Revilla trata de justificar su 'no' a Sánchez ante el riesgo de huida de su electorado progresista
El voto negativo del PRC en la investidura de Pedro Sánchez y su oposición a la formación de un Gobierno integrado por PSOE y Unidas Podemos ha tenido dos consecuencias que colearán a lo largo de toda la legislatura. Por un lado, la grave crisis interna del bipartito entre regionalistas y socialistas que preside en Cantabria Miguel Ángel Revilla, que ha vivido sus horas más bajas y ha estado a punto de descarrilar por los duros enfrentamientos entre ambos socios. Por otro, el desconcierto entre los votantes más progresistas del PRC, que no han entendido el cambio de postura que se ha producido a última hora.
Y es que la realidad electoral en Cantabria es compleja, con una presencia muy consolidada de un partido como el PRC, que se ha convertido en hegemónico después de que Revilla consiguiera su primera victoria electoral en más de cuatro décadas el pasado mes de mayo. Actualmente, los regionalistas son la formación política con mayor número de diputados en el Parlamento de Cantabria y también con mayor poder local, donde gobiernan en más de 50 de los 102 municipios de la comunidad. A eso suman por primera vez desde su fundación la consecución de un escaño en el Congreso en las elecciones generales de abril, que ratificaron en noviembre, lo que les ha convertido en un actor más en el escenario nacional.
Sin embargo, este éxito, que en el mundo regionalista se celebró como un hito por las posibilidades de negociación que se abrían para el PRC y los compromisos de inversiones que el Estado haría en Cantabria, se ha convertido en un foco de debate constante tras un 'no' a Sánchez basado en argumentos como la “unidad de España” y en ataques hacia el independentismo como consecuencia del acuerdo entre el PSOE y ERC para abrir una mesa de diálogo que afronte el conflicto político en Cataluña. “Cantabria prefiere quedarse sin tren a que España se rompa”, afirmó esta misma semana Revilla a modo de justificación.
De hecho, el líder del PRC está dedicando mucho tiempo y esfuerzo en los últimos días a esa labor de explicación del sentido del voto de su diputado nacional, José María Mazón, en la sesión de investidura. En la comparecencia convocada para abordar la crisis de gobierno por la amenaza de ruptura de sus socios del PSOE –que siguen sin entender por qué solo un par de días antes de la primera votación los regionalistas se descolgaron del apoyo comprometido a Sánchez y les han acusado de “traición”–, Revilla dedicó más de la mitad de una intervención de cerca de una hora a eso, a dar explicaciones, a justificar un giro que dejó al PRC votando lo mismo que PP, Vox o Ciudadanos.
Ese es precisamente el mayor miedo que existe entre los dirigentes regionalistas, que el partido se escore hacia un lado y sea percibido dentro del bloque de la derecha, donde la competencia es mayor y las posibilidades de éxito electoral se reducen. “El PRC no ha cambiado de opinión. Lo que ha cambiado es el planteamiento del PSOE de junio a enero”, alegó Revilla esta semana, contraponiendo los planes de Sánchez cuando el diputado del PRC fue el único apoyo externo de la investidura fallida frente a su voto negativo en esta ocasión en que sí salió adelante.
Después de muchos años haciendo guiños al votante más progresista, su fuerte implantación local y el carisma del propio Revilla han hecho el resto para situar al PRC en el centro del tablero, como un partido transversal que 'roba' votos a izquierda y derecha y puede pactar casi con cualquier formación del arco parlamentario. Un ejemplo: la pasada legislatura Revilla fue investido con los votos de PSOE y Podemos, gobernó en coalición con los socialistas y consiguió sacar adelante los presupuestos con el apoyo de Ciudadanos en dos ocasiones, otra vez con Podemos y una última con la abstención de un tránsfuga.
Trasvase de votos del PSOE
Esa cualidad casi camaleónica del PRC y de Miguel Ángel Revilla –amigo personal de mandatarios de izquierdas como el uruguayo Pepe Mújica o el mexicano Andrés Manuel López Obrador– ha sido el principal activo electoral del partido hasta ahora, que empieza a detectar un riesgo de huida de sus votantes más progresistas, votos 'prestados' en algunos casos que llegaron desde sus socios del PSOE como consecuencia de sus reiterados pactos con los socialistas tanto en el Gobierno como en los ayuntamientos.
Esta pasada primavera, el PSOE hizo presidente de Cantabria a Miguel Ángel Revilla por cuarta ocasión. Desde que firmaron su primera coalición de gobierno en 2003 y mandaron al PP a la oposición, los socialistas vienen sufriendo un importante desgaste electoral, con una fuga de votos constante que solo se frenó ligeramente en los últimos comicios autonómicos.
Mientras que las candidaturas del PSOE de Cantabria superaban ampliamente los 100.000 votos a finales de los años 90 y a principios de los años 2000, en el año 2015 tocó su suelo y sumó poco más de 45.000 votos, su peor resultado electoral con Rosa Eva Díaz Tezanos como cabeza de lista, que se dejó cerca de 60.000 papeletas y a la mitad de su electorado por el camino a pesar de haber formado parte del Ejecutivo autonómico durante varias legislaturas.
Aunque existen otros muchos condicionantes, lo cierto es que el camino electoral de los regionalistas ha sido inverso al de su socio durante estos últimos años. El PRC cosechó poco más de 66.000 votos en 2003, año en el que Revilla accedió a la Presidencia de Cantabria, frente a los casi 123.000 que obtuvo este mes de mayo, llevando al partido a la victoria tras diez convocatorias electorales como candidato. También en porcentaje de voto y en número de escaños se ha dado la vuelta entre el PRC y el PSOE, intercambiándose los papeles.
Solo en las dos elecciones generales celebradas este año ha conseguido el PSOE imponerse a los regionalistas en las urnas. El PRC no acostumbraba a concurrir en estos comicios y en algunos casos incluso llegó a pedir el voto para el PSOE, como cuando en 2008 Miguel Ángel Revilla asistió a un mitin de José Luis Rodríguez Zapatero para mostrarle su apoyo entre gritos de “ista, ista, ista, Revilla es socialista”. Sin embargo, entre las convocatorias de abril y noviembre de este año, con la competencia de los regionalistas, el PSOE perdió casi 15.000 votos y el PRC creció en 16.000 papeletas, en una tendencia cada vez más clara.
Además, el PRC está ahora en la diana de las críticas del sector más cantabrista de la sociedad, que reivindica la autonomía y defiende la identidad propia de Cantabria, ya que cuestionan que el partido se presentara a las generales con el argumento de ser “la voz de Cantabria en Madrid” y poner “Cantabria por encima de todo” y sin embargo el voto de Mazón en la investidura haya estado “condicionado por Cataluña”, un tema ajeno a las preocupaciones que el propio diputado expresó durante la campaña.
Agenda social y presupuestos
En cualquier caso, el PRC no da por perdido al flanco izquierdo de su electorado y reitera que estarán abiertos a acuerdos con el nuevo Gobierno de PSOE y Unidas Podemos en todo lo que se refiere a la agenda social de la coalición progresista que ha llegado por primera vez en democracia hasta La Moncloa.
Así, Revilla ha avanzado que hay asuntos en los que el Gobierno “contará con el voto de Mazón”, entre los que ha hecho referencia a las pensiones, la dependencia, la discapacidad o la lucha contra la violencia de género, así como en los Presupuestos Generales del Estado “si incluyen las obras de Cantabria”.
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