El conocido como síndrome del emperador se da cuando un hijo “violenta de una manera continuada a sus progenitores para obtener lo que él desea”. Para ello, “los tiraniza de forma verbal, física, psíquica, emocional y/o económica”. Así define esta problemática social el psícólogo Francisco Javier Urra Portillo (Estella, Navarra, 1957), quien hace hincapié en la “gravedad” de esta realidad.
Explica en una entrevista a eldiario.es que la persona que lleva a cabo este tipo de actitud “no está enferma, ni presenta ninguna discapacidad”. “Es una persona consciente de lo que hace y lo efectúa de manera premeditada”, subraya. Cuenta que se inicia a una edad “muy temprana” y que se va manteniendo a lo largo del tiempo, “siempre in crescendo”.
Este especialista, ex Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, impartirá dos conferencias relacionadas con este tema, este miércoles en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander.
Pone sobre la mesa los datos que aportan las fiscalías de menores que reflejan que en los últimos cinco años se ha duplicado la violencia filioparental en España. Sin embargo, Urra va más allá puesto que esas cifras solo recogen las denuncias, no el total de casos. “Es muy difícil que un padre denuncie a su hijo porque sufre, es muy doloroso y tiene miedo de la respuesta de su hijo cuando salga del centro”, sostiene.
Por tanto, asegura que “el número es muy oscuro, es un agujero negro”. Asimismo, aporta otro dato alarmante, proveniente de una circular de la Fiscalía General del Estado, en la que se concluye que “la violencia juvenil en España baja y, por contra, la violencia filoparental aumenta”.
Estos menores agresores, conocidos también como 'pequeños dictadores', son en un 60% varones, siendo el 40% restante mujeres. “Siempre que hay un problema en el hogar de maltrato filoparental, la madre sufre”, asegura Urra. “Las víctimas siempre son las madres, el cien por cien, pero eso no quita para que también pueda haber padres, un 50% de los casos aproximadamente”, recalca.
Según expone este psicólogo, la razón que explica esta situación es que, por lo general, “son físicamente menos fuertes y suelen ser todavía quienes obligan a estudiar, a levantarse por la mañana, a ducharse...a cumplir las órdenes del hogar, cosa que el menor no está por la labor”.
El especialista afirma que las madres hoy en día en España, “siguen estando más encima de los hijos” que los padres. Sin embargo, no catalogaría la violencia filioparental como violencia de género. “Sería un mal diagnóstico”, reconoce. A pesar de ello, asegura que “si tu agredes a tu madre, es muy probable que el día de mañana agredas a tu pareja”.
Por otra parte, a la hora de buscar responsables de este tipo de situaciones, señala varias causas que las provocan, aunque apunta que no es positivo hablar de “culpabilidad”. En primer lugar, resalta que hay padres que “lo hacen muy mal” puesto que “quieren comprar el cariño de sus hijos y se dejan chantajear”. “Todo ello es un gravísimo error”, sentencia.
En este sentido, hace hincapié en que hay muchos padres que se equivocan, “quieren hacer del hogar una democracia y no lo es”. “También hay muchos que quieren ser colegas y amigos de sus hijos, y eso no es hacer de padres”, añade Urra.
Además, pone de manifiesto la existencia de un 20% de padres que tienen claras patologías mentales y de conducta que provocan estas reacciones, así como otro 20% de menores que también tienen patologías del tipo obsesivo compulsivo, trastornos de personalidad o algunos rasgos psicóticos.
Por otro lado, también señala como causa de este maltrato, el hecho de que la sociedad “ha diluido el término autoridad”. Por tanto, “es muy difícil imponerla, no solo para los padres, sino también para los profesores y fuerzas de seguridad”, reconoce el psicólogo.
Además, pone también el foco en internet y las redes sociales, ya que los menores “se relacionan con muchos otros y ya no influye tanto lo que digan los padres”. Y finalmente, recalca que hay muchas situaciones que “no son fáciles de saber por qué se producen ya que son muy subjetivas”. Pone como ejemplo, cuando un hijo “no se siente querido”, a pesar de que los padres sí lo hagan y se esfuercen con él.
Programa 'RecURRA-Ginso'
Francisco Javier Urra es el director del programa 'RecURRA-Ginso' -único en España por sus características-, en el que 108 profesionales trabajan con menores de 16 y 17 años. Aquellos que participan en él, viven en una residencia, “muy bonita, con chalets y con piscina”, según la describe el propio psicólogo, por el periodo de casi un año y con atención las 24 horas.
Explica que sus padres, sean de donde sean, tiene que acudir dos o tres veces al mes a Madrid para trabajar con ellos, a título individual (de pareja) y en grupo. “Tienen grandes dificultades para afrontar la situación, muchas veces tienen sentimiento de culpabilidad, y todo eso hay que trabajarlo”, afirma.
“Si te tuviera resumir la situación, lo haría en dos palabras: quieren quererse”, subraya. Urra argumenta que los padres quieren mucho a sus hijos y estos sienten lo propio por sus padres, aunque si los juntas “no lo parece”. “Lo que ocurre es que ha habido unas fallas educativas graves por lo que se ha perdido el respeto, entre otras cosas”, diagnostica.
Así pues, este psicólogo define este fenómeno como “la patología del amor”. Señala que en este proceso también sufren mucho los abuelos y el resto de hermanos en el caso de tenerlos. Relata que en el citado programa han trabajado con alrededor de 1.600 menores, siendo el 22% adoptados procedentes en su mayoría del este de Europa. Urra afirma que su porcentaje de éxito es del 70%. “El 30% que fracasamos puede ser problema de los padres, de los hijos o nuestro”, reconoce.
Además, subraya que en España, como en muchos países, “tenemos un problema grave” con este aumento de la violencia filoparental. No obstante, según detalla, “quizá es el país de Europa que va por delante en este asunto porque a pesar de ser un tema tabú, se habla y en otros lugares no”.
Consecuencias para el futuro
Tal y como expone el también presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia filioparental, si la tendencia en torno a este maltrato continua en esta línea, traerá consigo importantes consecuencias negativas para el futuro. Por un lado, la gente “no va a querer tener más hijos”, por razones más allá de las económicas que ya de por sí hacen que en España sea tan baja la natalidad.
Y como segunda consecuencia, Urra recalca que la población anciana “lo va a pasar muy mal”, puesto a los jóvenes se les educa “para que piensen en ellos mismos y no en los demás”. “Hay que educarles en el 'tú' y no en el 'yo' puesto que de lo contrario, formaremos personas muy egoístas, dominantes e insoportables”, reflexiona.
Finalmente, concluye destacando que a los menores hay que educarles “en la naturaleza, en los campamentos y en la austeridad”, y que “de vez en cuando hay que decirles que no”. “Es importante sancionarles”, apostilla el psicólogo, “porque la vida no es un parque temático, esto no es Disney, y hay que prepararles para ella”.