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Cantabria continúa sin protocolo de detección del autismo: “Los casos más leves siguen sin identificarse”

El autismo tiene una prevalencia en la población del 1%.

Blanca Sáinz

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Preguntar a Alberto Baliñas, trabajador social y gerente de la Asociación de Padres del Síndrome de Trastorno Espectro Autista y otros Trastornos Generalizados del Desarrollo de Cantabria (Aptacan), sobre cómo funciona la detección del autismo en la comunidad supone recibir una mueca de cansancio de forma automática. “En Cantabria los únicos recursos específicos que existen para el autismo son los nuestros y, como ya existe Aptacan, desde el Gobierno no le dan importancia”, critica Baliñas, que compareció recientemente en el Parlamento autonómico para quejarse de esta cuestión.

Precisamente, en el hemiciclo fue donde se aprobó el pasado mes de marzo una iniciativa para instar al Gobierno a aprobar un protocolo de detección precoz y atención del Trastorno del Espectro Autista (TEA) que “no existe”. Una iniciativa que, según cuenta Baliñas a elDiario.es, sigue sin avances.

“No hay un proceso de cribado en Pediatría infantil como ocurre en otras comunidades como Euskadi o Castilla y León. Allí los pediatras pasan a los niños hasta los tres años a atención temprana cuando tienen algún tipo de sospecha, o simplemente de manera rutinaria, y ahí se detecta si hay indicios de autismo para derivar, posteriormente, hacia una unidad de diagnóstico especializada”, relata el especialista.

Pero es que en el caso de Cantabria “ni siquiera existe esa unidad como tal”, por lo que cuando los casos son muy evidentes se derivan a salud mental infantojuvenil o neuropediatría, y cuando los casos son más leves no llegan a detectarse. Así, quitando la unidad de Torrelavega y la de Laredo, donde se 'aprovechan' de ser lugares más pequeños y hacen diagnósticos más personalizados, en lugares como Santander “dicen a las familias que hasta los 7 años no se les va a diagnosticar oficialmente”, algo que para Baliñas “no tiene sentido” puesto que la evidencia científica indica que el autismo se puede diagnosticar a partir de los 18 meses “y Cantabria tiene una edad media de detección altísima”.

“Esto conlleva que estas familias no pueden optar a ayudas públicas, y además genera una incertidumbre tremenda de no saber lo que le pasa a tu hijo... Al final no se puede dar terapia ni el tratamiento adecuado porque no se sabe específicamente lo que es”, explica el representante de Aptacan antes de señalar que el sistema es “casi negligente”.

No obstante, los problemas de las personas con TEA no terminan ahí, y es que aunque se detecte que un niño tiene autismo, la Atención Temprana (AP) en Cantabria solo llega hasta los tres años “mientras en otras comunidades alcanza los seis”. Por este motivo, desde Aptacan reclaman especializar y aumentar la AP hasta esos seis años ya que realizar intervenciones hasta ese momento repercute “de manera exponencial” en el pronóstico de esa persona.

Cabe recordar que el autismo tiene una prevalencia en la población del 1% y que es un rasgo que cada vez se diagnostica más. Una de las razones es porque cada vez se valora a más mujeres, aunque también influye que se diagnostiquen también los casos más leves, algo que desde colectivos como el que ha hablado con elDiario.es también consideran muy importante. “Está demostrado que si la metodología de intervención es específica del autismo, si se trata como tal, los resultados, el pronóstico y la evolución de la persona son mucho mejores”, argumenta Baliñas.

Por tanto, desde esta asociación creada hace casi 20 años y que atiende a unas 225 familias en Cantabria, piden al Gobierno que exista un servicio público “que atienda sus necesidades” y que se encargue de realizar un diagnóstico temprano y diferencial además de crear un protocolo de atención específico. Esta última cuestión resulta imprescindible para los menores a la hora de con qué recursos especiales podrán contar en la etapa educativa, y si necesitarán, por ejemplo, acudir a un centro de educación especial a tiempo completo o si podrán recibir una educación ordinaria con apoyo.

Atención educativa

A la hora de evaluarlo desde el punto de vista educativo, según cuentan desde la Consejería de Educación a elDiario.es, hay tres Centros de Recursos de Educación Especial que se encuentran en Cabezón de la Sal, Santander y Laredo, que están integrados por docentes especialistas en pedagogía terapéutica, conocidos como PT, y en audición y lenguaje, conocidos como AL. “Cuando un colegio tiene un alumno con TEA llama al Centro de Recursos y estos profesionales acuden al colegio a diseñar un plan de trabajo individualizado para el alumno y supervisan y guían al centro”, indican desde este área del Gobierno.

Pero además de acudir a un centro de educación especial o un centro ordinario, hay otras dos opciones que dan desde la Consejería y una de ellas consiste en impartir las clases a niños con TEA en aulas de educación especial pero en centros ordinarios. La otra, sin embargo, consiste en un modelo de educación combinada que reparte el tiempo de los alumnos entre los centros ordinarios y la educación especial.

En lo que respecta a la parte sanitaria, este periódico ha contactado con la Consejería de Sanidad para ver si planean llevar a cabo un protocolo para detectar el TEA, así como si barajan ampliar la edad hasta la que llega la atención temprana y no ha obtenido respuesta, por lo que no ha informado sobre si la proposición de ley presentada en el Parlamento continúa su recorrido y llega al Ejecutivo cántabro.

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