, tiene pocos vestigios históricos en su casco urbano. Sin embargo, los hitos urbanos relacionados con la guerra civil y con la represión posterior a agosto de 1937 están absolutamente presentes en el espacio urbano y periurbano de la ciudad. Solo hay que ponerlos de relieve, darles el contexto adecuado y articular las rutas de visita.
Un listado, que seguramente resultará incompleto, de esos hitos, debe contemplar necesariamente los siguientes, que tienen que contar con un trabajo previo para efectuar el contraste en el espacio urbano correspondiente.
Esos hitos pueden ser categorizados como lugares de detención, o de ejecuciones o de otro tipo. A fin de dotar de un orden a los posibles itinerarios y de oeste a este:
1.- Parque Morales, -conexión interdisciplinar con Literatura y Arte a través de la figura de Leonora Carrington.
2.- Monasterio de Corbán. Lugar de detención. Conexión interdisciplinar con Arte. Claustro renacentista.
3.- Cementerio de Ciriego. El principal lugar de ejecuciones en la ciudad. Conexiones interdisciplinares múltiples a través de muchos de sus mausoleos. Desde el de pilotos de la Luftwaffe al de Carmen Amaya o el último amante de Federico García Lorca.
4.- Alrededores de Cuatro Caminos: Plaza de Toros, campo de concentración.
Esa zona oeste del municipio puede haber también una parada en el actual Centro de Salud de Cazoña, donde se levantaba el Hogar Cántabro. Desde ese punto estamos muy cerca del convento de Las Salesas, actualmente sede del poder judicial de la comunidad autónoma y prisión en los últimos años 30, también es la zona del actual CEIP Ramón Pelayo, antiguo grupo escolar del mismo nombre que fue prisión. Es en esta zona donde se puede utilizar el binomio más sangriento de la guerra ocurrido en nuestra ciudad antes de la llegada del ejército rebelde. El mayor bombardeo sufrido por Santander castigó de manera especial al Barrio Obrero del Rey. El hecho tuvo una inmediata represalia contra prisioneros franquistas del buque-prisión Alfonso Pérez, atracado en los muelles cercanos a la antigua factoría de Campsa, en el lugar en que se erige la nueva Lonja. Ambos hechos hacen de ese domingo de diciembre de 1936 nuestro particular domingo sangriento. Ha sido muy común hasta ahora tratarlos de manera inconexa.
5.- Avanzando hacia el este, aunque desaparecida hace años, encontramos el solar de la antigua Prisión Provincial, lugar de detención en 1937 y durante toda la dictadura franquista. Convertido en aparcamiento hace más de ocho años.
6.- Se puede aprovechar la conexión del ascensor y pasarela sobre las vías del ferrocarril para acercarnos a la Biblioteca Central, antigua dependencia de Tabacalera y lugar de detención en agosto de 1937. Las conexiones interdisciplinares con Literatura y Arte son aquí obvias.
7.- En el centro de la ciudad las actividades pueden ser múltiples. La prisión establecida en el Colegio de Los Salesianos es perfectamente localizable desde muchos puntos pese a las tareas de reforma de ese colegio efectuadas en los años 50. Relativamente cerca, Vía Cornelia/calle del Monte, se puede adivinar la finca de las religiosas Oblatas, convertida después de agosto de 1937 en prisión de mujeres- Solo queda una capilla de las instalaciones originales. En lo que se puede denominar “centro del centro”, hace años que se visita el refugio antiaéreo de la Plaza del Príncipe. En las inmediaciones todavía se puede ver el hotel Ignacia, Central en su última denominación, cuartel general del mando del ejército republicano en Santander en 1936/37. En la visita a ese refugio se cita que el mismo era mayoritariamente usado por esos mandos. El cambio de uso de muchos edificios se impuso por la realidad de la guerra. El mejor hotel de la ciudad, el Real, también cambió su uso en aquellos meses.
8.- En el extremo oriental de la ciudad, el faro de Cabo Mayor, los Campos de Sport –antiguos, hoy parte del Parque- y las caballerizas de La Magdalena, son hitos indispensables en esos recorridos por la memoria usurpada de esta ciudad. En La Magdalena –lugar en el que La Barraca encontró una sede veraniega de postín, con Federico García Lorca al frente- se habilitó después de agosto de 1937 un campo de concentración que se convirtió en modelo para otros muchos en toda España. Algo más convencional resultó el del campo del Racing. El monumento a los Caídos del faro de Cabo Mayor, una vez desprovisto de símbolos fascistas, sigue siendo un monumento a la nada, a una leyenda que no tiene ningún tipo de comprobación ni conexión con la realidad.
En la misma zona de El Sardinero puede haber un ejercicio de localización del antiguo hotel Inglaterra, convertido en hospital de presos, y se podría tratar de verificar si en el Gran Casino hubo realmente un hospital de sangre ya que disponemos de versiones no contrastadas. También el colegio de los Sagrados Corazones del Paseo Menéndez Pelayo se convirtió en hospital y muy cerca, el batallón de trabajadores de San Martín de Bajamar. Frente a la Filmoteca de la calle Bonifaz todavía se aprecian las entradas a refugios construidos en los bajos del antiguo Obispado y en la esquina de la calle del Sol y Lope de Vega, aunque bastante deteriorado, permanece el edificio de un antiguo cuartel de la Guardia de Asalto más conocido como la checa de la calle del Sol.
La dispersión por el espacio urbano y periurbano de estos hitos hace que resulte imposible en la práctica realizar los itinerarios a pie. Se puede recurrir al TUS –líneas 1 y 2, para casi todos los recorridos, la 17 para Ciriego, la 4 para la Biblioteca Central…- o activar conexiones interdisciplinares y tratar de realizarlos en bici.
El cuaderno de campo debe ser modificado respecto al que se puede usar en los de contenido más nítidamente geográfico para entrar en contenidos de tipo netamente histórico, pero debemos tener en cuenta que las salidas del centro escolar, nuestra propuesta iría dirigida esencialmente a Secundaria, no resultan fáciles. Desde una materia, el área de Ciencias Sociales en este caso, no se pueden programar muchas salidas en un curso escolar. Los alumnos tienen muchas materias y cada salida propuesta por una de ellas puede resultar inconveniente para otras. En nuestro caso, se trataría de fusionar los propósitos de un itinerario didáctico de utilización del espacio urbano como recurso, con un propósito inicialmente geográfico, para completarlos con otros relacionados con la Historia y muy especialmente con esa memoria escamoteada de los hechos históricos ocurridos en torno a la Guerra y a la represión posterior.
Si en un itinerario con propósitos únicamente geográficos se han podido definir aspectos.
Locacionales.
Referencias a su localización, absoluta y relativa, con vista o no de la Bahía y otros aspectos físicos: Umbría/Solana; Llano/pendiente… aspectos ambientales: arbolado, tráfico, contaminación.
Relación con el espacio subjetivo/mapa mental.
Clasificación que usa Kevin Lynch en “La imagen de la ciudad”: Barrio, senda, borde, nodo, hito/mojón
Cronogeografía: Variaciones estacionales, día/noche, lunes a jueves/fines de semana.
Aspectos del espacio objetivo morfológico-tipológico.
Tipología edificatoria; manzana cerrada/bloque; alturas de los edificios; anchuras de los viales; Mobiliario urbano…
Aspectos del espacio objetivo funcional.
Numeración de las calles, actividad terciaria, rótulos y placas profesionales; Zonas de carga y descarga
Aspectos del espacio objetivo social.
Tipo atribuido a priori, antes de la visita. Contraste positivo o negativo documentado en aspectos de los comercios, coches aparcados, la propia gente que resulte visible…
Ahora se deben complementar con los hitos de la memoria democrática.
Suponiendo que en un determinado lugar de la ciudad se ha desarrollado el trabajo descrito en los epígrafes anteriores, es el momento de ver si estamos cerca de alguno de esos hitos históricos reseñados anteriormente. No es fácil hacer una salida, en el mismo curso escolar y con el mismo grupo de alumnos, para realizar un día un trabajo sobre aspectos únicamente geográficos y otro día sobre los relacionados con la Memoria democrática.
Así, la propuesta pasa por añadir unos y otros. Es decir, en el caso de un itinerario previamente documentado y trabajado en el aula y muy clásico ya en la ciudad de Santander: El del perímetro del área reconstruida con posterioridad al incendio de 1941. Está en la propia ruta el refugio de la Plaza del Príncipe y a pocos pasos el antiguo hotel Ignacia. Se puede divisar la iglesia del Colegio de los Salesianos desde varios lugares del itinerario y añadir ese significado de la Memoria.
Si, por el contrario, se diseña un itinerario basado fundamentalmente en la memoria democrática, por ejemplo en el área de El Sardinero, no hay que olvidar, junto a los hitos de esa memoria, Caballerizas de La Magdalena, el Faro, los Campos de Sport… El propio crecimiento residencial de toda la zona. Desde finales del siglo XIX y los “refuerzos” de los últimos cincuenta años.
Del mismo modo, un trabajo que nos acerque a Ciriego, puede aprovechar para ver el crecimiento residencial de esa zona del oeste de la ciudad –Cazoña, El Alisal, La Albericia– o el antiguo aeropuerto de Santander, su uso actual y el que tuvo durante la guerra.
Sobre este blog
El Grupo de Trabajo Desmemoriados está compuesto por personas comprometidas con la construcción y la preservación de la Memoria Colectiva de Cantabria. Desmemoriados trabaja de forma abierta y plural en proyectos que ayuden a difundir el legado común de la lucha por una sociedad digna, y aporta herramientas metodológicas y tecnológicas para la conservación y divulgación de las voces y los elementos documentales que conforman la memoria colectiva de Cantabria.
Desmemoriados aborda así proyectos concretos de recuperación, conservación y difusión de esa memoria así como alimenta y comparte una base de datos de acceso público con fotografías, documentos, testimonios, pegatinas, carteles… que documentan, siempre de forma incompleta, la trayectoria social y política desde la II República hasta los años 90 del siglo XX.
0