Llegado el final del año académico 2020-2021 toca hacer balance del que ha sido el primer curso COVID, en el que la incertidumbre por la presencialidad, que marcó su inicio tras el cierre total de colegios e institutos nada más irrumpir la pandemia en marzo del pasado año, se ha ido desvaneciendo a medida que han pasado los meses y se ha demostrado que las aulas son seguras.
Y es que en Cantabria, según los datos facilitados a elDiario.es por la Consejería de Educación, no se puede decir que la pandemia haya pasado de puntillas por los centros educativos, pero sí que su incidencia ha estado lejos de la que padres y madres o los sindicatos de profesores temían a principios de septiembre.
Los planes de contingencia y las medidas impuestas para evitar contagios masivos generaron entonces preocupación en las familias y desencuentros entre docentes y Administración. Ahora, nueve meses después, las cifras arrojan luz sobre un modelo con distancias de seguridad, ratios reducidas, más profesorado y 'grupos burbuja' que ha funcionado.
En este sentido, han sido solo siete centros educativos, de un total de 289, los que a lo largo del curso han tenido que clausurarse en algún momento, mientras que apenas el 15,6% del alumnado ha estado afectado por cuarentenas relacionadas con el ámbito educativo.
En concreto, los primeros cierres totales o parciales se produjeron en el CEIP José María Pereda, el 11 de septiembre -como consecuencia del confinamiento del barrio de La Inmobiliaria en Torrelavega-, y el 22 de octubre en el Apostolado del Sagrado Corazón de Ceceñas (Medio Cudeyo), en el Sagrados Corazones de Torrelavega (ESO), en La Paz de Torrelavega (ESO y Bachillerato).
Posteriormente fue el turno del IES 8 de Marzo en Castro Urdiales el 17 de marzo y del Colegio Torreanaz de Medio Cudeyo el 29 del mismo mes. Por su parte, previamente, el 12 de febrero, Educación clausuró el edificio central del Centro de Educación Especial Fernando Arce Gómez de Torrelavega (75 alumnos y 28 trabajadores) y efectuó un cribado en el resto del centro.
Respecto a las cuarentenas, sin contar las de los cierres citados anteriormente, del total de 102.525 alumnos, 15.992 se han visto afectados por ellas en algún momento del curso (15,6%). Desglosadas por etapas, en Infantil, Primaria y Educación Especial se han cerrado 690 aulas de las 2.654 totales (25,9%), y de ellas, 587 se han establecido por positivos de alumnos. Esto se traduce en 11.714 estudiantes en cuarentena de un total de 48.907, es decir, el 24%.
Por su parte, en Educación Secundaria (ESO), Bachillerato y FP, así como en otras enseñanzas como Música, Danza, Escuelas Oficiales de Idiomas, Enseñanzas Deportivas y Artísticas, el total de cuarentenas sin contar los cierres totales o parciales mencionados con anterioridad ha sido de 478, de las cuales 443 han sido por positivos de alumnos. Así, estas han afectado a un total de 4.278 estudiantes de un total de 53.618, lo que representa el 8% del total.
En lo que se refiere al profesorado, en Infantil, Primaria y Educación Especial han sido 708 los cuarentenados y en las otras etapas 200, es decir, 908 docentes de un total de 10.218, el 8,9%.
Los datos reflejan que la incidencia de la COVID ha sido baja en el ámbito educativo de la comunidad, que llegó incluso a suspender las vacaciones escolares de noviembre para frenar la expansión del virus, una medida muy controvertida y que fue suspendida por la Justicia, la cual devolvió el periodo no lectivo a profesores y alumnos.
Y es que según el desglose por días, la pandemia no ha supuesto un problema para las clases presenciales, puesto que en ningún caso se ha alcanzado el 2% de aulas confinadas. Durante la segunda y la tercera ola se produjeron los picos más altos, con hasta 42 clases en cuarentena en noviembre (1,58%) y hasta 48 en febrero (1,81%).
“Valoración positiva del curso”
En esta línea se ha mostrado en declaraciones a elDiario.es la consejera de Educación y Formación Profesional, Marina Lombó (PRC), quien ha valorado que el actual ha sido, “sin duda, el curso más difícil de nuestra historia”, en el que, “pese a las extremas dificultades”, se han conseguido los objetivos: asegurar la docencia presencial para todo el alumnado de todos los niveles, etapas y enseñanzas y que los centros fueran “entornos escolares seguros”.
“El curso se ha desarrollado de una manera mucho más positiva de la que nadie preveía el 6 de septiembre y es un éxito de toda la comunidad educativa”, ha subrayado a este medio. Así, pese a que, lógicamente, colegios e institutos han reflejado la situación epidemiológica de cada momento, Lombó ha afirmado que las medidas de prevención y responsabilidad de toda la comunidad educativa han permitido que la transmisión dentro de ellos haya sido “muy, muy baja”.
En este sentido, ha considerado que “uno de los grandes aciertos ha sido la implantación del corredor educativo, que ha funcionado gracias a los más de trescientos coordinadores COVID de los centros, los coordinadores intermedios de la Consejería de Educación y Salud Pública y el Servicio Cántabro de Salud”.
“Ante un positivo en un aula de Infantil y Primaria, se han hecho pruebas a todos los compañeros, y a los contactos estrechos en el resto de etapas, un funcionamiento ágil que ha permitido no solo controlar el virus, sino además dar tranquilidad a los centros y las familias”, ha detallado.
Lombó ha lanzado un mensaje de “sincero agradecimiento” a las familias y alumnado por “su responsabilidad” y a los equipos directivos, docentes y personal no docente de los centros porque “gracias a su trabajo y a su compromiso con la Educación acabamos ahora un curso en el que, pese a las dificultades, se ha continuado con la docencia presencial para todo el alumnado”.
Una situación que no se ha dado en otras comunidades –en la mayoría el alumnado de ESO y Bachillerato ha asistido a los centros buena parte del curso en días alternos– y, especialmente, en otros países, con el impacto negativo que la suspensión de la docencia presencial tiene para el alumnado, muy especialmente para el más vulnerable.
“Que hayamos conseguido mantener los centros abiertos es un logro colectivo, un éxito de toda la comunidad educativa que tenemos que reconocer y por el que debemos felicitarnos”, ha enfatizado la consejera.
De cara al próximo curso, cree que el avance de la vacunación dibuja un escenario “completamente diferente”, que permitirá flexibilizar las medidas, especialmente en exteriores, y que los centros vayan recuperando poco a poco la normalidad. “Después de un 19-20 marcado por el confinamiento, un 20-21 caracterizado por estrictas medidas de prevención, el curso 2021-2022 será por fin curso en el que los centros vuelvan progresivamente a la normalidad”, ha concluido.