Andrés Suárez: “A veces el folio en blanco es un espejo y vernos no siempre es agradable”
Andrés Suárez (El Ferrol, 1983) está preparado para mirar de frente al futuro. Después de superar el bloqueo creativo del confinamiento y de publicar su álbum homónimo, el cantautor pretende hacer de su siguiente trabajo una defensa de la vida. Siente que se lo debe a todas aquellas personas que le sacaron carcajadas en los momentos más tristes, a los héroes y heroínas de este siglo. Pero antes del futuro, está el presente. Su gira actual, '#AS2022', le lleva este sábado 30 de julio al festival Magdalena en Vivo junto a Rulo y La Contrabanda en un concierto solidario en el que se recaudarán fondos para causas sociales. Mientras hace un repaso junto a elDiario.es de su agenda de conciertos, el músico gallego reconoce estar contento de no poder acordarse de todos sus destinos. “Este verano es, por suerte, el del trabajo y la locura”, asegura.
¿Había ganas?
Totalmente. Yo soy un privilegiado, entre julio de 2020 y enero de 2022 creo que di como 100 conciertos. Una atrocidad, una barbaridad, pero no es lo mismo. Por motivos obvios no podía ir con mi banda, con mi equipo, mis chicos… Ahora sí, ahora es como volver a la vida del todo, entonces lo vives con una intensidad abrumadora.
Ha dado 100 conciertos en dos años y es un artista reconocido a nivel nacional, pero empezó con 18 años tocando en la calle recién llegado de Ferrol, ¿cómo ha sido ese cambio?
El cambio he decir que es únicamente profesional. Quiero decir, el cambio verdadero y el peligroso sería que yo personalmente me convirtiera en una suerte de imbécil porque de repente me escucha más gente o vendo más discos. Lo importante es que una vez al año, por desgracia menos tiempo del que yo quisiera, veo a mi madre y cuando la veo allí en Galicia me dice que estoy igual o que soy el mismo. Me quedo con eso. ¿Que me escucha más gente? Sí, también se venden más discos, más libros y ojalá se vendan más aún. Siempre y cuando seas tú, siempre y cuando no te vendas, siempre y cuando seas honrado. Hago unas canciones y si el público decide elegirlas, lo único que puedo hacer es dar las gracias, ¿no?
¿Qué cree que es lo que ha atraído al público?
La verdad es que no tengo ni idea, tienes mi palabra de honor, de por qué ha sido. ¿Cuál es la clave del éxito? ¿Por qué se venden más discos de uno o menos de otro? No lo sé y sinceramente no lo quiero saber. Imagínate que los que hacemos canciones, cine, teatro o libros supiésemos cuál es la clave del éxito. Estaríamos todo el rato dándole al botón, todo el rato queriendo triunfar. Lo que nos excita tanto es no tener ni idea y buscar esa clave. Yo lo que trato de hacer únicamente es, lo decía antes y creo que es la palabra, ser honrado. Hoy en día el público es de todo menos tonto, es muy inteligente y tiene mucha oferta. Si mi intención es vender y quedar bien contigo, me vas a pillar enseguida, así que yo solo trato de dormir bien por las noches. Hacer discos que me representen, canciones que sean emocionantes, dejarme la piel encima del escenario o estudiar guitarra, piano, voz. Trato de formarme y de que al salir de un concierto mío te haya compensado muchísimo haber comprado esa entrada y haber hecho esos kilómetros.
Hay gente que dice que las redes son una mierda, que son muy agresivas. Perdóneme usted, las redes somos nosotros
Como persona que trabaja con la creatividad en situaciones como, por ejemplo, una pandemia, ¿le ha dado miedo alguna vez quedarse sin nada nuevo que contar?
Me ha pasado. En la pandemia, por supuesto. Admiré, admiro y admiraré toda mi vida a la gente capaz de hacer cine, teatro, discos y canciones brutales, en momentos en los que yo no sabía si íbamos a estar vivos o quiénes iban a morir y por qué. Yo no pude hacer ni una canción. Soy hijo de sanitaria y no sabía si mi madre iba a morir. Me importaban en ese momento muy poco las canciones. ¿Qué sucede? Que estoy vivo, sobreviví. Eso significa también perdonar los momentos de silencio cuando no hay musas y de repente no eres capaz de escribir una canción. Lo lógico es que te castigues, tengas ansiedad, busques todavía más la canción o quieras enfadarte con las musas. Es que las musas vienen cuando les da la gana y como les da la gana. Esa respuesta que dio el maestro Joaquín Sabina, “Las canciones salen como y cuando quieren”, menuda verdad.
Yo he estado meses de mi vida, después de publicar 'Moraima' o 'Mi pequeña historia', en los que no podía hacer un verso o una frase publicable. No era capaz. El síndrome del folio en blanco, ¿no? Es horrible, pero propongo perdonarse, quererse y entender que no somos máquinas de producir. Hay que aceptar el silencio, lo que es imperdonable es que nos aburramos. Es decir, en la pandemia puedes decirme que no te salen canciones, no pasa nada. Lo que no puedes decirme es que te aburres. Tenemos wifi, calefacción, acceso a todas las series, teatros o documentales del mundo. ¿De qué nos estamos quejando todo el rato? Lo que no permito es aceptar el aburrimiento. El silencio sí, no pasa nada.
¿Qué diferencias ha encontrado entre escribir canciones y libros?
Casi todas. Mucha gente piensa que es lo mismo y le explicaría con toda mi pasión que es extremadamente distinto. Una canción tiene un tiempo limitado. Tenemos 3 o 4 minutos para hacer una canción, excepto Extremoduro, que hizo una de 30 minutos que se llama 'Pedra', el resto de los mortales no somos tan genios como Roberto Iniesta. Un libro es infinito. Las canciones tienen un ritmo, una musicalidad, una estrofa... Un libro puede ser el mayor desorden, anárquico, como le dé la gana. Es muy, muy diferente. A mí lo que más me costó fue escribir mi primer libro, lo hice gracias al apoyo del maestro Víctor Manuel. Escribí el prólogo de su libro de memorias y casi me obligó a escribir un libro yo. Luego mi editor, ahora amigo, ya casi hermano, Gonzalo Alberto, decía que yo tenía algo que podía ser publicable más allá de esos tres minutos, me dejé querer y lo hice. Que sea bueno o malo no lo sé, pero desde luego me lo pasé muy bien y fue un ejercicio maravilloso en la profesión porque era ejercitar el oficio viejo del escritor. Levántate a las seis de la mañana, tómate un café y a ver qué le dices al folio en blanco. Es durísimo, a veces el folio en blanco es un espejo y vernos no siempre es agradable.
Es cierto que reivindica mucho a los clásicos y los menciona mucho en otras entrevistas, pero tampoco deja de mirar al futuro, por ejemplo, con cantantes como Ainoa Buitrago...
Es que si yo no hago lo que hicieron conmigo soy un cretino, un mezquino y no me considero eso. Podría estar ahora quince minutos de entrevista hablándote de los gigantes de la música que me han ayudado a cambio de nada. Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén, Joaquín Sabina, Pablo Milanés... y puedo seguir. Uno de mis amigos con los que voy a cantar es Rulo, en Santander. Gracias a esa ayuda de gente que luego se convierte en amigos te va mucho mejor. La música está demostrando en la pandemia que es unión. Es 'yo contigo', no 'yo contra ti'. Eso jamás, es una estupidez de egos. Hay una generación que viene pisando muy fuerte, pero que evidentemente en lo único en lo que la puedo adelantar y ganar es en vejez. Lo lógico es que diga: “Mira, hay una persona aquí con un talento alucinante, escúchenla”. Hay una generación de artistas como Íñigo Merino, Ainoa Buitrago, María de la Flor, Sara Socas... que son tan buenos que molestan, 'carallo'. ¿Cómo pueden tener tanto talento siendo tan jóvenes? [ríe].
Se ha implicado mucho con el tema de la pandemia. Usted ha dicho siempre que tiene plena libertad para expresarse como artista, ¿también a nivel social?
Está pasando una cosa muy peligrosa. Hay gente que dice que las redes son una mierda, son muy agresivas. Perdóneme usted: las redes somos nosotros. Somos personas con una fotografía, un ‘nick’ y entramos ahí. ¿Qué sucede? Que desde 2020 ya no hay silencio y el odio crece. Ya no es que no me guste tu libro, a día de hoy a lo que le llaman críticas es mencionar a nuestros muertos, a nuestros familiares. No estoy exagerando. Se está viendo en casos de compañeros de profesión que han sido ‘trending topic’ y que han salido en telediarios por las respuestas que puede llegar a escribir la gente. Creo que a eso no se le puede llamar libertad, faltarnos al respeto tan gratuitamente se llama cobardía. Es tener un perfil falso para insultar o degradar. Pero es una conversación mucho más profunda que esta respuesta, porque una persona que se llama 'hater', odiador, de profesión no quiero imaginarme qué le han hecho en su vida. Estoy escribiendo una canción que trata sobre eso, es decir, lo lógico es que caigamos en el odio y todo el mundo nos insultemos y entonces la gente se quita las redes. Creo que tal vez lo que debamos sentir es lástima por la gente que se dedica a odiar en redes. No sé qué infancia tuvo que tener esa gente para dedicarse a tratar de destruir a las personas, y en algunos casos efectivamente destruirlas. Se ha visto.
Creo que acabamos de ganar si somos capaces de soltar una carcajada en mitad de esta tristeza
Entonces, ¿libertad? Hombre, claro. En este país hubo gente que estuvo en la cárcel o que tuvo que ser exiliada por defender la libertad de expresión. Para que los periodistas pudierais escribir libremente en un periódico hay personas que fueron asesinadas. ¿Cómo no voy a defender la libertad? Libertad, siempre. Ahora bien, estamos confundiendo, creo, esto es mi opinión, la libertad con la agresión.
Todo ese odio que recibe, en parte porque como personaje público está más expuesto, ¿cómo se gestiona para que no acabe destruyéndolo?
Mira, si mi madre me odiase o mi pareja, mi mejor amigo, mi hermana, mi abuelo, mi abuela... Si esa gente me odia, me critica, me puede destrozar. Pero 'jj45_ símbolo de Batman', no. Es algo que a mí no, pero a esta gente joven sí la está destrozando y saben a quién atacar. Las redes sociales tienen algo buenísimo, puedes dar las gracias a alguien en un mensaje privado o público diciendo 'Gracias por tu cariño' o, si no te gusta un disco, 'Gracias por tu crítica constructiva', porque son maravillosas las críticas constructivas. Y luego puedes bloquear y silenciar. Ya está, no pasa nada. Es a los míos a los que necesito cerca. A esa gente es a la que le enseño el disco. ¿A alguien más no le gusta mi disco nuevo? ¡Qué le voy a hacer! Pero no podemos permitir que estemos llegando a esos límites de tensión que lógicamente suceden desde marzo de 2020. ¿Cómo no vamos a estar nerviosos y tensos? Estamos viviendo una pesadilla desde hace dos años y medio, es surrealista todo lo que está pasando. Cuando no hablamos de guerra, es la gran nevada, la gran lluvia... Ya no sabes ni qué es real de lo que están escribiendo porque la realidad ha superado a la ficción. Pero yo creo que volver a querernos un poquito. Volver a disfrutar de un concierto. Volver al teatro, al cine. Volver a abrazarnos. Creo que nos vendría muy bien a todos.
Una de las canciones en la que está trabajando trata sobre este tema, pero en general, ¿qué es lo que le gustaría transmitir a través de su música?
Siempre miro hacia delante. Podría escribir un disco como hijo de sanitaria y como alguien que ha perdido a familiares o amigos en todo este desastre. Podríamos estar ahora cuarenta minutos lamentándonos, llorando, mirando atrás, diciendo por qué la vida es horrible y flagelándonos. Me vas a permitir que no lo vaya a hacer. Creo que la heroína o el héroe de este siglo es una madre que no sabe si va a poder dar de cenar a sus hijos o si van a llegar a fin de mes, pero les hace reír. Ahora lo valiente resulta que es tener humor, ser jocoso, tirar para adelante como sea. Hay gente que lo ha perdido todo. Recuerdo que en plena pandemia mi madre y compañeras de mi madre, que algunas ya no están, me mandaban memes para que yo me riese. Ellas a mí. Si yo hago un disco victimista, llorando, diciéndote que la vida es horrible, ¿qué mensaje le estoy dejando a esa gente? Es gente que quiere que yo ahora mismo me ría y luche por la vida, así que mi disco nuevo va a tirar por ahí. Hubo días en los que no sabía ni cómo reírme, evidentemente, y a todo el mundo le pasaría lo mismo, pero creo que acabamos de ganar si somos capaces de soltar una carcajada en mitad de esta tristeza. Voy a abogar por eso, voy a elegir la vida, sin duda alguna.
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