#YotambiénlimpiéArgumosa

La Justicia no tiene por qué ser justa. De hecho, pocas veces lo es. Al menos en los casos en que juzga lo colectivo. Esta justicia, la que tenemos en los países occidentales-capitalistas, está pensada, como todo el sistema, para dirimir responsabilidades individuales y, fundamentalmente, para proteger una propiedad privada entendida como bien excluyente y que puede ser gestionado de forma despótica por su dueño legal (que no siempre legítimo).

La Justicia ha vuelto a demostrar que está al servicio de un sistema y no para ayudar a generar espacios de convivencia y de construcción de una sociedad más justa, digna y amable. No me sorprendió conocer este 10 de enero la sentencia sobre la entrada al terreno de Espacio Argumosa, en Torrelavega, del pasado 5 de septiembre de 2015. Solo me entristeció comprobar que en esta sociedad brutal, agresiva, deshumanizada, se sigue castigando la desobediencia creadora, el tejido de lazos humanos, la construcción de alternativas ante este régimen de obediencias, miedos y servidumbres.

La condena contra el concejal de ACPT, Iván Martínez, lo castiga con especial dureza por el hecho de ser concejal. Y yo, tan estúpido, orgulloso de que un concejal participara como uno más en una acción colectiva de recuperación de un espacio en pleno centro de Torrelavega que estaba lleno de basuras, abandono y olvido. ¿Será pedir mucho a la Justicia que entienda que la entrada al solar de marras no fue un calentón de Iván Martínez? ¿Será imposible que los jueces entiendan que los espacios inertes (en estado de hibernación especulativa) necesitan ser dotados de vida? ¿Será quimérico que una ciudad, como Torrelavega, defienda colectivamente un espacio (Argumosa) que ha supuesto un soplo de aire fresco y de dignidad ciudadana ante tanta derrota orquestada por unos poderes económicos y políticos que solo juegan a su propio favor?

Espacio Argumosa ha sido durante estos meses un territorio liberado, un agradable lugar donde encontrarse y compartir. Y lo ha sido por la limpieza profunda que decenas de ciudadanos realizaron ese 5 de septiembre (seis toneladas de mierda acarreadas a punta de voluntad procomún) y por la vida de la que lo han dotado colectivos, poetas, músicos, ecologistas, feministas, niños y niñas que han jugado en su colorido estar en medio del grisáceo generalizado de la Torrelavega oficial.

Estoy seguro de que ACPT no se asusta tampoco con esta sentencia ni con los 2.160 euros de multa impuestos a Iván Martínez, ni con la indemnización por ¿daños morales? A los cinco propietarios del terreno (que en un mundo justo deberían ser multados por su abandono). Quizá lo más difícil de cumplir de la sentencia es restituir el terreno “en el mismo estado en que estaba antes de la ocupación”, porque reunir seis toneladas de mierda no siempre es fácil.

Lo que escandaliza a ACPT es constatar el mundo de mierda (perdón por la reincidencia) que intenta cambiar, la estructura brutal que existe sólo para proteger la propiedad privada (ese modelo de propiedad privada) pero no para pensar en el bien común, el miedo atenazador del resto de políticos que no entienden que la única actitud digna en este momento es la desobediencia civil ante una sentencia injusta y el sostenimiento de Espacio Argumosa.

De momento, como ciudadanas y ciudadanos, como comuneros de un mundo aún por construir, podemos autoinculparnos y rodear a Iván Martínez porque la sentencia contra él es una sentencia contra un colectivo al que los jueces no han querido (o no se han atrevido) a sentar en el banquillo.

Para hacerlo, solo tienes que llenar este formulario y entregárselo a las gentes de ACPT. Ante la estupidez nada casual de la justicia injusta, la solidaridad sin límites de las personas conscientes de ser comunidad. #YotambiénlimpiéArgumosa