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La resituación de Nacho Vegas

Han pasado más de tres años desde la publicación de “La Zona Sucia” (2011), anterior disco de Nacho Vegas, y durante ese tiempo, además de las giras y conciertos, el músico asturiano publicó el EP “Cómo hacer Crac” (2011), ha participado en las actividades de Fundación Robo (http://www.fundacionrobo.org/), ha realizado un homenaje musical al cine de Mike Leigh y ha colaborado con artistas como Pauline en la Playa o el siguiente paso en el proyecto Lucas 15.

He realizado este repaso porque llegados a este punto, con el lanzamiento de “Resituación” nos encontramos ante otro punto más de inflexión en la imprescindible carrera artística de Vegas. Lo que supone, con matices discutibles, el alejamiento del rock y de sus referentes musicales predominantes en sus anteriores trabajos para acercarnos a un cancionero popular que bebe de fuentes de diversa procedencia. Ejemplo: “Un día usted morirá” nos transporta en un viaje musical hasta Family vía Joe Crepúsculo. En global, queda constancia del viraje en las melodías, en la instrumentación escogida y en el hallazgo de mayor número de versos con querencia por el coro y ritmo. En cambio, a nivel lírico sigue ofreciendo sus estructuras y recursos narrativos particulares, su peculiar sentido del humor y sus historias de personajes públicos y anónimos en lugares con nombres propios. Quizás sea el disco en el que más presente aparezca Gijón y su relación de amor y odio, expuesta en “Luz de agosto en Gijón” o en la ya conocida en directo “Ciudad Vampira”, aquí con colaboración de Mursego.

Otra de las características de la obra es su labor de relato presente y por tanto, de la situación social, económica y política que sufrimos. Se ha multiplicado, al ser más grave, un factor que se comprobaba desde hace tiempo, cuando por ejemplo aparecieron “Canción de Isabel”, “Cómo hacer crac” o “Canción desde palacio #7”. Aquí se manifiesta en forma de denuncia de la corrupción y desigualdad (“Polvorado”), llamada a la movilización (“Libertariana song”) o a la simple ilusión (“Runrún”).

Los puntos álgidos del disco son dos canciones sobresalientes, “Adolfo Suicide”, tonada stoniana que puede funcionar como nexo de unión con el rock que acostumbraba en “El Manifiesto Desastre” (2008) y “Rapaza de San Antolín” una magistral carta de admiración a Lorena Álvarez, tan bien hilvanada que contagia emotividad. Lo que hace que “Resituación” no llegue a ser un paso definitivo comparable al resto de su discografía es que el sencillo de presentación y el tema que cierra el álbum, los cuales podrían ser dos de sus pilares básicos parecen canciones incompletas, faltas de remate, desdibujadas. En conjunto, estamos ante un buen disco, que evoluciona favorablemente con cada calmada escucha.