Valor ecológico y gran calidad para ser el mejor aceite de oliva

Casas de Hualdo nace de la reforma de la fina La Ventanilla en la localidad toledana de El Carpio de Tajo. En 1996, el empresario español Francisco Riberas planta 300.000 olivos, que gracias a las condiciones favorables de la zona logran producir aceitunas ideales para la producción de uno de los productos estrellas de la dieta española. Pero el proyecto de Casas de Hualdo tardaría todavía en empezar: su éxito, sin embargo, no se hizo esperar mucho tiempo. Los primeros aceites de la producción se comenzaron a comercializar en 2010. Ya en 2011, el proyecto recibe múltiples condecoraciones.

“Para nuestra empresa que un jurado muy especializado nos diga que vamos por el buen camino es muy importante: nosotros buscamos un producto de mucha calidad”, señalan desde Casas de Hualdo. La Junta de Comunidades premió al proyecto en la edición 2016 de los Premios Gran Selección en la categoría de 'Aceite de oliva virgen extra de calidad diferenciada', al ser parte de la Denominación de Origen Protegida de los Montes de Toledo. Esta D.O.P se encuentra en una zona de gran valor ecológico, donde conviven especies protegidas como el lince o el águila real.

Los aceites de la zona tienen una calidad que se ha llegado a considerar “extraordinaria”, debido a que las condiciones del clima y del suelo son muy propicia para el cultivo del olivo. Esta es una de las ventajas que reconoce el proyecto de Casas de Hualdo y también una de sus herramientas para lograr que la Comunidad Autónoma “saque pecho” y ponga en valor la importancia de su aceite de oliva.

Y es que en la producción de aceite de oliva reside un problema: “estamos tan acostumbrados que parece que todos los productos son iguales, pero premios como los Gran Selección dejan claro que hay ciertas producciones que son mejores que otros”. No es la primera vez que la Junta reconoce los productos de Casas de Hualdo. “Para nosotros es importante esta difusión y el respaldo que nos ofrecen estos premios”, aseguran.

El proyecto relata que uno de sus objetivos, y también una de las normas de la empresa, es buscar la excelencia “en cada paso” del proceso productivo del aceite de oliva virgen extra. Las condiciones, coinciden, son “muy buenas”, pero no suficientes. Y es por eso que se encuentran en un proceso constante de mejoría de sus instalaciones y del manejo de los olivares. “Las condiciones de cultivo son privilegiadas, nuestra finca es extensa y tenemos diversas variedades: estas variables nos ayudan a una producción de buena calidad”.

Destacan también que la almazara que usan es de “última tecnología” al igual que las herramientas con las que cuentan para cuidar el producto. Pero también está el equipo detrás del proyecto: “son jóvenes, con experiencia y comprometidos en el mundo del cultivo del olivo y de la extracción del aceite”. El proyecto también quiere destacar su compromiso con la diversidad natural, que se ve reforzado por la situación geográfica de la finca.

El reto no es pequeño. De hecho, señalan que es más bien fuera de España donde encuentran más interés por el producto. “Aquí hay muchísimos aceites, es más difícil hacerse notar en este mercado”. En este sentido, explican que ya están presentes en 25 países y que la cifra va creciendo año tras año, lo que también forma parte de la expansión de la cultura del aceite de oliva. “El público fuera de España tiene mucho interés y valora cada vez más la calidad de los aceites. La respuesta es clara”, concluyen.