Los animales que se nos acercan… cuando estamos encerrados

Cigüeñas sobrevolando Madrid a una altura mucho más baja y águilas imperiales en zonas no habituales de espacios naturales; focas en la ría de Donostia o ballenas en los puertos de Catalunya. Son solo algunos ejemplos de cómo muchos animales han comenzado a adentrarse con mayor libertad o a modificar parte de su comportamiento en las zonas periurbanas de pequeñas y grandes ciudades. Ahora estamos confinados en nuestras casas por la pandemia de coronavirus, apenas hay actividad de caza, ni podemos visitar el medio natural. La fauna lo ha notado y se nos acerca sin miedo. ¿Qué significa? ¿Qué haremos con esta información cuando regresemos a nuestra vida habitual?   

Hablamos de ello con Eugenio Fernández, naturalista especializado en divulgación faunística, apasionado de los animales y creador del blog Crónicas de Fauna. Explica que en general se está notando cierto cambio en el comportamiento de muchas especies animales debido al retraimiento de los humanos. “El hecho de que haya menos presión y movimiento en todos los aspectos ha hecho que pierdan el miedo. Muchas especies ahora mismo se sienten un poco más relajadas”.

Es algo que él mismo ha podido comprobar desde la ventana de su casa de Madrid, en una zona interior del río Manzanares y al lado de la M-30. Ha visto especies animales que en todos los años que ha vivido allí nunca había contemplado, como un carbonero común posándose en un árbol o una pareja de ánades reales en un jardín urbano, cuando normalmente suelen estar en el río.  Este experto también ha comprobado hace tan solo unos días cómo un par de cigüeñas sobrevolaban la capital a una altura muy baja cuando normalmente lo hacen mucho más alto.

Algunos pájaros han cambiado su comportamiento

Es decir, la fauna “se ha soltado un poquito el pelo y se mueve con más libertad”. Porque se está notando de manera especial en la avifauna urbana: todos escuchamos muchos más pájaros y “no es solo porque tenemos más tiempo para prestar atención” sino que “también ha cambiado su comportamiento y etología”. Recuerda que además estamos en época de cría de muchísimas especies, con lo cual hay un “relajamiento” que también se está reportando en en zonas naturales, lo que hace prever un ‘baby boom’ bastante alto.

Respecto a especies protegidas como el águila imperial, el milano real y otras aves rapaces, que suelen volar muy alto, también considera posible que su comportamiento se modifique y lo hagan de forma más baja y en zonas donde no lo hacen habitualmente.

Todos hemos visto también algunas imágenes y fotografías de animales en ciudades. Este experto naturalista puntualiza que ya antes de la situación de cuarentena se observaba en determinadas ciudades de tamaño mediano y pequeño incursiones de fauna. “Es un fenómeno que  no es nuevo pero sí podemos constatar que con la cuarentena se ha incrementado un poco”. Al margen de algunas fotos y vídeos fuera de contexto, sí que se han visto algunos casos como focas en el río Urumea de Donostia o un oso por un pueblo de Asturias

En el caso de los jabalíes no es significativo porque hay tanta sobrepoblación que llevan años introduciéndose en las ciudades, pero en cuanto a especies herbívoras como corzos y ciervos, se trata de animales “con una presión cinegética bastante importante” y aunque esta no ha desaparecido del todo y sigue habiendo cazadores furtivos y controles poblacionales, “es indudable que al bajar la caza, estos animales se acercan más a las ciudades al ver que no se les acosa tanto por el campo”.

Y si preguntamos por el lobo ibérico, Eugenio Fernández nos explica que no ha habido cambios de forma directa porque es un animal “huidizo” al que le gusta asentarse es espacios aislados y “lo más lejos posible del hombre”. Pero indirectamente “sí que esperamos un beneficio porque en esta época del año las lobas están preñadas y a punto de dar a luz; el hecho de que no haya actividad humana haciendo senderismo o cogiendo motos, para ellas es fundamental. Se prevé una temporada de cría de lobo ibérico bastante buena”.

También en las especies acuáticas se están notando muchos cambios, no solo porque no hay turismo humano, sino porque apenas hay movimientos en las playas ni nos adentramos en el agua con embarcaciones recreativas y “eso los animales lo notan muchísimo”. “Hay muchos vídeos de ballenas que se están metiendo en puertos mediterráneos como en Catalunya. Para ello ha sido fundamental que no se produzca contaminación, ni de residuos ni auditiva”, remarca.

¿Qué debemos aprender?

Pero, ¿qué ocurrirá cuando volvamos a ocupar esos espacios? ¿Qué debemos aprender de todo ello? Este experto en fauna subraya dos conclusiones. “Primero, tenemos que ver qué estamos haciendo a la naturaleza para que huya de nosotros. Desde el momento en el que nos hemos enclaustrado en nuestras casas, hemos visto cómo bulle la vida fuera de nosotros, fluye delante de nuestras ventanas todo lo que no estaba antes, y debe hacernos reflexionar”.

Una segunda conclusión es que debemos fijarnos en que la naturaleza es “agradecida”, es “resiliente, salvo en casos de verdaderos desastres naturales”. “Se recupera relativamente rápido de la acción humana si la dejamos. Es decir, debemos ser respetuosos con la vida silvestre y debemos entender que a poquito que cuidemos la naturaleza, esta lo va a agradecer y nos lo va a devolver con creces”, concluye.