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Ossa de Montiel cubre su calle de piedras de memoria para dignificar a las víctimas del franquismo

Remembrance Stones en Ossa de Montiel

Francisca Bravo Miranda

15 de agosto de 2022 20:35 h

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Ossa de Montiel se ha convertido este lunes en la tercera localidad de la Península en colocar 'Remembrance stones', las primas hermanas de la Stolpersteine, que recuerdan a las víctimas del franquismo, no del Holocausto. A partir de ahora en la pequeña localidad albaceteña se recordarán los nombres de siete vecinos de la localidad, gracias al impulso de la asociación Fosa de Alcaraz. Manuel Ramírez es el presidente de la asociación y también el sobrino de Manuel Avilés, alcalde de Ossa de Montiel y panadero, ejecutado por la espalda en Alcaraz el 16 de noviembre de 1939, a los 43 años. “Toda una paradoja, los que defendieron la democracia, fueron acusados de rebelión”, resalta Ramírez.

También se puede recordar ahora el nombre de Cándido Campos, zapatero y que también fue alcalde de la localidad, condenado a muerte por adhesión a la rebelión, a los 64 años de edad; Mariano Vico, obrero y también teniente de alcalde, que estaba ejecutado e Albacete el 12 de agosto de 1942. También condenado a la pena de muerte por auxilio a la rebelión; Juan Márquez Villora, labrador y concejal de la localidad, ejecutado también en Albacete el mismo día que Vico; César Uceda, funcionario municipal y ejecutado en Albacete el 14 de febrero de 1942.

Los últimos nombres fueron Francisco Martínez, carbonero, ejecutado en Albacete el 19 de noviembre y Pedro Mora, obrero, que recibió “varias palizas ”por un miembro del orden público por ir cazar para poder dar de comer a su familia. Las brutales palizas le hicieron marcharse del pueblo.

Epicentro de la memoria histórica

Las 'Remembrance stone' nacen de la misma fundación que impulsa las 'Stolpersteine', del artista Gunter Demnig. Se trata de un proyecto nacido para llamar la atención a quienes paseen y se tropiecen (Stolpen, en alemán) con el adoquín de memoria. Manuel Ramírez, presidente de la Asociación Fosa de Alcaraz, explica que es una iniciativa que quiere poner a la localidad en el mapa de la memoria y que el espacio público forme parte de la dignificación de las víctimas del franquismo. “Es la mejor manera de que quede en la memoria colectiva y que penetre”.

Fue gracias a la disposición de Alejandro Chillarón, alcalde independiente de la localidad, que ha podido salir adelante la iniciativa, afirma Ramírez. “Es algo a resaltar, que siempre ha estado a favor de la memoria histórica”, señala. Y para no olvidar, sobre todo. “Normalmente, cuando una persona fallece en la familia, todo el mundo se entera de lo que ocurre. En la mía no se hablaba de mi tío Manuel, que fue porque me pusieron el nombre”, resalta. “Se generaba una nebulosa de silencio”, recuerda.

Pero, explica, cuando más se esconde, más curiosidad hay. Cuando iniciaron la asociación, su madre rescató los recuerdos de su tío, con lo que pudo investigar en los archivos y se encontraron el sumario. “Hay 13 personas que narran con todo lujo de detalles lo que le ocurrió”, explica. Las 'Remembrance stone', recalca, es para todas las familias y todos los vecinos. “Es defender la libertad de una manera tan sencilla, como se hace en otros países sin levantar ningún tipo de ampollas, una democracia sana que defiende a los que defendieron a la libertad”, recalca. “No queremos que se vuelva a repetir”, resalta.

“También se devuelve la dignidad a las víctimas del franquismo, y a las familias, que hemos sido muy generosas guardando silencio, pero no por eso hay que olvidar que siguen los muertos en las cunetas. Estamos siendo tratados como víctimas de segunda categoría y pedimos ser tratados como cualquier otra víctima. Un respeto que no ha tenido nunca este país. En Alemania nadie se le ocurre decir que sólo se recuerdan a las víctimas del fascismo cuando hay subvenciones”, lamenta.

La carta que recuerda al alcalde

La asociación ha recuperado una carta de Manuel Avilés, fechada el 16 de noviembre de 1949, el mismo día de su ejecución. “Habiendoseme comunicado, que dentro de pocas horas voy a ser ejecutado con el pulso sereno y la conciencia limpia, muevo la pluma para manifestar en estas líneas solo cuantas palabras son precisas para dar el último abrazo a mi querida esposa, mis queridos padres y hermanos”.

Juan Carlos Márquez Villora es el nieto de Juan Márquez Villora, otro de los ejecutados. Su padre, de 82 años aún vive, aunque no ha podido ir al homenaje, pero ha seguido muy de cerca el proceso, tanto de Ossa como de Castilla-La Mancha. “Queremos agradecer al ayuntamiento y a las asociaciones que han participado en todo el proceso. Eso vaya por delante”, recalca. En concreto, a la fosa de Alcaraz y a los Amigos de Antonio Machado, en Albacete. “Sobre todo se trata de dignificar a estas personas que durante la guerra y después de la guerra fueron objetos de unos juicios sin garantías legales que acabaron en condena a muerte”, explica.

“Nos sentimos reconocidos y aliviados y que se ha hecho justicia. En mi casa durante décadas no se habló de este tema, y además estos trabajos no tienen rédito electoral y es algo que requiere de mucho cuidado”, reflexiona Márquez. “Mi padre pensaba que se iba a morir sin localizar la tumba de sus padres y está agradecido, emocionado. Así se recupera la dignidad de las personas”, concluye.

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