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Así tienes que mirar las etiquetas si quieres consumir miel pura de abeja y española

Saber de dónde viene la miel que compramos o si esa miel es pura de abeja sin haberse sometido a procesos de calentamiento es una verdadera prueba de salto de obstáculos.

Hasta cinco países, España, Portugal, Ucrania, Uruguay y Argentina, aparecen en algunas etiquetas como origen de la miel que se compra en un tarro de 500 gramos. Además, al no tener obligatoriedad de indicar porcentajes puede que tan sólo una parte ínfima de la miel sea española.

Las etiquetas tampoco están obligadas a especificar si la miel ha sido sometida a procesos térmicos, de calentamiento o filtrado, por lo cual el consumidor no tiene constancia de que esa miel llegue a él tal y como sale de la colmena.

Pedro Loscertales, responsable apícola de COAG a nivel estatal, lo tiene claro. Si el consumidor quiere tener la certeza de que la miel que consume es española y pura tiene que buscar en la etiqueta “miel origen España o irse al apicultor, porque hay muchísimos apicultores que venden en venta directa, en pequeño comercio, en gran comercio y, por lo tanto, hoy por hoy no es difícil encontrar miel directa del apicultor”.

Cambiar la legislación europea y española en materia de etiquetado es una de las principales reivindicaciones que tiene el sector apícola en estos momentos y ese empeño los ha llevado a protagonizar protestas por todo el territorio nacional.

Piden un cambio en la normativa aprobada el 2020 que, aunque mejora algo la anterior, no es suficiente. “En el año 2020, se definió que en las etiquetas se tenía que reflejar los países de procedencia de la mezcla que se incluía en la miel. Antes, lo que obligaba la legislación era sólo indicar mezclas de mieles de fuera y dentro de la Unión Europea”, señala Loscertales.

La reivindicación actual es que se indique el porcentaje de miel de cada uno de los países que se refiere en la etiqueta, porque puede tener tan sólo 1% de miel española y el resto de otros países, pero España puede figurar en primer lugar y eso puede confundir al consumidor.

“Pedimos también un cambio en el código aduanero de la Unión Europea (UE), en el código que permite prácticas como la que presentamos el informe en 2021, en el cual se veía que es posible que un país como China, introduzca miel en Portugal y el origen China desaparece, de ahí que estemos viendo que en estos momentos siete millones de kilos del año 2022 y cuatro millones de kilos del año 2021, que han entrado en España, no sepamos dónde están”.

Demanda que se ponga freno a esta triangulación, es decir, que la miel cosechada en China e importada por un operador portugués, que se mezcle (y, en su caso, caliente) con miel cosechada en España, puede adquirir el origen España si más del 50% en peso de la mezcla final es miel cosechada en España. “La cuestión de la interpretación de la normativa, por tanto, es compleja y farragosa, pero parece estar influyendo decisivamente en la situación de mercado y etiquetado que llevamos observando meses en el mercado de la miel española. Si una miel cosechada en China e importada por un operador portugués, y posteriormente mezclada con miel cosechada en España, puede adquirir origen España si más del 50% en peso de la mezcla final es española, dicha mezcla podría volver a mezclarse con nuevas partidas de mieles originarias de China confiriendo, de nuevo, el origen España a las subsiguientes mezclas finales”, afirma Pedro Loscertales.

Aprovechar la Presidencia de la UE

El sector apícola quiere aprovechar la próxima Presidencia española de la Unión Europea en el segundo semestre de este año para sacar adelante un cambio en el etiquetado y así lo han reivindicado en las protestas de las últimas semanas. “Ya lo hemos reivindicado en las distintas concentraciones que se han realizado y al Ministerio de Agricultura lo hemos visto receptivo, veremos a ver si lo pone en práctica”, asegura Loscertales.

Además, el representante de COAG apunta que este sector va más allá, ya que la labor de la apicultura no es sólo la producción de miel. “Que tengamos en cuenta que se podrá traer miel de China, de terceros países, pero esa miel no poliniza en España, no deja la labor que hace la abeja en la producción de alimentos, aunque da la sensación de que a quién gobierna, todos los partidos incluidos, esto parece ser que no lo tienen en cuenta”, apunta.

Incremento de coste

El sector se enfrenta además a otros problemas que están poniendo en riesgo la supervivencia de muchos apicultores, entre ellos el aumento de los costes de producción y las cosechas más cortas debido a la sequía.

Actualmente, según este experto, al apicultor le cuesta entre 4 euros y 4,5 euros producir un kilo de miel. En los últimos dos años que se ha pasado de un coste medio de alimentación de 4 euros/ colmena en cada campaña a 19 euros/ colmena, así en una explotación media en España, de unas 500 colmenas, el coste total de alimentación de las abejas ha pasado de los 2.000 euros a 9.500 euros, según los datos de 2022.

Y este 2023 no se presenta mejor: “Tal como vemos la campaña del 2023, donde falta agua en la mayor parte del territorio nacional, quitando el norte, vemos que, para la producción de miel de romeros, tomillos, el campo necesita agua y por lo tanto, esos costes se van a mantener en lo que decíamos, entre 4 y 4,50 hacer un kilo de miel. Se ha multiplicado porque entramos en un otoño muy seco, con mucho calor, y hemos estado alimentado las colonias de emergencia porque si no se morían de hambre hasta final del año, esto se va a mantener y veremos si no hay que modificar los cálculos al alza”, asegura.

En producción, la sequía también va a pasar factura al sector. “De momento, la veo en la línea del año pasado, con un 50% de pérdida cosecha si la situación no cambia, esperemos que venga la lluvia y cambie la situación en la mayor parte del territorio”, asegura.