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“Es una paradoja que se siga construyendo vivienda nueva en un territorio que se despuebla”

Cartel de 'Se Vende' en una vivienda (Europa Press)

Carmen Bachiller

En los municipios de Castilla-La Mancha de menos de 100 habitantes, un 75.56% de las viviendas o están vacías o son secundarias, es decir, no se habitan de forma habitual. Es uno de los datos del censo de Población y Vivienda 2011 que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Si hablamos de municipios entre 101 y 500 habitantes ese porcentaje también es alto (65,04%) y aunque algo menos abultados pero también considerables lo son si hablamos de pueblos entre 501 y 1.000 habitantes (54,86%), de 1.001 a 2.000 (47,77%), de 2.001 a 5.000 (43,16%).

En 2011, el número total de viviendas en Castilla-La Mancha ascendía a 1.244.941 (en el conjunto de España esa cifra era de 25.208.622). Y del total de viviendas, 457.425 o estaban vacías o eran segunda vivienda. Es decir, un 36,74% de ese patrimonio residencial estaba siendo infrautilizado.

Serán algunos de los datos que el arquitecto y urbanista Tomás Marín pondrá sobre la mesa en I ENCUENTRO COAs Zonas Despobladas ‘Arquitectura, Urbanismo y Patrimonio. Desafíos y oportunidades’ que se celebra en Brihuega (Guadalajara) este sábado, organizado por el Colegio de Arquitectos de Castilla-La Mancha.

“Los porcentajes de vivienda secundaria y vacía, es decir, infrautilizada, en los pequeños municipios de la región son altísimos”, apunta el arquitecto. El problema en Castilla-La Mancha es mayor que en el conjunto de España (el porcentaje es inferior, con un 28,26 % sobre el total) aunque la situación castellano-manchega no es la única. “En Castilla y León es aún peor”, dice Marín.

El encuentro de Brihuega, cabecera de una de las comarcas de Guadalajara que sufre despoblación (La Alcarria) tiene carácter técnico y tiene como objetivo analizar y debatir junto al resto de colegios de la España interior el proceso histórico de la despoblación y sus consecuencias sobre el patrimonio arquitectónico.

Tomás Marín sostiene que “la jornada la pide el momento” aunque de la despoblación, apunta, se lleva hablando “unos años”. En su opinión, “no es solo un problema de los pueblos, sino de todos” y cree “fundamental” el debate porque “estamos obcecados con algunos temas que solo son una parte del problema como la falta de servicios”, pero hay otros que “son más difíciles de explicar y menos llamativos desde el punto de vista político o periodístico que también influyen”.

Planteará en su ponencia dos aparentes paradojas con las que se encuentran los arquitectos y urbanistas cuando trabajan en la llamada ‘España vacía’. El arquitecto y urbanista califica de “serio” el problema del grandísimo patrimonio de viviendas construidas e infrautilizadas. “La burbuja que nos ha llevado a construir tanto se ha acabado y ahora nos encontramos con muchas casas y no sabemos qué hacer con ellas”. Y lo que es peor, dice, es “una paradoja que se siga construyendo vivienda nueva obligatoriamente en un territorio que se despuebla”.

Quiere “llamar la atención sobre este problema” y también poner el foco en otra realidad. “Aunque todos sabemos que se trata de municipios demográficamente regresivos, seguimos obligados por la ley y la inercia administrativa a redactar y tramitar instrumentos de planeamiento que solo tienen sentido en situaciones de expansión urbana”.

La perversa tendencia a crecer y a “pasar la pelota” urbanística a los ayuntamientos

Tomás Marín lamenta la tendencia en el planeamiento urbanístico español que aboca “por ley y por costumbre administrativa” al crecimiento residencial. “Somos el único país de Europa en el que todas las entidades locales están obligadas a redactar un plan municipal, y la filosofía de nuestra legislación urbanística está orientada al crecimiento”. A eso se suma un largo proceso burocrático que, en ocasiones, termina por dejar obsoleto el plan urbanístico antes de ni siquiera haber entrado en vigor

El caso es que la propia dinámica de los ayuntamientos en este sentido ha cambiado, apunta. “Se han dado cuenta de que no llegamos a ninguna parte haciendo tantas casas y empieza a ser habitual que los propios ayuntamientos presenten planes que renuncian al crecimiento, para sorpresa de las comunidades autónomas, que por inercia siguen aplicando criterios que solo tienen sentido cuando se pretende seguir urbanizando y ocupando más territorio”.

A Marín no le parecen suficienes las recientes modificaciones de normas urbanísticas para facilitar la construcción en pueblos pequeños. “Al final son parches porque a lo mejor no hace falta que cada uno de estos pueblos tenga un instrumento específico que tenga que hacer cada ayuntamiento”. Y por eso apuesta por establecer modelos de planeamiento urbanístico como el francés.

“Debe ser una reglamentación genérica que regule cómo hacer las cosas, por ejemplo, en toda la comarca de la Jara al completo y no pueblo a pueblo. ¿Por qué tenemos que tener planes distintos si los problemas son los mismos y todos nos tenemos que adaptar al medio ambiente, a los incendios forestales o a lo que nos dice la confederación de aguas?”.

En su opinión, este papel debe jugarlo la Junta de Castilla-La Mancha y lamenta que “se pase la pelota” a los ayuntamientos que apenas tienen recursos. “La ley plantea que cada pueblo tenga su plan de ordenación municipal, le largan al ayuntamiento la cuestión y sin recursos se tiene que enfrentar al problema del medio ambiente”.

El arquitecto y urbanista incidirá, además, en las actitudes de los que salieron en busca de una vida mejor y que ahora vuelven al terruño, de los antiguos agricultores reconvertidos en propietarios de suelo, de la incultura financiera y la pasión por el ladrillo de la clase media española, del romanticismo rural, del papel de los periodistas, intelectuales y gobernantes además de “tratar de encontrar las lógicas perversas que se esconden detrás de las dos paradojas” que abordará en su ponencia.

Además, hablará de “actitudes alternativas más sostenibles y adaptadas a la realidad, cada vez más necesarias para garantizar el equilibrio territorial y un futuro para nuestros pueblos”.

Una jornada con cuatro ejes de debate

La jornada tiene cuatro partes diferenciadas que van desde los ciclos históricos de ocupación del territorio, a lo largo de los últimos siglos, el papel de la Ordenación del Territorio como elemento para definir de proyectos y estrategias a corto, medio y largo plazo, la conservación de la arquitectura, el patrimonio y el paisaje como valores fundamentales a preservar y finalmente las reflexiones generales e intercambio de experiencias y propuestas.

Por la jornada pasarán, en un primer bloque, Mercedes Molina Ibáñez, catedrática de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid , Luis Antonio Sáez Pérez, director de la Cátedra de Despoblación de la Universidad de Zaragoza y profesor en Economía Aplicada.

Y en un segundo bloque Izaskun Villena, arquitecta y presidenta de la Fundación Re‐habitar, Tierra de Campos que trabaja en los municipios de Fuentes de Nava y Paredes de Nava (Palencia), la también arquitecta Amelia Santana Sánchez que expondrá el estudio y trabajo desarrollado y presentado a la Diputación Provincial de Guadalajara, denominado Repoblación Villas de España, José Antonio Flores Soto, doctor arquitecto por la UPM que participa en Grupos de Investigación de Patrimonio, Paisaje, Documentación Gráfica y Construcción Agroforestal, además del propio Tomás Marín.

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