“Decir que en el rap predomina el progresismo es muy optimista”
Nerea Lorón Díaz (Navarra, 1983), más conocida como La Furia, lleva años en la escena musical reivindicando un rap diferente y, ¿por qué no decirlo? un mundo diferente también. Con un estilo único dentro del hip hop y unas letras que evocan empoderamiento y libertad, ya está considerada por muchos como el máximo exponente del rap feminista en España. Ella, con la máxima humildad, sigue considerando que su momento aún no ha llegado, por eso sigue atrapando a nuevos oyentes con la misma ilusión que el primer día.
Este sábado actuará en el Palacio de Festivales de Santander, dentro de 'Las noches raqueras', aunque lo cierto es que hace poco estuvo en la capital cántabra, pero ofreciendo uno de sus talleres de rap feminista. Y es que gracias a estos talleres está consiguiendo aunar sus dos pasiones: la Educación Social, que es la carrera universitaria que estudió, y el hip hop. Precisamente, y buscando transmitir su forma de ver la vida, ha hablado con elDiario.es en una entrevista sin tabúes en la que el feminismo, la maternidad y la música han sido los ejes de una conversación reflexiva y reveladora a partes iguales.
Es mujer y es rapera, así que la pregunta es obligada: ¿Por qué las raperas siguen siendo una minoría tan evidente?
Porque vivimos en un mundo machista. No tiene que ver con el género musical en concreto, y si queremos mirar concretamente, quizá en el pop puede haber más mujeres, pero en el punk u otros estilos de música que están asociados a realidades más crudas o a veces vinculadas con la agresividad, evidentemente no son espacios a los que las mujeres accedemos igual. A nosotras no se nos permite estar enfadadas o quejarnos…
A pesar de que el rap es un mundo en el que predomina el progresismo, parece que la protesta o la queja siguen estando muy reservadas a los hombres. ¿No resulta llamativo que esto siga ocurriendo incluso en espacios de izquierdas?
Decir que en el rap predomina el progresismo es muy optimista por tu parte… Creo que depende del tipo de rap que escuches y lo que la industria musical quiere que nos llegue. Desde los años 90 no es precisamente el rap más combativo, aunque en sus orígenes sí que lo fue, y en los 80 en Estados Unidos esa era su razón de ser, pero ahora mismo a veces es más estética y forma que contenido. Todo depende del rap que escuches, en origen sí, pero ahora… Aun así, también sabemos que en los espacios de izquierda hay machismo. Eso también pasa en los espacios progresistas, el machismo está en todas partes.
En los años que lleva en el rap, ¿ha notado algún cambio?
Lo he notado en la cantidad de discursos feministas que hay en el escenario, y en la cantidad de chavalas que, sin tener un discurso propiamente feminista, ya vienen empoderadas de casa.
No sé si ha seguido la polémica de Zahara, a la que censuraron el cartel de su gira ‘Puta’. ¿Alguna vez ha sentido cierto miedo a que la puedan censurar por sus letras, o por sus títulos?
No he sentido miedo porque creo que a mí ni me miran. Eso pasa fundamentalmente con lo que dicen los tíos: hay raperos en la cárcel, otros exiliados… Esa persecución existe, pero el foco se ha puesto en quienes dicen las cosas importantes y, por lo que se ve, las mujeres no decimos cosas importantes. Lo que pasa es que es verdad que ahora hay feministas que tienen cierta notoriedad y foco, y entonces van a por ellas. Pero no es mi caso. Si lo peto como Zahara igual sí, pero todavía no lo he petado [ríe].
Para mí es crucial posicionarme en los conflictos porque es contrario a mi naturaleza no hacerlo
¿Cómo descubrió el feminismo?
Soy feminista de cuna. Mi madre era activista feminista, y tengo una anécdota que siempre cuentan en casa que es que, cuando tenía 2 años, iba por casa de mi abuela diciendo: “Nosotras parimos, nosotras decidimos”. Y mi abuela se escandalizaba con las ideas que metían a la niña en la cabeza. Así que sí, lo he mamado, y lo he aprendido desde pequeña… En casa he recibido una educación feminista, y a la vez las contradicciones de mi madre. Que eso también ayuda a ubicarse, que una es feminista pero que también tiene un montón de cosas aprendidas de otros lados que a veces entran en contradicción con tus ideales. Nos pasa a todas. Tuve la suerte de tenerlo muy claro desde pequeña, luego ya fui haciendo mis caminos y ya sabemos que hay muchos feminismos, y a veces han estado alejados de los de mi madre. Pero también hay que aprender a no estar de acuerdo, algo que hoy en día hace mucha falta… Aunque entiendo que hay cosas que nos atraviesan. Y no es lo mismo teorizar con una idea, que estar viviéndola en ese momento… Por eso considero que hay discusiones encarnizadas.
¿Es importante que la cultura motive la conciencia feminista? Es decir, ¿es positivo que la cultura se transforme en un arma política?
Según mi manera de ver, no hay cultura exenta de política. Está impregnada. Pero lo interesante es huir del discurso dominante, sobre todo si es un discurso que solo favorece a unos pocos. De hecho, la cultura la tenemos que hacer la gente, no es algo que nos tiene que venir dado, y te digo esto entendiendo la cultura como el arte…
Lo que también es cierto es que a veces se señala a la gente por opinar. Lo hemos podido ver con actrices, por ejemplo, que se han posicionado abiertamente como feministas, pero también tiene que ver cada cual desde dónde sale. No me parece lo mismo ser actriz, que tener un grupo en el que haces tus propias canciones… Entiendo que haya gente que no se quiera significar de un lado u otro, no obstante, a veces caemos en el error de exigir, y tampoco es bueno…
Pero vivimos en conflicto y para mí es crucial posicionarme en los conflictos porque es contrario a mi naturaleza no hacerlo. Así todo, yo no tengo ese foco que pueden tener otras feministas, pero creo que me daría un poco igual decir lo que siento, aunque no sé hasta qué punto [piensa]. Tengo amigas en la red, feministas conocidas, que reciben muchísima violencia, y que tienen situaciones muy chungas que han llegado hasta a lo físico. Estamos asistiendo a una caza de brujas impresionante, y alentando a esos discursos desde muchísimos lugares. No debería ser así. Existe ese miedo a hablar y por algo será… Si vivimos en un lugar en el que a la gente le da miedo decir lo que piensa, es bastante sintomático de que algo está ocurriendo.
La sociedad nos impone el "si no eres la mejor, no te atrevas". Y como nunca te crees que eres la mejor, nunca te atreves
Quedarse embarazada le supuso tener que dividir su disco en dos partes, ¿cree que las mujeres seguimos estando muy condicionadas a planificar al máximo un embarazo para que no interfiera con nuestra carrera?
Veladamente, o no veladamente, pero sí. En mi caso, mi embarazo no fue premeditado, y sí que creo que hay un condicionante superpotente a nivel externo y cuanto más precaria eres, más jodida estás. Esto pasa con el embarazo y con cualquier otra cosa, claro, porque tienes menos medios… Y si encima eres una mujer migrada pues todavía menos porque puede que no tengas la situación regularizada, puede que no tengas red… Así que yo no me voy a poner en el lugar más jodido porque no lo estoy.
En mi entorno laboral sí que me di cuenta de que había incomodidad, y no se me trató como a mí me parecía que me tenían que tratar por el hecho de estar embarazada, pero me importó una mierda. Para mí ser madre es un proyecto más interesante que cualquier otro, y entiendo la incomodidad porque rompes planes. Y claro que tuve miedo a esta realidad tan capitalista y liberal de que todo depende de ti, de que puede que se te vayan los trenes y nunca vuelvan, pero he aprendido a quitarme eso de la cabeza, a hacer lo que me nutre, lo que me hace bien. Y sin esa idea que te meten de fuera de que hay que vender mucho o tener muchos seguidores, eso no es el fin de mi vida. Tengo otra idea del éxito diferente a la que te venden en el mercado.
Imparte talleres de rap de empoderamiento feminista, ¿qué encuentra en esos talleres? ¿Qué llevan dentro las feministas?
Llevamos dentro la necesidad de ser cada cual como somos. Todo el rato nos encontramos con esas trabas, con cómo tienen que ser los modelos de hombre, de mujer, los modelos de deseo (asociados a los modelos de género). El sistema sexo-género-sexualidad, es todo el conjunto de normas que nos dicen cómo ser, cómo comportarnos, cómo sentir, cómo vivir, cómo desear… Todo teniendo en cuenta nuestros genitales desde que nacemos. Así que encontrarnos con las otras es liberador, encontrarnos en un espacio de seguridad, también. Pero es magia… Sienta bien. Se genera una especie de abanico de referentes en los que poderse mirar dentro del mundo del rap, y ver cómo ahí y en otros contextos de épocas distintas, incluso geopolíticos, encontramos muchas similitudes entre nosotras.
Y el hecho de poder crear conjuntamente, sin la competitividad que nos impone la sociedad y sin el “si no eres la mejor, no te atrevas”. Y como nunca te crees que eres la mejor, nunca te atreves, y es romper un poco la barrera. Nosotras nunca nos hemos creído que tenemos legitimidad para ponernos a rapear… Como no tenemos referentes de mujeres, ni LGTBIQ+, nos cuesta vernos ahí, pero cuando lo ves en otras te da ese subidón. Y también hay la parte técnica, y el taller suele terminar grabando la canción, haciendo un videoclip, y es la forma de ponerle la guinda al proceso. Ves que lo que piensas lo pones en un papel, y después pones tu voz en valor, grabándolo guay, poniéndolo bonito y encima con un videoclip así que termina todo con un subidón muy chulo y muy potente.
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