“Reducir la deuda se consigue como en casa: dejas un poco para lo que pueda pasar”
Es poeta, escritor, experto en gestión cultural, amante del vino, senador y coleccionista de mayorías absolutas desde que fue elegido alcalde de Valdepeñas hace 15 años. Jesús Martín es uno de los alcaldes más carismáticos de Castilla-La Mancha y un ‘alma libre’ dentro del PSOE. Apenas se calla nada y más de una vez se ha enfrentado al partido para defender sus políticas municipales. Su último hito ha sido que la Ciudad del Vino haya conseguido reducir su deuda hasta en un 60% y mantener una tasa de paro por debajo de todas las medias. Pero ahora siente que ha llegado el momento de reflexionar: “Ni en 20 vidas podría pagar todo lo que he vivido. Haber nacido en una familia de clase media, en un pueblo más o menos conservador por su poder adquisitivo, dada mi condición de homosexual y que haya ganado cuatro mayorías absolutas, no podré pagarlo nunca”
En unos meses abandonará la Presidencia de la Denominación de Origen de esta población, una de las más famosas de España y tras impulsar la marca vinícola ‘Valdepeñas Excellent’. Y en Navidad decidirá si vuelve o no a presentarse como alcalde. “No será mi voluntad, sino una decisión política”. Así nos lo cuenta:
Tras cumplirse tres años de su revalidación de nuevo como alcalde, la reducción de la deuda ha sido un hito muy importante. ¿Cómo lo ha hecho?
Cuando yo llegué aquí me encontré un presupuesto de 21 millones de euros y 19 millones de deuda, es decir, suponía un 110%. Hemos reducido esa carga financiera en un 60%, o dicho de otra manera: ahora mismo, si esto fuera una empresa y hubiera que liquidar, cada ciudadano debería solamente cinco euros, y cuando yo llegué debía 20 euros. Cuando estaba todo el ‘boom’ inmobiliario, yo me pasaba todo el día firmando convenios, entraba de golpe un millón de euros por un contrato urbanístico, y el que entonces era el interventor municipal me decía que esto era como una beca, no era un ingreso estructural. Lo que hicimos fue no derrochar, ir acumulando y eso nos ha permitido en estos últimos cuatro años y pese a la Ley Montoro tener un presupuesto con el que hemos podido ir haciendo inversiones, una media de 6 millones cada año.
Al final esto consigue igual que cada uno en su casa: ganas tanto, gastas tanto y dejas un poco para lo que pueda pasar. Durante los años del Gobierno anterior en que se recortó por ejemplo la ayuda a domicilio, hemos podido seguir pagándola a pulmón, y aquí nadie se quedó sin ella. Lo mismo cuando se rompieron los convenios con la Junta para la guardería, los centros de mayores y la escuela de música. En total, el Ayuntamiento está soportando unos 600.000 euros cada año de competencias que son de otra Administración.
¿Y al mismo tiempo se ha podido reducir el desempleo?
Valdepeñas tiene una peculiaridad. El paro ha llegado en la comunidad autónoma hasta un 29% , en la provincia hasta un 26% y en esta ciudad nunca ha subido de un 17%. Es de las ciudades que menos paro ha tenido. Hay que tener en cuenta que esta ciudad vive mucho de la agricultura, y hay una demanda de mano de obra muy estacionada pero que se mantiene en el tiempo. También nos hemos comprometido con los planes de empleo, máxime ahora que la Junta los ha recuperado, y que han creado en la ciudad casi 600 contratos cada año. Ambos factores ya han hecho que el porcentaje actual, un 14,5%, sea más bajo que el nacional, el regional y el provincial. Y luego tenemos una peculiaridad demográfica. Nosotros llegamos a tener un 11,2% de inmigrantes y hemos bajado casi a la mitad porque han retornado a sus países, pero no hemos bajado la demografía en los últimos ocho años. Todos los inmigrantes han sido restituidos por ciudadanos de la provincia que vienen de los campos de Montiel y Calatrava, a establecerse para siempre, a trabajar en todas las dotaciones de prestación de servicios que tenemos.
Con estos datos y con su poder vitivinícola ¿qué papel cree que cumple Valdepeñas dentro de las grandes ciudades de Castilla-La Mancha?
Es indudable que tiene un valor añadido, muy elevado, que es la viticultura. Tenemos la mayor bodega de Europa, el centro logístico del trigo y del aceite, o la empresa Tecnobit haciendo microchips para la inteligencia artificial, por poner un ejemplo. Por un lado están las grandes empresas, pero luego también hay un gran conglomerado de pequeñas y medianas empresas, que junto con el pequeño comercio han hecho que no haya un gran crack durante la crisis. También es fundamental la situación geográfica y su ubicación en el eje de la A-4. Todo eso hace que la ciudad haya podido sostener el envite de los últimos años con la crisis.
Pasando al vino, ¿hasta cuándo ocupará la Presidencia de la Denominación de Origen ‘Valdepeñas’?
Estoy ahora mismo en interinidad. Se ha abierto un proceso de renovación de la Junta Directiva y cuando culmine tendrán que nombrar a un nuevo presidente. Ahora lo tenemos todo un poco parado: estamos en julio, la vendimia vendrá adelantada y no puedo irme en mitad de la campaña.
¿En qué punto se encuentra el proyecto para crear la marca ‘Valdepeñas Excellent’?
Está en un trámite muy avanzado. Hay un pliego de condiciones donde el Consejo establece una serie de requisitos para el vino que quiera llevar el plus añadido de ‘Cxcellent’ y que tienen que ver con el origen de la uva, la temperatura o la antigüedad. Y también estamos pendientes de un estudio sobre el suelo encargado a la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Hasta que no lo tengamos no sabremos la calidad de los nutrientes de las parcelas que se pueden incorporar al pliego. Todo ello generará una pequeña revolución en la historia de la Denominación de Origen que nos va a quitar los complejos a los de dentro y los prejuicios a los de fuera.
¿A qué complejos se refiere?
Pues por ejemplo, la comercialización funciona muy bien y somos de las pocas DO que no generamos excedente ni vendemos a granel. El tema está en que la marca ‘Valdepeñas’ se sitúo en la línea de la alimentación y no ha querido ni ha podido hacer un esfuerzo de elevar esos vinos a la restauración de una manera generalizada. Hay que darle el valor añadido que la historia ya nos aporta pero también hay que aplicárselo al producto para que el consumidor vea que en calidad-precio somos imbatibles. Y para todo ello trabajamos en la marca ‘Excellent’.
Inundaciones, EDUSI y Cerro de las Cabezas
Uno de los problemas históricos de la localidad es el de las inundaciones. Después de la última de hace semanas, usted anunció que el Plan de Tormentas se ejecutaría, incluso sin ayudas europeas porque no está incluido en los fondos de Desarrollo Urbano Sostenible (EDUSI). ¿Cómo se está trabajando en ello?
Hemos puesto en marcha el Plan de Tormentas sobre todo en los últimos tres años, que ha funcionado espectacularmente. La noticia de las últimas inundaciones es que no había noticia. Llovió menos que en otras ocasiones porque hemos invertido hasta 18 millones de euros en enterrar colectores. Hemos cerrado el ciclo del agua, y somos la única localidad de Castilla-La Mancha premiada por la sostenibilidad de los recursos hídricos. Ese plan se va a terminar, le quedan 7 millones de euros y no tendríamos problema en cuanto a solvencia crediticia. Hasta ahora no se ha ejecutado porque la zona que queda afecta a la zona norte sobre casco antiguo consolidado. Hay una media de 100 fincas afectadas a las que les estamos quitando parte de su jardín y empresas a las que quitamos parte de su aparcamiento. De esa cifra, con 80 de ellos no hay ningún problema, pero en 20 casos estamos en proceso de expropiación forzosa y no podemos entrar a enterrar los colectores bidireccionales mientras que no se solucione. Con la EDUSI lo habríamos hecho antes porque se habría tenido que acelerar, pero estamos trabajando en ello y se ejecutará, aunque ya la parte añadida es un plus de seguridad.
En cuanto a los proyectos que sí se encuentran en la Estrategia Europea, ¿cuáles son los más importantes?
Hemos conseguido 7 millones de euros, de los cuales el 20% los pone el Ayuntamiento, con proyectos a tres años. Uno de los proyectos más importantes es que vamos a quitar también todas las calderas antiguas de gasoil y sustituirlas por gas en los colegios, por lo que supone para la eficiencia energética.
¿No se sustituirá por biomasa, ahora que hay una Estrategia regional?
Todavía tengo que ver más estudios y proyectos sobre biomasa, pero nosotros ya cambiamos el calentamiento de la piscina cubierta con biomasa y nos está dando muchos problemas. Todavía no es una tecnología suficientemente desarrollada para que sea eficiente. Además, lo vamos a cambiar en nueve colegios, donde gastamos 220.000 euros en su calentamiento, así que cuando hagamos la inversión, buscaremos la mayor eficiencia posible con el menor riesgo, aunque genere un gasto estructural añadido cada año.
La acrópolis del Cerro de las Cabezas es uno de los mayores atractivos de la ciudad. ¿Qué planes de futuro hay para este emplazamiento?
Queremos recuperar el albergue del yacimiento, que es el único puramente ibérico que existe de la península, ya que no fue colonizando por ninguna otra cultura después de la íbera. Hay un convenio firmado con 15 universidades que vienen todos los veranos a hacer excavaciones y estamos trabajando con la Consejería de Educación y Cultura para ver si conseguimos, antes de que acabe el año, incluirlo en el catálogo de parques arqueológicos.
¿Tiene intención de que Valdepeñas se declare como ciudad libre de circos con animales?
Tenemos una propuesta aprobada, pero, como con todo aquello que no está legislado, no deja de ser una exposición de voluntades. La legislación no lo permite y si yo denegara la instalación de un circo, estaría cometiendo un delito. Entonces, ese gesto lo hemos tenido pero no quiero engañar a los ciudadanos: los ayuntamientos que lo regulan, lo hacen solo de forma simbólica. Cuando esté la legislación regional sobre bienestar animal, lo podremos hacer.
Esta ciudad fue la primera en pronunciarse contra la minería de tierras raras de la empresa Quantum. El proyecto fue finalmente rechazado, pero ¿le ha pasado factura?
Probablemente sí, pero me da igual. Lo que no podía permitir es que vinieran unos señores a abrirme un hoyo como un campo de futbol, mover la tierra, lavarla con agua después del esfuerzo ciudadano que hemos hecho por la optimización del recurso, llevarse la riqueza del mineral y dejarme aquí una tierra muerta que tardaría cien años en regenerarse, con un daño incalculable a la fauna y a la flora. Aquí el proyecto era horadar media sierra… ¿cómo se repone después una montaña, con una escombrera? Hubiera ido hasta donde hubiera tenido que llegar.
¿Apoyaría una ley contra la minería de tierras raras?
Totalmente. O la apoyaría con el matiz de que generara un valor añadido de empleos y de desarrollo para la ciudad. Aquí hemos vivido toda la vida de la agricultura y de la caza y eso nos ha dado lo que somos. ¿Se puede vivir mejor de otra manera? Podríamos estudiarlo. Lo que no vale es que venga alguien a explotar mi recurso y la riqueza se la lleve a otro lado. A lo mejor la ley lo que tiene que regular es que allí donde vaya a hacerse, es donde debe generarse toda la riqueza, no toda la explotación. A lo mejor ahí podemos sentarnos a hablar.
Es usted alcalde de Valdepeñas desde hace 15 años. ¿Volverá a repetir?
Buena pregunta. Vuelva a preguntarme en Navidad.
Alguna decisión tendrá más o menos tomada…
Lo que le diga, voy a mentirle a usted y me voy a mentir a mí mismo. Tengo pensado tomar una decisión en Navidad que va a venir muy condicionada por cómo se mueva el mapa político nacional, que se adelanten o no elecciones, que veamos el contexto en la comunidad autónoma. Con humildad lo digo: quiero ver si mi figura como cabeza de cartel puede ayudar o dar un plus al Gobierno regional. Yo soy lo que mi partido me ha hecho. Si ahora mismo, con las encuestas o con lo que percibimos de la ciudadanía, se llegara a la conclusión de que estando yo fuera del cartel, hay un riesgo, me lo tendría que plantear. Por lo tanto, lo estoy condicionando a las circunstancias.
¿Es una decisión política, entonces?
Sí, no va a valer mi voluntad. Es más, si me preguntaran si lo dejaría, diría que sí. Yo creo que 16 años es un tiempo más que prudencial, una experiencia que no pagaré aunque viviera 20 vidas. Haber nacido en una familia de clase media, en un pueblo más o menos conservador por su poder adquisitivo, dada mi condición de homosexual, una ciudad que como tantas otras tenía sus prejuicios, y que haya ganado cuatro mayorías absolutas, no podré pagarlo nunca. Pero eso también me lleva a un compromiso de responsabilidad de no tirar la toalla.