Perros que “echan una pata” para ayudar a mujeres víctimas de violencia machista

Que la intervención social con perros tiene unos efectos inmejorables sobre los seres humanos es algo que está más que demostrado desde hace décadas. En colectivos vulnerables, en situaciones de exclusión social, en personas con diversidad funcional y en las personas mayores, las terapias con estos animales, y con otros como caballos, se han demostrado como una de las mejores herramientas para mejorar el bienestar tanto de los humanos como de los canes. Ahora, su proyección quiere llegar hasta las mujeres que han sufrido violencia machista y así se hará en Ciudad Real mediante un programa piloto del Ayuntamiento junto con la empresa Psicoanimal. El nombre de este proyecto de acompañamiento emocional es “Échame una pata”.

Se trata de un programa de seguridad y atención a través de perros de protección pero que también busca empoderar a las mujeres en los cuidados y la educación canina. La concejala de Igualdad, Ana Belén Cachón, lo ha presentado junto con ‘Mani’, uno de los perros formados por Psicoanimal, la empresa que se hará cargo de formar a los animales y también a las mujeres seleccionadas.

El objetivo del proyecto es doble: la protección de estas mujeres y también la de los animales abandonados, fomentando su adopción y búsqueda de un hogar idóneo para ellos. Desde el Centro de la Mujer de Ciudad Real se seleccionará cinco mujeres que puedan y quieran participar. Tras un primer paso, se observarán los primeros resultados y se actuará conforme evolucione.

Desde Psicoanimal, Javier Flores, psicólogo e interventor, pone en valor cómo el objetivo general es “fomentar y mejorar la calidad de vida y el bienestar de las mujeres” a las que va dirigidas este programa, algo que nace del vínculo con el perro y de su interacción con él.

Por su parte, Guadalupe Gallego, educadora social y guía de las intervenciones asistidas con animales, recalca que el programa se basa en el aprendizaje-servicio, un proceso formativo en el que, a través de las intervenciones con el perro, se genera “un espacio de seguridad y confianza” donde se van a trabajar conceptos tanto de gestión emocional de las propias mujeres como de la educación canina.

 “Es un programa bidireccional, donde se ven beneficiadas tanto las mujeres como los perros. Hay un montón de animales que están en entidades de protección animal y cada día se acumulan más y necesitan una salida”, explica esta educadora social. De hecho, precisa que las intervenciones están basadas tanto en la inteligencia y equilibrio emocional de la mujer como en la de los perros que se van a educar “para que haya un vínculo y un equilibrio en esa convivencia futura”.

Queremos aprovechar los conocimientos que tenemos para empoderar a las mujeres

Durante el confinamiento y el estado de alarma, cerraron todos los programas que Psicoanimal tenía en marcha. Ahora que vuelven a retomarlos, han decidido aprovechar su dilatada experiencia con los perros para diversificar sus acciones, en este caso con las mujeres que han sufrido violencia machista. “Queremos aprovechar los conocimientos que tenemos para empoderar a las mujeres, para que pasen de ser cuidadas a cuidar. Muchas de ellas están debilitadas emocionalmente y es importante fortalecerlas mediante el apoyo y acompañamiento de animales”.

De todo ello forma parte la gestión emocional. Educar a un perro, sentirse cerca de sus emociones “ayuda a erradicar sentimientos de culpa”, a “sentirse fuertes, protagonistas y a tomar las riendas de sus vidas”. Así, al pasar de un rol a otro, se proporciona comunicación asertiva y la victimización se reduce. Al final, las mujeres pueden optar por introducir a estos perros en su hogar o por servir de apoyo para fomentar y publicitar su adopción.

Desde Psicoanimal concluyen dejando claro que todos los programas que llevan a cabo, independientemente del grupo con el que trabajen, buscan el bienestar de las personas, pero siempre “en equilibrio” con el beneficio para los animales.