En la actualidad, es inconcebible para gran parte de la población pasar un mes, o incluso una semana, sin consumir algún tipo de contenido digital. Las plataformas en streaming llegaron a principios de la pasada década a las casas de todos los amantes de cine y series para quedarse, ofreciendo contenido multimedia y audiovisual a la carta, algo que a comienzos de siglo era impensable. En España, una plataforma denominada Filmin surgió en 2007 con una visión innovadora para la época. Desde entonces, la marca sigue ofreciendo contenidos al estilo 'video on demand' a su audiencia, ampliando el catálogo y compitiendo con plataformas de renombre mundial como Netflix, Amazon Prime Video o HBO. Jaume Ripoll, cofundador de la empresa, recuerda la lucha que la compañía llevó a cabo hasta establecerse como un referente nacional con más de 10.000 títulos disponibles.
Ustedes fueron la primera plataforma de streaming en España. ¿Cómo surge un proyecto tan innovador y se adentra en un territorio inexplorado hasta el momento?
Hace 17 años, cuando empezamos a desarrollar esta idea, no existía Netflix ni cualquier otro referente que sirviese de ejemplo. Sin embargo, intuimos que la nueva vía de actuación sería en internet, y que los siguientes pasos tendríamos que darlos hacia el entorno online. En ese momento fue de lo que nos dimos cuenta, pero otra cosa era cómo convertir esa intuición en una certeza mediante un proyecto viable. Eso es lo que tuvimos que entender después, durante el aprendizaje hubo que aprender de tecnología, porque no había ejemplos similares; del modelo de negocio, porque no existía la suscripción en streaming; de derechos, porque la industria del cine tradicional tenía reticencias con dejarnos las películas, y de capacidad de marketing, para darnos a conocer. Estos cuatro elementos fueron claves para que la compañía llegase a ser rentable. Realmente tardamos diez años en conseguirlo.
Desde 2022 ofrecen contenidos propios, ¿es un salto difícil?
La producción original, para una plataforma en streaming, es lo más caro de todo y la que más riesgo entraña. Nuestro presupuesto es inferior al de otros competidores, así que tenemos que buscar cómo optimizar ese presupuesto con resultados y obras que sean relevantes para nuestros suscriptores. Parece trivial, pero no lo es. Hasta ahora hemos sido prudentes en cuanto al número de producciones que realizamos por año y, de momento, vamos a seguir por ese camino. En lugar de eso, este 2024 hemos participado en el desarrollo de muchísimas obras nacionales, como algunas de Jonás Trueba, Nacho Vigalondo, Celia Rico o Andrea Jaurrieta. Ese es el camino que queremos seguir.
¿Cómo funciona la mecánica de clasificación por estados de ánimo?
El algoritmo es ciertamente emocionante. En Filmin, respecto a la búsqueda o clasificación, nosotros pensamos en cómo animar al suscriptor a conocer películas que quizás no conocía, o a adentrarse en géneros que tal vez no estén tan trillados para él. No solo presentar a la ganadora del Festival de Cannes o el director de cualquier película premiada, hay público al que eso no tiene por qué parecerle relevante. Estados de ánimo permite al espectador llegar a películas a las que no hubiese llegado nunca de otra manera. Uno de los grandes retos que tienen las plataformas es fomentar el descubrimiento del espectador.
Las recomendaciones de visionados se sustentan principalmente con algoritmos, ¿se debe luchar contra la IA o abrazar las ventajas que ofrece?
No es una relación ambivalente. La inteligencia artificial todavía está en los primeros pasos, pero permite optimizar el catálogo. Una plataforma como la nuestra invita al conocimiento, tenemos que buscar formas de invitar al espectador a ver algo que de otra manera no iba a ver. El éxito del cine de autor en los últimos años lo refleja, casi todas las obras son singulares, no obedecen a ninguna norma.
Existe entre algunos sectores la creencia popular de que el cine español es de baja calidad. ¿Qué diferencia a la industria cinematográfica española con otras industrias? ¿Es un mercado aún a desarrollar?
No lo creo en absoluto. En España, la última década ha sido brillante a nivel de producción. Se ha rodado muchísimo, tanto series como largometrajes; se ha dado trabajo a mucha gente. La industria del cine español está en el mejor momento de su historia. Creo que en este sentido estamos muy bien. 'Creatura' ganó el festival de Cannes el año pasado como mejor película europea, hay un montón de películas relevantes en festivales internacionales, hay éxito a nivel mundial de películas españolas, solo hace falta fijarse en autores como Carla Simón o Albert Serrá.
En España, la última década ha sido brillante a nivel de producción. Se ha rodado muchísimo, tanto series como largometrajes; se ha dado trabajo a mucha gente. La industria del cine español está en el mejor momento de su historia
Hábleme de 'The Filmin Times'...
'The Filmin Times' es un proyecto muy bonito. Al comienzo, el periódico nació con la obsesión que tenemos de intentar ampliar el público que vive el cine. Para ello, creemos que una de las vías principales es la educación, formar a la audiencia, y de ahí nació crear el periódico digital. Nuestro objetivo es conseguir que el cine ayude a entender mejor nuestra historia, tanto pasada como contemporánea. Realmente queremos que el propio uso de Filmin te invite a seguir descubriendo aún más.
¿Cree que la abundancia de opciones facilita la creación de contenido de menor calidad, con una búsqueda de visitas más cerca del apartado económico que del artístico?
Es cierto que el tema de la calidad es un debate eterno. Todo depende de a lo que cada uno llame calidad. Desde mi punto de vista, se basa en la distancia que hay entre los objetivos de una obra y los resultados que obtiene la misma. Si la obra es de entretenimiento y consigues evadirte con ella, ¿por qué iba a ser mala? No creo que se hagan películas malas solo por eso. También ha sido muy positivo que grandes autores tengan el presupuesto para grabar sus obras, aunque no siempre con la libertad que querrían. Se podría decir que eso conlleva un riesgo de homogeneizar ciertas obras en fórmulas que funcionan, todo depende de la libertad.
No creo que se hagan películas de mejor o peor calidad, todo depende de a lo que cada uno llame calidad. Para mí, es la distancia que hay entre los objetivos de una obra y los resultados que obtiene la misma. Si la obra es de entretenimiento y logra entretener, ¿por qué iba a ser mala?
Desde su punto de vista, como distribuidor, ¿cómo se evita que el contenido esté orientado a sus gustos propios, aunque sea de manera indirecta?
Lo bueno es que no existe un solo gusto, somos personas heterogéneas. Personalmente, dudo que exista una persona a la que solo le gusten las franquicias comerciales de superhéroes, por poner un ejemplo, puede ser, pero no es lo común. Creo que en normalmente la audiencia somos más inquietos y diversos. Pienso que, en general, tenemos la capacidad de ver una película española, como un romance francés, como una comedia italiana... Todo depende del momento y del argumento. El éxito de Netflix, por ejemplo, se fundamentó a partir de producciones locales, lo que demuestra que lo local puede viajar a todo el mundo. Pese a ello, sabemos que hay películas con una vocación muy concreta, dedicadas muy específicamente al drama o al entretenimiento. Opino que los espectadores de Filmin pueden ver contenidos muy variados. Una de sus características es conseguir combinar todos los géneros para que la plataforma consiga ser una amalgama de todos ellos, así es como entendemos en Filmin el audiovisual.
Antes de las plataformas en streaming existían los videoclubs. ¿Qué es lo que diferencia a un videoclub de una plataforma en streaming como esta?
La diferencia está en quién elige. En un videoclub había un coste por elección, allí el peaje por cada decisión era tanto económico como logístico, difícilmente podías “deselegir” tu decisión. Cuando cogías una película en un videoclub, pagabas por ella, te la llevabas a casa y si no te gustaba, tenías que volver al videoclub, devolver la película y pagar por otra. En una plataforma de streaming pagas algo más por la suscripción, pero no tienes que salir de casa, por tanto, tu elección tiene mucho menos coste, tanto económico como temporal. Si no te gusta la película que has escogido, das para atrás y escoges otra. Sin duda ha cambiado el proceso de elección en el cine.
¿Dónde está el futuro de Filmin? ¿Puede competir con gigantes del sector como Netflix o HBO?
Yo creo que la salud de la compañía demuestra que, efectivamente, hay espacio para nosotros. Hemos conseguido afianzar una marca y contamos con la complicidad de muchos suscriptores. El futuro es seguir siendo lo que nos llevó hasta donde estamos, sin perder nuestra identidad. Queremos ser diversos y amplios. Es cierto que es difícil mantener siempre la misma identidad, es tentador dejar de ser lo que te llevó al éxito e intentar expandirte a más ámbitos, es un gran riesgo. Sin embargo, creo que hemos sabido no perder la personalidad que nos llevó hasta aquí.