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Investigadores descubren restos de juegos infantiles de hace 16.500 años en la cueva cántabra de La Garma

Huella de pie infantil en La Garma (Cantabria).

Javier Fernández Rubio

17 de mayo de 2021 12:21 h

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Investigadores cántabros han descubierto los restos más antiguos de huellas de juegos infantiles que datan al menos de hace 16.500 años. El descubrimiento ha tenido lugar en la cueva de La Garma (Omoño, Ribamontán al Monte), que se viene excavando desde hace 25 años y que no cesa de arrojar sorpresas como la de este hallazgo, calificado de “relevancia internacional” por los codirectores de la excavación, Pablo Arias y Roberto Ontañón.

Se trata de 14 huellas de pies, dedos y codos conservados en un lecho de arcilla en una recóndita sala a 25 metros de altura de la galería inferior. La sala ha sido explorada por el codirector de la excavación y director del Museo de Prehistoria de Cantabria (Mupac), Roberto Ontañón, dentro de la programación de excavaciones de 2021. Alcanzada la sala con la colaboración de espeleólogos se descubrió un lecho de arcilla cuarteada en la que son apreciables, 16.500 años después, restos de pisadas infantiles -planta íntegra o talón-, de codos y de dedos hundidos en la arcilla para extraer fragmentos de esta.

Según han relatado el consejero de Cultura y la directora general cántabra de Patrimonio, Pablo Zuloaga y Zoraida Hijosa, respectivamente, el descubrimiento se produjo cuando la investigadora Marián Cueto observó, mientras trabajaba en la Galería Weitzman-Kreger, un posible acceso a varios metros por encima. La exploración de este acceso fue realizada por Roberto Ontañón, apoyado por los espeleólogos Alfredo Corral de Miguel y Ana Varela Fernández.

Pese al delicado equilibro de conservación de los restos de la sala, de la que se sospecha que tuvo un acceso propio al exterior en las inmediaciones, se sabe que las pisadas tienen 18 centímetros de longitud y que pertenecería a uno o varios niños de entre seis y siete años. De lo que hacían en esa sala, en donde tal vez solo estuvieron cinco minutos y nunca más volvieran, parece que la interpretación más plausible es que fuera jugar. Así al menos lo consideran los expertos de la excavación.

Al principio se pensó que las huellas podían ser debidas a la actividad de algún animal, como un oso, pero, observando con más detalle, vieron que había huellas de dedos humanos en disposición vertical, que podría ser el resultado de arrancar o levantar fragmentos poligonales de arcilla. Asimismo, se observó la huella de un pie descalzo.

Para no dañar los restos se elaborarán moldes mediante un procedimiento indirecto basado en lecturas hechas mediante láser y fotogrametría. Entre otras cosas se pretende saber si las huellas, que en algunos recorridos son en sentido de ida y vuelta, pertenecen a un niño o a varios.

Hay pocos restos paleolíticos de niños en el mundo. En la cueva de Tuc d'Audoubert, en el Pirineo francés y del mismo período que La Garma, se encontraron varios restos de pisadas de niños, algunas también de talones. En La Garma se atribuyen los indicios al período Magdaleniense medio (16.500 años), ya que es el período al que corresponden los suelos de la habitación de la galería inferior de la cueva cántabra en la que se sigue trabajando.

Cabe indicar que este sector de la cueva se encuentra a 300 metros del exterior, en zona de completa oscuridad a la que se llega (si no hay otro acceso al exterior) tras sucesivos desniveles verticales. Durante la Prehistoria, La Garma estuvo ocupada en el exterior (se han encontrado restos de cabañas) y en los primeras decenas de metros de su recorrido. Más hacia dentro, la cueva se reservaba para usos rituales y no como espacio para vivir. Su formación geológica es peculiar: procedente de fallas la cueva ahora mismo es como un edificio de tres plantas y puede decirse que los restos de huellas infantiles se han encontrado en la tercera planta.

Los investigadores han remarcado que la prioridad en La Garma es que todo “siga como está” y que por ello no se extrae “absolutamente nada” a no ser que esté en peligro de deterioro. Por ello, trabajarán con técnicas no invasivas (técnicas geomáticas consistentes en levantamiento topográfico mediante láser escáner, fotogrametría, fotografía de alta resolución restitución en 3D del conjunto) para hacer una reconstrucción en molde aparte de su análisis.

Se ha sido “exhaustivamente cuidadoso” con los trabajo ya que por el “error humano” se podrían haber destruido fácilmente las huellas como estas últimas encontradas.

“La Garma tiene los mejores suelos paleolíticos del mundo”, ha valorado el catedrático Pablo Arias, quien ha añadido que la cueva ya es destacable por las pinturas, arte mueble y otros restos de actividad humana de los grupos de cazadores del final del Paleolítico. En este sentido ha dicho que La Garma “es el principal yacimiento del mundo”m tanto por cantidad como por calidad de los restos.

Según el otro codirector de la excavación, el yacimiento encontrado se dejará como está y se pasará a seguir explorando el resto de la galerías. “En La Garma no se puede descartar nada -ha comentado al respecto-. Arqueológicamente es un lugar inagotable”.

Patrimonio de la Humanidad

Con este nuevo descubrimiento, La Garma se consolida como uno de los sitios más importantes del mundo para conocer el comportamiento humano en el Paleolítico. A su importante conjunto de arte rupestre, sus suelos y construcciones magdalenienses, se une ahora un testimonio vívido de la actividad de los miembros más jóvenes de aquella sociedad.

Los últimos descubrimientos subrayan los valores que llevaron en 2008 a la Unesco a incluirlo en la Lista del Patrimonio Mundial, ya que desde entonces año tras año han aparecido nuevos hallazgos que, además, son “auténticas maravillas”.

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