El Pleno de Villarrobledo votará poner plazo a la alcoholera para su traslado definitivo
El próximo pleno del Ayuntamiento de Villarrobledo (Albacete) votará una moción en la que el Grupo Socialista pide poner una fecha límite para que la empresa alcoholera ‘Viuda de Joaquín Ortega’ finalice por completo su traslado y reubicación definitiva en el polígono industrial situado en la carretera de Barrax. Así los socialistas, que gobiernan este Ayuntamiento en minoría, pretenden zanjar la polémica suscitada por la “lluvia de ceniza” y que a 31 de diciembre de 2018 la empresa ya no tenga actividad en las instalaciones ubicadas en el barrio de San Antón de la localidad. “El plazo está dentro de esta legislatura”, tal y como ha contado a esta redacción el alcalde de Villarrobledo, Alberto González.
“Nosotros estamos en minoría en Villarrobledo por lo que necesitamos que el resto de grupos levante la manita en este sentida”, dice el alcalde que añade: “entiendo que el apoyo del concejal de Se Puede Villarrobledo (SPV) y el de Izquierda Unida lo tendremos, creo yo”.
Ante esta invitación, el concejal de Se Puede Villarrobledo, Mario de la Ossa, ha mostrado su malestar porque, por un lado, ha conocido de la existencia de dicha moción a través de los medios de comunicación y, por otro, lamenta el hecho de que haya que esperar un mes a que llegue el Pleno Ordinario sin que el tema de la alcoholera se aborde como una cuestión urgente. Además, ha comentado que SPV ya presentó su propia moción en la que se solicita el inicio de la tramitación necesaria para judicializar el asunto y el plazo para la empresa se reduce a un año para completar el traslado. Según ha asegurado intentarán llegar a un acuerdo para que se apruebe su propuesta.
Habrá que esperar hasta el 24 de febrero, fecha en la que está prevista la próxima sesión ordinaria del Pleno de la localidad albaceteña para saber si, finalmente, se le pone un plazo de traslado definitivo a la empresa y qué plazo es.
Una traslado que dura ya muchos años
Corregir los efectos ambientales que una industria de la magnitud de la alcoholera, señalada como causante de la lluvia de ceniza en Villarrobledo, es una batalla que desde su Ayuntamiento se lleva librando alrededor de dos décadas.
Siendo alcalde de Villarrobledo Pedro Antonio Ruiz Santos, actual delegado de la Junta en la provincia de Albacete, ya se establecieron medidas para trasladar a siete kilómetros una balsa contaminante de una empresa en Villarrobledo, mientras que el 29 de noviembre de 2004 se aprobó un Plan de Actuación Urbanística para solucionar la lluvia de ceniza de la alcoholera, recalificando unos terrenos para que se produjese el traslado. Eso no sucedió. Las instalaciones de la antigua empresa se quedaron donde estaban, la planta siguió funcionando y fue entonces cuando la Junta de Comunidades sancionó a la empresa con más de 336.000 euros por tres infracciones ambientales.
Tanto Ruiz Santos como el actual alcalde de Villarrobledo coinciden en señalar que el problema llegó en 2011, cuando el PP gana las elecciones, y comienzan cuatro años de mandato en los que “no se hace nada” para que la empresa finalice su reubicación en la carretera de Barrax.
El día a día de los vecinos del barrio donde se ubica la alcoholera
Ramona Díaz es directora del Centro de Educación Infantil y Ludoteca ‘Caramelos’ y miembro de la Asociación de Mujeres Empresarias de Villarrobledo (MAEVI). Hace ya 29 años que abrió el centro y contempla la situación con la preocupación de un problema no resuelto a pesar del paso del tiempo. “Abrí la guardería con 21 años en esta zona que era donde había más niños”. Desde entonces nada ha cambiado. “Estamos cansados. Imagine no poder sacar a los niños al patio. Es impresionante”.
“Entiendo que de la fábrica salga humo pero ¡qué te caiga ceniza!...”, lamenta para asegurar que su negocio se ve perjudicado. “Tenemos una fachada muy bonita que hemos pintado de color oscuro porque ya sabemos el problema que hay. Siempre está todo sucio”. El patio se pintó este verano y “ya está todo negro. Es una pena. ¡Te da una vergüenza!...”. Friega todos los días la parte decorada con baldosas antes de abrir. “Los niños salen a las 10 y se manchan de negro, de todo lo que cae”.
Lo peor, comenta, no es la suciedad “sino lo que estamos respirando. El otro día lo comenté en Facebook. Llegué a la guardería, baje del coche y era irrespirable”. Recuerda que hace unos años en el pueblo se recogieron firmas. “La gente dice que se pusieron unos filtros, pero yo no lo sé, y estuvimos unos meses sin humo”. La historia se repite cada cierto tiempo.
Ahora, y tras la campaña iniciada por Podemos Villarrobledo y la moratoria de dos años del Ayuntamiento a la empresa para completar el traslado, los ánimos están renovados entre los 6.500 afectados del barrio de San Antón. Habrá que esperar, quizá hasta finales de 2018, para conocer el desenlace.