Incentivar el valor de la marca para “dignificar” el precio del Azafrán de La Mancha

El azafrán amparado por esta figura de calidad, la DOP Azafrán de La Mancha, es la única especia de esta naturaleza que dispone, a nivel nacional, de este reconocimiento de calidad. Castilla-La Mancha es la principal región productora de azafrán de todo el territorio nacional, con el liderazgo de las provincias de Albacete y Cuenca. Se le conoce como el “oro rojo de La Mancha” por su alta calidad, junto a la certificación, la experiencia en estas tierras sobre su producción y porque en torno a él hay una tradición desde la siembra hasta la distribución. Pero pese a ello tiene que competir en el mercado internacional, donde el precio del principal productor, Irán, es sensiblemente más bajo.

Para mejorar la situación y “dignificar” el precio de un producto único con gran valor en el entorno rural de hasta cuatro provincias de esta región, la Universidad de Castilla-La Mancha ha elaborado un Plan de Marketing Estratégico para la D.O que pretende incentivar el valor de la marca en mercados nacionales e internacionales. El plan incorpora unas líneas estratégicas que “hay que ir desarrollando dentro del sector para poder detectar aquellas que suponen más posibilidades”. Entre esas líneas estratégicas se recomienda ir hacia la gestión integral de la cadena de valor y los procesos de transformación del azafrán con DO desde la producción hasta el envasado y posterior comercialización. De hecho, tal y como ha asegurado Miguel Ángel Gómez Borja, uno de los creadores del Plan de Marketing, éste es uno de los puntos que ya se están poniendo en marcha.

El documento invita a los agentes de componen el sector a que se adopte una posición comercial que “explote” los activos y aspectos más hedónicos y emocionales del producto relacionados con la tradición, la cultura y etnografía del azafrán manchego. Además de ampliar el espectro de aplicaciones, utilidades y experiencias relacionadas con el azafrán con DO más allá de los usos culinarios tradicionales y plantear nuevas vías y procesos para la distribución del azafrán y aumentar su presencia física en el mercado, ya sea a través de acciones sobre canales tradicionales o a través de la utilización de nuevas tecnologías. Para ello el Plan insiste en la cooperación y participación de todos los agentes que conforman el sector donde también entraría la propia Universidad regional.

Una estrategia a medio plazo

Algunas de las acciones que se plantean ya se han puesto en marcha o, al menos, se han dado ya los primeros pasos para materializarlas. Otras, sin embargo están pensadas para implementarlas en un plazo de 4 o 5 años, ya que la idea “no es una acción inmediata sino ir dosificando una serie de medidas cuyo coste pueda asumir el sector”, advierte Gómez Borja. Y es que, aunque el azafrán tiene muchas cosas a su favor también tiene que luchar con algunos “puntos débiles” que lo caracterizan como tal: es un sector atomizado, compuesto fundamentalmente por pequeños productores, sufre los efectos del cambio climático y hasta ahora “la acción comercia no ha sido todo lo buena que debería”.