La insólita Gala de los Premios Goya 2021 ha reconocido el trabajo que tres mujeres castellanomanchegas han llevado a cabo en diversas producciones cinematográficas y que han recibido innumerables muestras de cariño en las redes sociales este fin de semana. Una triple justicia poética a dos días del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, como diría Alejandro Sanz nominado al premio que ganó Rozalén y que él mismo pidió que fuera para ella.
La cantante y compositora albaceteña se alzó como ganadora a Mejor Canción original por el tema 'Que no, que no' para 'La boda de Rosa', Mabel Lozano (Villaluenga de la Sagra, Toledo) hizo lo propio con el Mejor Corto Documental por 'Biografía del cadáver de una mujer' y Ana Rubio (Almansa, Albacete) consiguió el Goya, junto a Mariano García Marty, a Mejores Efectos Especiales por la película 'Akelarre'.
Desde que se les concedió el galardón virtualmente, las redes sociales se llenaron de felicitaciones para las tres, entre ellas las que dejó el presidente regional, Emiliano García-Page, quien señaló que el “tesón” y el “trabajo constante” de Rozalén se ven recompensados una vez más, dio las gracias a Mabel Lozano por “hacer visible lo invisible”, aunque sepa que ella prefiere “más los cambios que los premios”, y alabó el trabajo de Ana Rubio por “las hazañas de ficción llenas de fantasía y licencias artísticas preciosas” que pueden verse en 'Akelarre'.
También, hicieron lo propio el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Francisco Tierraseca, el alcalde de Albacete, Vicente Casañ, o la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, celebraron el galardón de sus paisanas. “El talento toledano y regional es tendencia”, resaltaba la regidora toledana.
Además, estos Premio Goya han dejado otro galardón con sabor castellanomanchego. El director Luis López Carrasco, natural de Murcia y profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha ganado el premio de Mejor Película Documental por 'El año del descubrimiento', donde narra los disturbios producidos por la crisis industrial de 1992 que culminaron con el incendio del Parlamento de Murcia.