DeciDir es un canto a la libertad. Una oda al amor fraternal y al respeto. Un espacio donde podemos conversar sobre todas aquellas cosas que nunca diríamos a nadie. Porque creemos que causan demasiado estridor y quizás los demás piensen que estamos locos. Pero sobre todo porque nunca las hemos conversado con nosotros mismos. Es hora de hacerlo. Hablemos, pues.
Fernando Marín: “El debate de la eutanasia se posterga porque resulta incómodo para algunos”
Fernando Marín describe su profesión de médico como un “compromiso” con los enfermos, pero, en su rol como ciudadano, considera que es un “privilegio” contribuir participando en la Asociación Derecho a Morir Dignamente. El profesional presentó el libro “Qué hacemos por una muerte digna” recientemente en Talavera de la Reina, texto co-firmado también por Luis Montes, presidente federal de la asociación, el periodista Fernando Pedrós y Fernando Soler, secretario de DMD en Madrid. Marín nos recibió brevemente para explicar algunos puntos clave de la publicación, la eutanasia, el debate en España y su situación en el mundo.
¿Cuál es el objetivo de “Qué hacemos por una muerte digna”?
Se trata de conocer cuáles son los derechos que tienen los pacientes en el proyecto final de su vida en la actualidad. Cómo se pueden ejercer estos derechos y qué pasa con el privilegio fundamental de las personas: su capacidad de decidir cómo y cuándo morir. Repasar también su situación en el mundo, y también en España.
Los partidos se han mostrado más bien ambiguos en este sentido en las últimas elecciones, ¿Por qué?
Existe un problema cultural, que es el miedo a la muerte. Dificulta mucho que se pueda planificar y tomar decisiones. Es bastante sorprendente que, en una sociedad democrática se hable de libertades, pero se llegue a la etapa final de la vida sin haber hablado de ello con nadie en muchas ocasiones. Hay una herramienta, el testamento vital, que se usa precisamente para esto, para expresarse de lo que puede ser el futuro. Pero ha tenido muy poco desarrollo. No ha habido interés por las instituciones, por un lado, pero el tabú con la muerte es el principal problema de fondo.
Para los partidos de derechas, el PP básicamente, tiene una sumisión absoluta a la visión de la iglesia católica. El PSOE funciona como una veleta, cuando está en oposición le da importancia, pero lo posterga en gobierno. Sólo IU o Esquerra Republicana, han presentado iniciativas y son los que lo llevan de manera clara en el programa electoral. En el resto tenemos dudas de como llevarían el desarrollo de la autonomía del paciente.
¿Cuál es la situación en España?
La eutanasia es una conducta asumida mayoritariamente por la población como un derecho. Se practica de forma clandestina, dependiendo del médico, lo que, en definitiva, perjudica el proceso de todos los ciudadanos. El código penal pesa como una losa incluso al tomar decisiones que no son ilegales. Todavía hay muchos profesionales que consideran algunos actos ilegales cuando no lo son.
¿Cuál sería una situación ideal?
La de Bélgica. El Congreso de los Diputados hizo pública su propuesta de eutanasia, se fueron poniendo argumentos en la mesa, se retransmitió de manera pública, se creó un debate social y se llega definir una ley de suicidio asistido que es respetuoso. Por otro lado, en España, prácticamente el 80% de la población está favor de la regulación de la eutanasia, pero sigue siendo un debate que se posterga porque resulta incómodo para algunos grupos.
¿Qué pasa con las legislaciones regionales?
Cinco años después, lo que puedo decir de la Ley de Muerte Digna en Andalucía es que no sirve para nada. En el momento en el que se hizo hubo una situación por una defensa falsa contra el hospital Severo Ochoa por actuaciones irregulares. En el caso de la señora de Granada que quería morir y pidió que le desconectaran, murió voluntariamente, la situación social era de bastante confusión. La ley aclaró muchos términos, pero no ha cambiado nada en la práctica. Ni en Andalucía, que es donde ha habido más interés, y menos aún en Navarra o en Aragón, donde no ha servido para nada. En otras comunidades van detrás de ese camino, que es uno fallido. No lleva a ninguna parte. Lo que hay que hacer es una ley de eutanasia, suicidio asistido, y también de cuidados paliativos, pero todo a la vez. No tiene sentido hacer leyes que no pueden suponer derechos, es una ley básica. Mucho menos con el freno del código penal.
¿En qué consiste el testamento vital?
Es un documento en el que una persona expresa su voluntad sobre los cuidados a recibir en el supuesto de que no pueda hacerlo por si misma más adelanta. En un contexto cercano a la muerte o el deterioro extremo, como en el caso de Alzheimer. Así puedes decir que “no quiero que me prolonguen la vida” con ningún tratamiento. El documento se puede hacer oficial en la región, al acudir a una delegación de salud y registrarlo. De este modo es accesible desde cualquier centro sanitario de Castilla-La Mancha.
Sobre este blog
DeciDir es un canto a la libertad. Una oda al amor fraternal y al respeto. Un espacio donde podemos conversar sobre todas aquellas cosas que nunca diríamos a nadie. Porque creemos que causan demasiado estridor y quizás los demás piensen que estamos locos. Pero sobre todo porque nunca las hemos conversado con nosotros mismos. Es hora de hacerlo. Hablemos, pues.