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Un paso al frente

Sofía Rodríguez

Activista LGTBI —

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“Puede

que no haya aprendido a aceptar

que escuadrones de moral judeocristiana

con su culpabilidad

nos seguirán por tierra, por el aire

y sobre todo por amar.“

El Poeta Halley, Love Of Lesbian

He querido comenzar este artículo con parte de una de las canciones de mi grupo favorito. Escucho a Love Of Lesbian desde hace tiempo pero no por el nombre, aunque igual algo tuvo que ver.

Hola, me llamo Sofía y soy lesbiana. Mis amigos de universidad dicen que si tuvieran que buscar una frase para definirme cuando nos conocimos, sería esa. Gracias a todes por haberme hecho partícipe de vuestro “quemar el armario”.

Pero vamos a lo que hoy nos toca, es 26 de Abril, día de la Visibilidad Lésbica. Este 26 de Abril no es como otros. Es la antesala de un futuro incierto y, hoy más que nunca, las lesbianas nos jugamos mucho en este país.

Tras años de reivindicación, lucha, lecturas y debates, una afronta este día con la sensación de estar frente a una sociedad que aún no entendió nada. Y digo no entendió nada porque somos muchas las que hemos ido identificando en nuestro día a día situaciones de exclusión, violencia (psicológica o física), lesbofobia, etc que a ojos de nuestras compañeras y amigas no existían. Y no existían por una razón, el pensamiento heterosexual (hay que leer a Wittig, Fefa Vila, Gracia Trujillo y Paco Vidarte más que seguir los TL de quienes se nombran voceras o voceros del activismo).

La sociedad tal como la conocemos hoy se nos presenta ya dada desde discursos que han sido elaborados por hombres cishetero (blancos, clase media alta…). Es una sociedad machista, patriarcal y… Heterosexual. Desde que nacemos aprendemos modos de relacionarnos que subyacen de ese pensamiento, nos obligan por tanto a reprimir nuestros deseos.

Y, ¿en qué me afecta todo esto como mujer lesbiana?, en TODO. La mujer lesbiana, la bollera, la torta, ha sido invisibilizada durante siglos baja la etiqueta AMIGA. Cuando dos mujeres iniciaban una relación, todo podía taparse con esa etiqueta y así parecía que el deseo de una mujer hacia otra mujer nunca existía. Y nosotras, ingenuas, dejamos que todo aquel juego se perpetuara hasta nuestros días. Porque, la comodidad que me aporta esa invisibilidad para guardar mi vida privada es ¡estupenda!, ¿verdad? Error.

La privacidad, lo privado, lo personal. Lo personal es político. Aquí está la clave. Durante años hemos estado escuchando aquello que nos hacía pensar que igual ciertas situaciones que podían generarse en nuestros espacios privados, debían tener una respuesta desde lo público, lo político. Pero en el entramado del pensamiento heterosexual las lesbianas no existimos, pertenecemos a lo privado, somos amigas.

Pues bien compañeras, es el momento de alzar las voces y denunciar con fuerza la lesbofobia, las situaciones de violencia en parejas de lesbianas (ya sea física o psicológica), porque existen y nos dañan. Nos daña también nombrarlo y que la sociedad nos devuelva incredulidad, rechazo o incluso risas. Y, ¿sabéis por qué nos devuelve esa respuesta? Porque si las lesbianas nos organizamos y tomamos el espacio público-político, tenemos la capacidad de poner en cuestión toda una estructura dominante que sólo sirve para mercantilizar cuerpos, deseos y afectos.

Nuestros cuerpos muestran el deseo prohibido que escapa al control del pensamiento dicotómico que plantea la heterosexualidad. Nuestros afectos también están cargados de erotismo, pero no para satisfacer al hombre que mira la pantalla, si no para satisfacer a la mujer que enciende nuestras noches.

Somos el cuerpo, el deseo, el afecto que pone en jaque la moral judeocristiana. Por eso hoy, celebra, lucha, canta. Y recuerda, el domingo está a la vuelta de la esquina. De nosotras depende que quienes representan escuadrones que pretenden perseguirnos, por tierra mar y aire, lo consigan o no. De nosotras depende amar libres, en la casa, en la cama y donde nos dé la gana.

“Puede

que no haya aprendido a aceptar