Unidas por Santander reclama que el Ministerio para la Transición Ecológica, de quien depende la Demarcación de Costas, retire los restos de la fallida senda costera de Cabo Mayor y proceda a redactar un nuevo proyecto, con la participación de los colectivos implicados y que se ajuste a las normas establecidas en el Plan Especial de Sendas y Caminos del Litoral.
El proyecto de senda entre Cabo Mayor y la Virgen del Mar quedó finalmente abortado por la protesta social después de que se ejecutara la mayor parte de su trazado. La senda conllevó una inversión de un millón de euros y la instalación de estructuras por todo el recorrido que distaba mucho del carácter naturalizado que querían darle grupos conservacionistas y vecinales. Finalmente, el Ayuntamiento y la Demarcación de Costas desistieron de rematar la obra y aún hoy hay restos de los trabajos y de los más de 600.000 euros que se perdieron por el camino.
Miguel Saro, portavoz de Unidas por Santander, va a llevar la petición al Pleno de la Corporación de la próxima semana. A través de una moción pretende que el plenario inste a la Demarcación de Costas de Cantabria y a Transición Ecológica a iniciar las labores de limpieza y retirada del material restante de la obra ejecutada, facultando al Ayuntamiento de Santander a realizar dichas tareas subsidiariamente previa tramitación del oportuno expediente administrativo.
Asimismo, quiere que el Ayuntamiento de Santander incluya a todos los colectivos implicados en el proceso de redacción del nuevo PGOU, dotando a la zona litoral norte de la máxima protección ambiental prevista en dicho instrumento, “de forma tal que se conserven los valores naturales y ecológicos y se garantice la recuperación y naturalización de las áreas degradadas sin utilizar criterios de sostenibilidad económica que impliquen la construcción de infraestructuras de explotación económica extensivas en uso de suelo”.
Por último, Saro demanda que el Ayuntamiento de Santander y la Demarcación de Costas, con la colaboración del Gobierno de Cantabria, vuelvan a sentarse para redactar un nuevo proyecto de senda sobre la base del Plan Especial de Sendas y Caminos del Litoral. El proyecto debiera restringir el acceso y la circulación de vehículos a motor, aunque se pueda permitir la aproximación en vehículo y accesos transversales surânorte.
Desde la suspensión de los trabajos, los restos de la ejecución del proyecto han permanecido en la zona aumentando la condición de abandono que tiene el litoral, al que se añade los vertidos de basuras y escombros ilegales, las construcciones ilegales y la proliferación de especies vegetales exóticas invasoras como el plumero, señala el portavoz en su exposición de motivos. “La imagen que da un recorrido por dicha costa, con ruinas de la ejecución parcial del anterior proyecto, es de abandono y provisionalidad, como si la zona estuviera esperando una menor condición urbanística para ser atendida por las administraciones competentes”, señala.
El portavoz concluye afirmando que tras las próximas elecciones se va a dar un nuevo escenario político y que es el momento idóneo para hacer realidad una senda naturalizada con la participación de todos. “En estos momentos se inicia la redacción de un nuevo PGOU en Santander, y tras las nuevas elecciones generales del 10-N, se formará un nuevo Gobierno Central que debe asumir las funciones competencia del Ministerio y la Demarcación de Costas”.
A comienzos de la primavera de 2014, la Demarcación de Costas del Gobierno central y el Ayuntamiento de la ciudad -ambas administraciones gobernadas por el PP- iniciaron en la senda peatonal de 10 kilómetros de longitud que transcurre entre el Faro de Cabo Mayor y la Virgen del Mar unas obras con el ánimo de “poner en valor” un “elemento turístico de primer orden”, según expresó el alcalde a la sazón, Íñigo de la Serna, durante la presentación del proyecto.
Sin embargo, aquella actuación que, en palabras del jefe de Costas, José Antonio Osorio, iba a ser “mínima”, se desveló como “totalmente desproporcionada” a juicio de los vecinos. Los habituales de la zona no daban crédito a lo que estaban viendo: kilómetros de vallas que impedían ver el horizonte y la fuerza del mar, formaciones geológicas aniquiladas, construcciones de madera “sin sentido”, movimientos de tierra, maquinaria pesada, hormigón, morios destruidos...
En octubre de 2014, la Demarcación de Costas se vio obligada a paralizar los trabajos en la senda costera de Santander después de una intensa movilización ciudadana, que denunció una actuación “excesivamente agresiva” con la naturaleza.