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Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

Desvelan que las cuerdas de los arcos y las flechas más antiguas de Europa están en la localidad granadina de Albuñol

Tres flechas neolíticas recuperadas en la Cueva de Los Murciélagos de Albuñol, en Granada

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Un enclave arqueológico emblemático y referente del Neolítico europeo. La Cueva de los Murciélagos de Albuñol, en la costa de Granada, ha suscitado el interés de los investigadores desde que fue descubierta allá por el siglo XIX.

Fue el arqueólogo e historiador Manuel de Góngora y Martínez quien la dio a conocer en 1868 con su libro Antigüedades Prehistóricas de Andalucía. “Es uno de los hitos de la historiografía de la Prehistoria en la península ibérica”, comenta el doctor en esta disciplina, Francisco Martínez Sevilla, gracias a los restos orgánicos hallados en esta cavidad cuyo uso principal fue el de Necrópolis. No suele ser habitual encontrar materiales de hace miles de años como maderas, pieles, fibras o textiles en buen estado de conservación.

“El yacimiento ya fue una sorpresa en el siglo XIX cuando algún investigador de la época no podía creer que aquellos materiales fueran prehistóricos”, comenta el científico y profesor de la Universidad de Alcalá (UAH).

Sandalias y cestillos, además de diversos utensilios de madera pasaron a formar parte de los fondos fundacionales del Museo Arqueológico Nacional. Parte de ellos terminaría después en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada. Las investigaciones realizadas en las décadas entre los años 70 y 90 del siglo XX confirmaron, por primera vez, que se trataba de restos prehistóricos, gracias a las dataciones con radiocarbono.

Ahora la cavidad, de titularidad privada y que todavía no es visitable, es noticia porque se han encontrado los restos de cuerdas de arcos y fechas más antiguos del sur de Europa. El hallazgo forma parte de la investigación multidisciplinar iniciada en 2022 por la Universidad alcalaína con financiación de la Comunidad de Madrid cuya dirección recae en el propio Francisco Martínez Sevilla.

Estudian los restos disponibles, pero también se incluyen nuevas prospecciones en el yacimiento. Desde entonces se han llevado a cabo tres campañas de excavación. “No se había hecho ninguna hasta ahora ya que en el siglo XIX se habían limitado a recoger materiales superficiales”.

Los restos arqueológicos revelan no solo lo sofisticado del equipamiento para el tiro con arco del Neolítico Antiguo en la península ibérica (5300-4900 a.C.), sino la información inédita en el contexto europeo que ha aportado la investigación sobre los materiales y técnicas de fabricación utilizados.

Ya en 2023, explica Martínez Sevilla, un equipo de científicos, liderado por investigadores de la Universidad de Alcalá (UAH) y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) dieron a conocer evidencias de la cestería más antigua encontrada en el sur de Europa, en la misma cueva, datada en hace unos 9.500 años. “Se atribuye a sociedades de cazadores-recolectores, aunque por allí pasaron también los primeros agricultores y ganaderos, hasta llegar a la Edad del Bronce”.

Ahora, tras volver a estudiar los restos conservados en los museos y otros nuevos recién recogidos, con las últimas técnicas de investigación, se ha podido avanzar en el conocimiento del trabajo de los artesanos del Neolítico. “Las flechas se elaboraban con materiales orgánicos, a base de cañas y de madera de olivo silvestre. También las puntas, en las que no había ningún tipo de inserción lítica”.

Además, los investigadores han podido confirmar que las cuerdas de los arcos se elaboraban a base de tendones de animales, en particular de ciervo, cerdo y cabra, algo que hasta ahora era una mera hipótesis. “No sabíamos que lo hacían en esta época prehistórica, hace 7.200 años, en el Neolítico Antiguo. Eso nos permite discernir el conocimiento que sobre la Naturaleza había en aquel momento”.

El estudio ha sido publicado en Scientific Reports (grupo Nature) y forma parte de la tesis doctoral de la investigadora Ingrid Bertin. Los datos se enmarcan en la una amplia investigación dentro del proyecto MUTERMUR en el que participan 15 investigadores de la Universidad de Alcalá (UAH) como el propio Francisco Martínez Sevilla, y miembros del Instituto de Ciencias del Patrimonio (INCIPIT-CSIC), del Instituto de la UAB de Ciencia y Tecnología Ambientales (ICTA-UAB), así como la Universidad de la Costa Azul y el CNRS, de Francia, liderados por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

En la cueva granadina hay también restos humanos, de las inhumaciones, junto a otros cerámicos o de la industria lítica, las herramientas a base de piedra. Es el siguiente paso en la investigación: estudiarlos para extraer conclusiones que se darán a conocer en futuras publicaciones científicas. “En verano seguramente iniciaremos la cuarta campaña de excavaciones”. 

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