Alquileres estacionales “a ciegas”: los efectos de la “desestabilización” de docentes en la búsqueda de vivienda

Seis días para encontrar piso y hacer la mudanza. A finales de agosto. El más difícil todavía al que se ha enfrentado la comunidad docente al inicio de este curso escolar en varias autonomías. Alquileres caros, estacionales y muchas veces, “a ciegas” en un mercado cada vez más saturado por la proliferación de pisos turísticos: es el resultado del último proceso extraordinario de adjudicación de plazas, que más que estabilizar, ha “desestabilizado” a los profesionales de la enseñanza, apunta Diegu San Gabriel, representante del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Cantabria (STEC).

El Gobierno de Cantabria comunicó los destinos definitivos el día 24 de agosto y el periodo lectivo comenzó el 1 de septiembre. “Hemos tenido menos de una semana para encontrar piso en la localidad que nos ha tocado”, explica Jennifer Álvarez. La orientadora, de 36 años, es interina en el Colegio Público de Educación Infantil y Primaria Concepción Arenal en Potes, a los pies de los Picos de Europa. “Vivo en Santander y me había planteado desplazarme en coche a todos los destinos que había solicitado, menos a Potes, porque al final pasas más de tres horas en la carretera cada día para ir a trabajar. Por eso había empezado a buscar antes por si acaso, para tener un listado”.

Los días previos al anuncio de las adjudicaciones definitivas comenzó “el movimiento” en los grupos de Facebook dedicados a la búsqueda de alojamiento para docentes. Álvarez decidió contactar ya con tres propietarios. El mismo día 24 uno de los pisos había volado antes de que pudiera concertar una cita para verlo. Horas más tarde, aunque ya había acordado una visita, el segundo también estaba ocupado. “Hablé con la casera y me dijo que lo habían alquilado solo con ver las fotos. Hay tan pocos pisos en oferta que el primero que dice que sí se lo lleva”. 

El tercer casero le dio la oportunidad de ver el inmueble. “Me siento afortunada, la verdad, porque no es lo habitual”, apostilla. Más allá de la carrera contrarreloj, quien consigue una vivienda en condiciones aceptables está sujeto a la estacionalidad y, por supuesto, al incremento de los precios. “Hace años los alquileres para los profes, al ser de septiembre a junio, eran bastante asequibles, pero ahora están en el entorno de los 450 euros, eso teniendo en cuenta que en verano te vas a la calle y que en su mayoría son apartamentos”.

La orientadora añade que Potes es un ejemplo claro de cómo la proliferación de alojamientos turísticos ha limitado la oferta de viviendas en alquiler incluso para el periodo escolar completo. “El verano se está alargando y en septiembre pueden seguir alquilando los fines de semana o en día sueltos. De hecho, tengo compañeras que este mes han optado por ir y venir hasta que haya pisos disponibles”. A la incertidumbre general y los nervios del principio de curso, del nuevo destino, se suma ahora “el miedo a no tener dónde quedarte. Y no debería ser así”, concluye.

“Cantabria es una comunidad pequeña y este problema no ha sido tan acuciante como puede haberlo sido en Castilla y León o Andalucía, puesto que los docentes en general optan por la movilidad excepto en los casos concretos de Liébana, Campoo -antes de que se abriera la autovía, ahora ni siquiera-, Castro Urdiales o Soba”, explica San Gabriel. No obstante, “este año el concurso de méritos ha provocado mucho movimiento. Mucha gente ha venido de fuera -el 75% de las plazas ofertadas han sido ocupadas por docentes de otras comunidades autónomas- y quienes estaban cerca de sus lugares de trabajo se han visto desplazados, incluso fuera de Cantabria”.

El concurso de méritos ha provocado mucho movimiento. Mucha gente ha venido de fuera -el 75% de las plazas ofertadas han sido ocupadas por docentes de otras comunidades autónomas- y quienes estaban cerca de sus lugares de trabajo se han visto desplazados

Es el caso de Patricia del Rosal y Esmeralda Ferrero, ambas maestras de Audición y Lenguaje. Del Rosal, de 47 años, es ya “más cántabra que astur”. Vino de Oviedo y llevaba años afincada en Comillas. Ahora le han adjudicado plaza en Laredo, a unos 90 kilómetros de distancia y a más de una hora de carretera de su casa. “Al principio me planteé ir y venir, porque estaba muy cómoda y ya tenía mi vida hecha, pero al final es un traslado de hora y pico en coche, en función del tráfico”. La situación este año “se ha complicado bastante con la estabilización porque mucha gente ha venido de comunidades autónomas más distantes”, corrobora.  

“Laredo es un pueblo costero turístico y la competencia se nota, hay pisos estacionales que se alquilan sin visita previa”, confirma. Al incremento del precio de los alquileres -“a partir de 550 euros y hasta los 780 euros”, apunta Del Rosal­­-, se suman “otras complicaciones, como tener una perra, que es mi caso”. Más allá, “cuando estás en un piso estacional no puedes empadronarte y eso supone no tener acceso a un médico de cabecera. Tengo discapacidad, dolencias crónicas, y dispongo de asistencia sanitaria como desplazada, pero ahora como funcionaria de carrera debería contar con un médico de cabecera. No tenerlo me genera problemas, por ejemplo cuando necesito un especialista”.

Hay algo más en lo que coinciden Jennifer Álvarez y Patricia del Rosal: si para ellas, ambas docentes, que buscan alquileres en principio estacionales de septiembre a junio -en Potes y Laredo- ha sido casi misión imposible, ¿qué es de la gente que trabaja de forma temporal en los establecimientos hosteleros en verano? “No me lo quiero ni imaginar”, subraya Del Rosal.  

Esmeralda Ferrero, cántabra de 42 años, afincada en Bilbao. Dieciséis años trabajando en la costa oriental de Cantabria. Rizando el rizo, méritos y baremo mediante, “estabiliza” en el Colegio Público Buztintxuri de Pamplona-Iruña. Ferrero considera que la Administración incurre “supuestamente, y digo supuestamente porque nadie lo reconoce, en fraude de ley. En una medida rápida impuesta por la Unión Europea para reducir la interinidad sacaron este concurso de méritos extraordinario y la llamada oposición light. Al final todos participamos. Dices, vale, yo echo para toda España, por una plaza fija lo que sea, pero luego llega el momento, te ves dentro y ya las cosas cambian”.

Ferrero, que tiene un hijo de 12 años,  va y viene de Bilbao a Pamplona, cada día. Su suerte es que se ahorra una centena de kilómetros. “El caso”, continúa, es que “detrás de esto hay un negocio, porque tú ves anuncios que ponen: Se alquila piso a docentes y sanitarios sin hijos de septiembre a junio. ¿Qué estamos, tontos?”. “A día de hoy, lo que menos me está costando es la movilidad, la otra opción era irme para allí sola y dejar a mi hijo con mi marido”.

El baremo del concurso extraordinario de méritos no ha estado exento de polémica. La Confederación Intersindical de Trabajadores de la Enseñanza (STEs-i,) interpuso un recurso ante el Tribunal Supremo que fue desestimado en su totalidad. Al final, la medida inmediata que propone STEC para evitar estas situaciones es “adelantar la adjudicación de las vacantes y que además salgan todas”, subraya San Miguel, “porque este año ha habido 267 plazas sobrevenidas, adjudicadas el 6 de septiembre, lo que ha provocado aún más injusticia e indignación cuando, estando más cercanas en algunos casos, se han asignado a candidatos con menor puntuación en las listas”.

Al parecer, los recursos humanos son infinitos, porque todavía no se ha terminado el proceso. “Faltan las plazas de estabilización de los profesores de Primaria que tendrá lugar en 2024”. 

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