“La mutilación genital femenina es violencia de género extrema”
El municipio toledano de Recas es conocido como ‘la pequeña Malí’. Con algo más de 4.000 habitantes, este pueblo en pleno Corredor de la Sagra que linda con la Comunidad de Madrid, cuenta con una población procedente del país africano que ronda las 600 personas, el 15% del total.
Es uno de los puntos de Castilla-La Mancha en los que se ha volcado el trabajo de distintas ONG’s para sensibilizar contra la práctica de la ablación, la mutilación de clítoris de las niñas africanas residentes en la región que se produce cuando viajan con las familias a su país de origen, durante las vacaciones.
Cada 6 de febrero se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero contra la Mutilación Genital Femenina auspiciado por Naciones Unidas y en Recas la comunidad educativa, sociosanitaria y las propias familias “se ha volcado en un trabajo de equipo” para luchar contra la lacra, según explica Médicos del Mundo.
“Hacemos un abordaje con enfoque comunitario en aquellas zonas de la región con mayor población procedente de etnias de aquellos países donde se practica como Recas o Albacete”, explica Idoia Ugarte, vocal de Comunicación de la ONG. Se parte de talleres con las mujeres en los que se habla de salud con la idea de “establecer una red” para prevenir y crear “agentes del cambio” que contribuyan a su total erradicación.
Profesores que se implican en las aulas
En Recas, el Colegio César Cabañas Caballero es un ejemplo del compromiso para prevenir. Allí trabajan directamente con las familias africanas, explica su director Gonzalo Ballesteros. “Les informamos de los riesgos que puede tener en su hija una actuación así, las consecuencias psicológicas y para la salud, y lo que puede conllevar jurídicamente: es un delito de lesiones y se le puede quitar la patria potestad a la familia”.
Y ya en clase, se trata de que la información fluya, sin presiones, para detectar posibles casos. “¿Qué vais a hacer estas vacaciones?”, pregunta una profesora al alumnado. “Voy a visitar a mi abuela a Bamako”, contesta una alumna.
Es entonces, relata Médicos del Mundo, cuando se activa un protocolo que requiere coordinación y participación de todas las partes: la profesora comunica la información a la orientadora y al director del centro. Se cita a la familia de la menor para corroborar la información y explicar, con el apoyo de la mediadora intercultural de Médicos del Mundo, el proceso por el que tienen que pasar antes y después del viaje.
El padre y la madre deberán acudir al centro de salud y firmar un documento preventivo en el que se comprometen a no mutilar a su hija y, al regreso del viaje, permitir que la pediatra revise a la menor para comprobar que no ha sufrido la mutilación.
Ballesteros recuerda el primer caso con cierta ansiedad: “Durante el viaje no se me iba de la cabeza cómo estaría la niña. Cuando vino la alumna enseguida subí a clase y me alivió verla contenta. Después de la revisión de la pediatra nos confirmaron que estaba bien y esa recompensa suple todo el esfuerzo”, cuenta el director de este centro que ya ha evitado al menos seis casos de mutilación en los últimos dos años.
El protagonismo de este colegio en estas historias de éxito es solo uno de los ejemplos del trabajo que Médicos del Mundo coordina en Castilla-la Mancha (sobre todo en las provincias de Toledo y Albacete) y en otras regiones como Navarra, Euskadi, Baleares y Aragón donde forma a profesionales de la educación, a las figuras de orientación de colegios e institutos y a profesionales de ámbito sanitario, quienes indican desconocer cómo abordar esta situación ante la falta de formación en la materia de sus respectivas profesiones.
También es importante la figura de la mediación intercultural, generalmente mujeres -aunque también algunos hombres- de origen subsahariano afincadas en España que median entre las tradiciones más arraigadas de la comunidad africana y el marco social y legislativo del país receptor.
Es el caso de Aisse Dansoko, mediadora intercultural de Médicos del Mundo Castilla-La Mancha: “Un médico te pregunta sobre la marca que tienes en la cara y no sobre la cicatriz de tus genitales. Lo ven algo cultural y les da miedo ofenderte”, explica esta maliense asentada en España desde hace 16 años.
El protocolo regional, un “primer paso” y “arma de defensa de niñas y mujeres”
La actuación de Médicos del Mundo, y también de otras entidades u ONG's funciona con las pautas del protocolo contra la mutilación genital femenina aprobado en 2017.
Tanto la Fundación Kirira como Médicos del Mundo, las consejerías de Sanidad, Bienestar Social y Educación además de la Universidad de Alcalá lo firmaron y hoy se aplica en la región bajo el paraguas de la Ley para una Sociedad Libre de Violencia de Género en Castilla-La Mancha aprobada en 2018.
“El protocolo es un primer paso. No es la panacea porque tendrían que estar más implicados los sanitarios, servicios sociales, educativos…”, comenta la coordinadora de la Fundación Kirira, Estrella Giménez, quien matiza que “es un arma de defensa para niñas y mujeres que residen en la región porque, en teoría, cuando visitan sus países las familias firman antes en España un acuerdo para no mutilar a sus hijas”.
Médicos del Mundo participa también en las comisiones de seguimiento provinciales del protocolo. Idoa Ugarte explica que su organización imparte formación para su aplicación porque un estudio en el seno de las comunidades africanas asentadas en la región ha permitido saber que las mujeres “se sienten juzgadas y culpabilizadas por algo de lo que son víctimas” e insiste en la prevención ya que “la peor de las soluciones es tener que llegar a la denuncia”
Una jornada en Ciudad Real para dar “visibilidad al problema”
Estrella Giménez es fundadora y coordinadora de la Fundación Kirira, con sede en Tomelloso. Este jueves participa en una jornada para impulsar la sensibilización con el fin de erradicar esta práctica reconocida internacionalmente como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
Las jornadas están organizadas por la Fundación Kirira, en colaboración con el Instituto de la Mujer, la Diputación de Ciudad Real y Médicos del Mundo. Se celebra en la Residencia Universitaria ‘Santo Tomás de Villanueva’, cedida por la Diputación Provincial.
“Queremos dar visibilidad a este problema y contar que existe y no solo en el resto del mundo porque lo tenemos más cerca de lo que parece”, señala Giménez.
En la jornada participarán mujeres procedentes de diversos países que viven en Ciudad Real y que han sufrido esta lacra o se han salvado “in extremis” gracias al trabajo de la Fundación, explica. Giménez dará cuenta de la labor que la Fundación Kirira realiza “sobre el terreno” como la experiencia en Kenia, país en el que llevan trabajando desde 2001.
Además, se presentará el documental ‘The Cut’ (El Corte) rodado en Kenia, Valencia o Barcelona y protagonizado, entre otras, por mujeres migrantes que han sufrido mutilación y que han podido reconstruir su cuerpo mediante cirugía. “Hay muchos testimonios y se ve muy bien el problema”.
“Es difícil saber cuántas hay”
Es complicado saber cuántas mujeres viven en Castilla-La Mancha víctimas de ablación o en riesgo de padecerla. “Hay muchas mujeres migrantes que vienen en situación irregular. Es muy difícil de controlar porque pasan por centros de acogida o están de paso hacia Francia. Es difícil saber cuántas hay y este es uno más de los problemas que traen”.
De hecho, sostiene la coordinadora de la Fundación Kirira, “estas mujeres pueden tener ese plus añadido para adquirir el estatus de refugiadas al ser víctimas de mutilación genital que es violencia de género extrema”.
Esta maestra y experta en Cooperación Internacional, en gestión y organización de ONG´s explica que “no todos los países mutilan, tiene más que ver con etnias o con tribus. Depende de cada comunidad. En Gambia o Costa de Marfil se mutila en un 80% de los casos. En otros como Kenia el porcentaje es del 40%. Siempre son cifras aproximadas”.
Se sabe que, en zonas como la Sagra toledana, el Corredor del Henares en Guadalajara o Albacete, se asienta este tipo de población africana. “Pero hay mujeres sensibles al problema en toda la región”.
Por eso hace hincapié en la necesidad de coordinación entre equipos multidisciplinares: sanitarios, servicios sociales, educación para detectar y prevenir. Y, por otro lado, incide en la importancia de la labor de concienciación. “No solo con ellas sino con su familia en origen, que es donde está el problema”.
Y después está el trabajo con quienes ya han padecido la ablación. “Hay muchos temores, se quedan muchas veces traumatizadas o paralizadas. En ocasiones no asocian los problemas que puedan tener a nivel genitourinario con la mutilación”, subraya Idoia Ugarte, que participará en esta jornada para hablar, entre otras cosas, de salud sexual y reproductiva porque “en ocasiones cuando hay complicaciones en el parto o se produce una muerte perinatal tiene que ver con la mutilación de la madre”.
“Trabajamos para que ellas sepan y para que los profesionales de la Sanidad puedan abordar esas patologías con las que llegan sabiendo cuál puede ser el origen” y, en este sentido, lamenta, “no hay formación en las disciplinas de la Medicina o la Enfermería de manera formal. Ahí es donde nosotros actuamos”.
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