Una operación en cascada y una compra millonaria: así se hizo Fresenius con el servicio de diálisis de Valdecilla
La trama mundial de sobornos que durante años ha llevado a cabo la multinacional Fresenius con nefrólogos de la sanidad pública ha salpicado de lleno al servicio de diálisis del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Seis de sus facultativos, entre ellos, los dos exjefes del servicio y el excoordinador de trasplantes, habrían recibido “pagos irregulares” por valor de 2,7 millones de euros, así como diversas prebendas de la compañía alemana a cambio de información privilegiada sobre concursos públicos, emplear en los tratamientos los productos “más caros” de la firma y derivar pacientes a centros de su propiedad, según consta en un informe publicado por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, en sus siglas en inglés).
La empresa que históricamente ha gestionado en Cantabria el tratamiento de las insuficiencias renales es Dialsan (Diálisis Santander). Es toda una institución en esta Comunidad e incluso fuera de sus fronteras, ya que Valdecilla es centro de referencia en el trasplante de riñones y pacientes de toda España acuden regularmente hasta la capital cántabra para recibir tratamiento.
Desde que se fundó a comienzos de los años 80, Dialsan ha sido una especie de apéndice del hospital cántabro. Inicialmente, el mayor número de enfermos recibían los cuidados en el propio hospital y solo una pequeña parte que no podía asumir el centro era derivado a la empresa. Esta equidistancia entre lo público y lo privado se fue revirtiendo con el paso de años, especialmente desde que en 1999 se derrumbó una de las fachadas del hospital y dejó inhabilitadas parte de las instalaciones.
La sincronía entre Valdecilla y Dialsan ha sido tal que la mayoría de los pacientes creían que estaban siendo tratados por profesionales del Servicio Cántabro de Salud cuando en realidad se trata de un servicio privatizado desde hace más de dos décadas.
A esta confusión ha ayudado que Dialsan haya estado gestionada por varios de los propios nefrólogos que ejercían en Valdecilla y derivaban el tratamiento a la clínica privada sin coste alguno para los usuarios al tratarse de un servicio externalizado por la Consejería de Sanidad del Gobierno de Cantabria, de modo que el proceso era asumido con total naturalidad y pasaba prácticamente desapercibido.
Desde el año 2000, la participación de Dialsan fue creciendo hasta asumir prácticamente la totalidad del servicio de diálisis, lo que obligó a la empresa a trasladar su sede inicial de la calle General Dávila a un nuevo espacio mucho más grande situado en el centro de negocios Gran Zoco Santander. Su gerente y cabeza visible hasta el año 2004 fue el doctor Rafael Escallada Cotero, quien actuó como administrador único de la sociedad hasta pocos meses antes de fallecer.
Es justo en ese momento cuando se produce el desembarco de la multinacional Fresenius, que pasa a hacerse cargo de la diálisis en Cantabria en una operación mercantil en cascada en la que participa una tercera sociedad, Naslaid SA, según la investigación realizada por eldiario.es.
El objeto social de esta empresa es el alquiler de bienes inmobiliarios y su denominación coincide exactamente con 'Dialsan', solo que con las letras en orden inverso. Sus seis administradores son los seis médicos que, según apunta el informe hecho público por el SEC, estarían implicados en esta trama que afecta a profesionales de 17 países de todo el mundo, entre ellos, España.
En concreto, se trata de dos exjefes del servicio de Nefrología de Valdecilla, Ángel Luis Martín de Francisco y Manuel Arias Rodríguez; el que fuera coordinador de trasplantes, Julio González Cotorruelo, así como los nefrólogos Saturnino Sanz Castro, José Antonio Zubimendi Herranz y Pedro Morales Martín. Todos ellos se encuentran ya jubilados.
3 de marzo de 2004
El 3 de marzo de 2004 es una fecha clave en la que se efectúan múltiples operaciones mercantiles que acaban con Fresenius haciéndose con el control del servicio de diálisis. Ese día el doctor Escallada Cotero cesa como administrador de Dialsan y se nombra a tres nuevos administradores solidarios: Andrea Stopper, Ricardo Pedro Arias Duval y José Manuel Huete Méndez, los tres vinculados a la compañía alemana.
Además, de forma simultánea se aprueba una declaración de unipersonalidad que otorga el poder de Dialsan a Naslaid, que igualmente cambia de administradores ese mismo 3 de marzo de 2004. Los seis médicos dejan de tener responsabilidades en esta empresa y desembarcan nuevamente los tres mismos directivos de Fresenius.
Según el informe del SEC, además de adquirir la empresa a los seis médicos de Valdecilla, durante los años siguientes Fresenius les pagó el 5% de la facturación y les arrendó el local de su propiedad situado en el Zoco Gran Santander, lo que les proporcionó una “compensación adicional”. También recibieron ingresos a través de “otras formas de negocio” como “consultorías”. En total, la operación supuso unos ingresos de más de tres millones de dólares (2,7 millones de euros), apunta el organismo de EEUU.
Durante los siguientes meses y años se produjeron algunos cambios en las direcciones ejecutivas tanto de Dialsan como de Naslaid, donde entran y salen nuevos administradores y apoderados. Los movimientos más destacados tienen lugar en 2010, cuando Naslaid es absorbida por Dialsan y esta a su vez pasa a estar controlada por National Medical Care of Spain SA -una filial de Fresenius-.
Finalmente, un año más tarde, Dialsan desaparece como tal y cambia su denominación definitiva a Fresenius Medical Care Services Cantabria, S.L.
200 millones de sanción
El desembarco total de Fresenius en Cantabria se enmarca dentro de una trama mundial de sobornos que ha sido hecha pública por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos después de que el Departamento de Justicia de este país haya alcanzado un acuerdo con la multinacional de origen alemán por el cual esta ha aceptado pagar 231,7 millones de dólares (algo más de 200 millones de euros) a cambio de no ser procesada por haber violado la ley de prácticas corruptas.
Para aumentar su red de negocio, Fresenius realizó “pagos irregulares”, consultorías “sin control”, “regalos” y “viajes” a nefrólogos de la sanidad pública para que derivasen pacientes a centros de su propiedad y para que empleasen en los tratamientos “los productos más caros de la compañía”, así como para obtener información confidencial sobre concursos públicos y poder “influir” en ellos.
Además de los seis nefrólogos de Valdecilla, también estarían implicados la presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, María Dolores del Pino, quien recientemente fue relevada como jefa de servicio de Nefrología en el hospital de Torrecárdenas (Almería). También Antonio Galán, jefe de servicio de Nefrología del Hospital General de Valencia, es otro de los jefes de servicio sobre los que Fresenius ha informado a las autoridades de EE UU, según ha publicado El País.
Este diario se ha puesto en contacto con el departamento de Prensa de la Consejería de Sanidad de Cantabria para conocer las adjudicaciones vinculadas al servicio de diálisis de los últimos años sin que hasta el momento de la publicación de esta noticia haya obtenido respuesta por su parte. En una búsqueda en la hemeroteca se puede encontrar que dicho servicio fue adjudicado a Fresenius en el año 2007 por 16,4 millones de euros por un periodo de cuatro años.