Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Memoria selectiva
Devoramos titulares a una velocidad impropia. Tragamos, dejamos que la información, la rabia y la impotencia obstruyan durante unos días nuestro aparato digestivo y terminamos expulsando. Olvidando.
Nos apasiona activar lo que sea, como si por el simple hecho de mencionar el verbo, presionásemos un botón que derriba fronteras dejando escapar del hambre y la miseria a los más de 200 refugiados sirios que Cantabria había previsto acoger allá por el mes de septiembre, hace cinco meses. Desde el ayuntamiento más pequeño pasando por el entonces presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias y alcalde de Santander y hasta los empresarios activaron planes. Parece sencillo adelantarse a los acontecimientos, incluso prestarse a “analizar las necesidades de contratación de las empresas de Cantabria y los perfiles de las personas que llegarán a la región para, mediante condiciones especiales, facilitar la integración de los refugiados en el mercado de trabajo” que llegó a decir el presidente de la patronal cántabra.
Según el calendario que manejaba el Gobierno autonómico, la verja se hubiera abierto en noviembre y las decenas de familias a las que llamamos “cuota” estarían, hora, en la denominada “fase de inclusión y vida independiente”. ¡Suena de lo más rimbombante!.
Reuniones, comisiones... El problema de los refugiados ha propiciado hasta varios encuentros entre la vicepresidenta y el alcalde de la capital, Íñigo de la Serna, al parecer, mejor informado en cuanto a plazos. Tenía un as en la manga. El titular estaba garantizado, otra vez. Así que organizó una expedición al barrio de Cazoña para que el escenario de ese titular fuera
el ideal. Un sinfín de periodistas exploraron uno de los dos pisos que el ayuntamiento había cedido a Cruz Roja. Esa fue la instantánea; y el titular: “Una decena de refugiados sirios llegarán a Santander dentro de un mes, a mediados de diciembre”. Ayuntamiento 1- 0 Gobierno. Convertido ya el asunto de los refugiados en una competición de altura, no tardaron en llegar los reproches. ¿Cómo se había atrevido el alcalde a poner en conocimiento de los medios de comunicación una información que le correspondía dar a la vicepresidenta, Eva Díaz Tezanos, siendo ella la que había estado presente en Madrid analizando el Plan de Acogida e Integración del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, también activado? No hay derecho, señor De la Serna, que diría el Gobierno.
Y, entre tanto plan, fases y protocolos aquí no ha llegado nadie, ni uno, ni los 200 que esperaban acoger en diciembre. No se ha activado nada. Las viviendas de Cazoña siguen cerradas a cal y canto. Las camas del Centro de Acogida Princesa Letizia y de la Residencia Pereda siguen hechas y las oficinas de voluntariado que cuentan con el apoyo de cientos de cántabros dispuestos a abrir las puertas de su casa, mano sobre mano. Y no es que nos haya entrado un fervor solidario a nosotros. En Murcia, La Rioja o Aragón el ridículo ha sido el mismo.
El Gobierno podrá decir eso de que “como esta en funciones”... digerimos mejor que, esta semana, hayan rescatado los cadáveres de tres niños que no han alcanzado la isla griega de Agathonisi. Mientras, en occidente, ya están listos los planes de inserción escolar. Un despropósito que resulta insoportable. Pobre Juncker. El presidente de la Comisión Europea ha dicho que está cansado de las críticas. Cansado de su soberbia y avergonzados por el fracaso en el reparto refugiados estamos los ciudadanos. Hartos de compromisos que terminan en el retrete.
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