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Por el mar corren las liebres...
No vengo a descubrir nada si digo que estamos en plena precampaña electoral. Tampoco si afirmo que son unas elecciones municipales y autonómicas con más incertidumbres que certezas y donde el bipartidismo está más en cuestión que nunca. Ante este panorama, tanto el gobierno regional como el Partido Popular en pleno y todo su coro, se vienen entregando a la difícil tarea de convencernos de lo bien que va esta región y el acierto de sus medidas para salir de la crisis. No es tarea sencilla ya que todas las medidas que han tomado, hasta las que más les gustan, han consistido en recortar y eliminar, sobre todo en derechos y libertades, políticas sociales, servicios públicos y medidas de creación de empleo. También en mandar al paro a miles de trabajadores y trabajadoras. Lo que hay que oír y leer estos días: “Desde el inicio de la legislatura los desempleados encarnan la principal preocupación del Gobierno regional”; y pronto volverá aquello de: “Si buscas empleo vota PP” (Tralará). Ojo, porque frente a esta interpretación, se alinean los dirigentes del PSOE buscando la alternancia a toda costa; no tienen un verdadero programa alternativo y transformador, sobre todo en materia económica y de calidad democrática, que son la madre del cordero, pero si tienen un amor en cada puerto. Una promesa cada día, en cada pueblo y a cada colectivo a su medida, que además no figuran en ningún programa electoral.
...por el campo las sardinas.
El mitin navideño de Cospedal ahondó en lo que para la mayoría social es una verdadera herida abierta que se pretende ocultar. Llevan años escudándose en la herencia recibida, pero llegado este preciso momento en el que la legislatura finaliza, las gentes y los pueblos de esta región constatamos que vamos de mal en peor a marchas forzadas. Afirma haber conseguido durante estos tres años y medio “garantizar nuestra educación, nuestra sanidad y nuestros servicios sociales sin cerrar ni un hospital, ni una escuela, ni un centro de atención para las personas que más lo necesitan” (Tralará).
Sin embargo, como bien han denunciado colectivos de dependientes y diferentes mareas ciudadanas, entre ellas la Marea Naranja, la realidad que vive la ciudadanía castellano-manchega es muy diferente a la versión oficial. Castilla-La Mancha es la región que más ha recortado en Servicios Sociales de toda España, ha recortado más que diez comunidades autónomas juntas, 1.063 millones en total. En este sector se ha despedido a alrededor de 23.000 profesionales en los tres últimos años y se ha dejado a cientos de miles de familias empobrecidas, excluidas y/o dependientes sin ninguna o peor atención. Los presupuestos en Servicios Sociales se han reducido un 70%, la Junta solo ayuda a una de cada 2.000 familias u hogares de la región y a 5.735 personas de las más de 700.000 personas que se encuentran en situación de riesgo de pobreza o exclusión social en Castilla- La Mancha. Se han cerrado 63 escuelas rurales en la legislatura, y despedido más de 5.312 maestros y profesores desde que gobierna el PP. Y en sanidad, si se suman todas las camas cerradas supone literalmente dejar vacío un centro hospitalario del tamaño del Hospital “Virgen de la Salud”, de Toledo, el más grande de la región, así como su intento fallido de cerrar las urgencias de los pueblos.
Y qué tendrá de bueno para esta tierra consagrar la hipoteca del Tajo o construir en la región un basurero nuclear que nadie quería. Otras cosas mejor no las nombran: la corrupción, las tramas de financiación ilegal del PP que llegan a los tribunales, la criminalización de la protesta, la fuga de jóvenes buscando futuro fuera de la región, los cientos de desahucios, las familias pasándolas canutas para poder comer y todo ello acompañado de una reforma electoral para posibilitar un pucherazo en toda regla.
Las crónicas de Cospedal en un año electoral están llenas de fantasías y trucos de ilusionista, con mucha pose y un discurso trabajado, pensado, lanzado para hacer que la gente camine sobre las brasas sin notar el calor. Pero hay una mayoría social abrasada por las políticas de Cospedal y eso no es fácil ocultarlo; es la ciudadanía quien tiene que tomar el mando, el control sobre el relato y posibilitar un cambio político y social profundo a partir de mayo.